Está enredado mal, cada partido juega peor. Solo Huracán puede «alcanzar» su paupérrimo nivel en el Clausura. Se mantiene último y no se vislumbra una posibilidad para pensar que abandonará esa posición. Es un momento muy malo y ayer lo ratificó ante Racing. El partido se mostró como tal nada más que quince minutos, justo cuando Racing lo sorprendió con una contra (increíble que haya sucedido), todos a contrapierna, Fideleff fuera de lugar, Mateo (cada vez juega peor) mirando a Toranzo y Schiavi casi se mata tratando de cortar el pase a Gutiérrez, quien encaró y definió con maestría ante Peratta. Ahí terminó el partido.
Si bien pudo haber empatado Sperduti con un zurdazo por arriba del arquero Fernández, Racing con tres toques ponía un hombre en situación de gol. A favor de Newell’s jugó que Hauche tuvo una mala noche para la definición. También que el árbitro Gabriel Favale se apiade del rojinegro y no cobre un penal por mano de Cristian Díaz, y otro (hace uno por semana) de Mateo agarrando en el área. Además Lema, bien expulsado, le rompió la cara a Schiavi de un codazo. Detalles, nada más, que sirven para clarificar las razones de su último lugar.
Es difícil analizar la situación de Javier Torrente, sin dudas que no le encuentra la vuelta. O no lo entienden, plantó dos líneas a de cuatro y lo sorprendieron de contra en el arranque del partido. Casi como una defensa de su trabajo tiene realmente poco para elegir. Algunas piezas que han sido fundamentales bajaron mucho el nivel. Schiavi y Mateo, por ejemplo, Bernardi (ahora en el banco), Sperduti que ya no asusta a nadie por la derecha. La guardia vieja está en baja, notoria. Y los nuevos no llegan en el momento indicado y solo agregan problemas. Quedan cinco fechas, la gente pide pibes, y estos cuando entran se muestran impotentes. Torrente prefería grandes, y tampoco fue una buena idea de su parte. No queda otra que esperar el final, y mejorar cuanto antes un plantel que mete miedo (a sus hinchas, claro).