Por José Odisio
Las señales de alerta de encendieron en el Parque. La derrota amistosa 1 a 0 ante Mazatlán trajo preocupación, en especial por el nivel de juego mostrado por la Lepra. Y si bien las sirenas aún no suenan fuerte, a nueve días del inicio del torneo Clausura, Newell’s dejó abierto muchos interrogantes, más de los imaginados.
La principal preocupación no pasa por el resultado. A esta altura es lo que menos importa. La señal de alerta se encendió a los 33 minutos, cuando Darío Benedetto salió del campo de juego con una molestia. Tal vez fue precaución, posiblemente sea así, pero el Pipa no estará el domingo en el último amistoso previo al debut y ese no era el plan de Fabbiani.
Mucho más si se tiene en cuenta que Cocoliso González se quedó en Rosario recuperándose de un problema en la rodilla, y el juvenil Gigena mostró que aún le falta, fallando y gol imposible. Incluso el Ogro lo sustituyó en el complemento, sin importar que había ingresado a los 33 minutos.
En cuanto al partido, entre el calor, el pésimo estado del campo de juego y una pretemporada que aún pesa en el cuerpo, la Lepra encontró buenas excusas para jugar mal. Apenas algunos chispazos de Banega, sin tanta compañía, que pusieron en la cabeza de Herrera una chance concreta de gol, que entre el arquero y el travesaño impidieron.
Algunas corridas de Herrera, un trabajo prolijo de Luca Sosa y Cuesta en defensa, y las ganas e imprecisiones de Jacob fueron lo único para mencionar. Poco, muy poco.
Lo mejor fue Barlasina. El arquero tuvo tres o cuatro atajadas destacadas, para entender que detrás de Navas hay futuro. Lo malo es que esa posición está más que cubierta con Keylor y las necesidades pasan por otro lado.
El gol de Mazatlán, con un remate de Benedetti al ángulo, imposible para Barlasina, fue un acto de justicia para un partido pobre en el desarrollo.
Pudo empatarlo Gigena, pero falló donde el nueve debe ser una garantía de gol. Falta gol, faltan jugadores en ataque. No hay dudas.
Fabbiani definió jugar con línea de tres con la inclusión de Luca Sosa y con Tomás Jacob y Alejo Tabares como carrileros. Y el doble cinco con Fernández Figueira y Banega. El once inicial fue con William Barlasina; Luciano Lollo, Luca Sosa y Victor Cuesta; Tomás Jacob, Ever Banega, Fernández Figueira y Alejo Tabares; Luciano Herrera, Darío Benedetto y Gonzalo Maroni.
Luego cambió a un 4-4-2, pero con más pibes de los que el propio entrenador pretende. Y poco cambió.
Ganar o perder es un detalle. Jugar bien o mal, no. Y Newell’s dejó muchos interrogantes en ese sentido. Y para colmo Benedetto salió con una molestia. Todo mal.