Y un día Newell’s ganó. Demoró más de lo pensado, generó bronca en los hinchas, e incluso obligó a un cambio de entrenador. La victoria se postergó demasiado y empezó a provocar descontento y descreimiento en los hinchas, que a esta altura afrontaban con pesimismo cada partido del equipo. Pero Burgos hizo un semblanteo rápido de la situación, propuso unos cambios tácticos y de nombres algo resistidos aunque efectivos. Y en la noche del sur bonaerense llegó al 3-1 ante Lanús. Para festejar por un buen rato.
El Newell’s de Burgos lejos está de enamorarse de la pelota. Por el contrario, la idea del entrenador es esperar con orden, dejar que el rival proponga, y salir rápido de contra. Con esa fórmula de laboratorio, poco vistosa, la Lepra se paró con un 5-4-1, donde Maxi quedó como un media-punta solitario, incómodo y sin mucho para aportar.
Lanús jugó con paciencia, sabiendo que el hueco podía aparecer por los costados en alguna de las subidas de Negri o Cacciabue. En un juego de ajedrez muy claro, el partido se hizo poco vistoso y con los arqueros como espectadores.
Pero Newell’s se tentó en ataque, salió a presionar intuitivamente mucho más alto de lo propuesto por su entrenador, y el Granate vio la chance de lastimar. Salió rápido en el medio y De la Vega metió un pase preciso a Orozco, que le ganó a Cacciabue y puso un centro atrás que capitalizó el eterno José Sand.
En desventaja, la táctica inicial de Burgos parecía no tener más sentido. Aunque el DT optó por mantener la calma y la idea, sabiendo que el partido podía dar-le alguna chance.
Y ahí está una de las virtudes que por ahora muestra el equipo del Mono, la efectividad en ata-que. Genera poco, anota con alto porcentaje. Insinuó con un par de subidas de Negri, con Cristal-do amagando a hacer algo, y ganó un córner en el cierre del primer tiempo. Maxi ahí sí fue útil, y el laboratorio de Burgos volvió a mostrar una fórmula para llegar al gol. Todos los cabeceadores en el primer palo, para poner nervioso al rival. La Fiera tuvo la precisión para poner la pelota en esa zona y De la Vega en su afán por despejar, peinó la pelota, que dio en el travesaño y encontró al Churry debajo del arco para empatar el partido, casi impensado.
En la segunda parte Newell’s cambió. Otro equipo, otra actitud, otra postura ofensiva. Laterales lanzados al ataque y mayor participación de Maxi, que retrocedió a la zona de gestación para darle más juego al equipo. Y dio resultado.
Casi anota Cacciabue, tras un desborde de Negri, indescifrable para el rival. Y enseguida Abal no cobró un claro penal tras manotazo de Morales a Cristaldo dentro del área chica.
Newell’s no se desanimó, aunque Aguerre tuvo que responder ante un mano a mano de Orozco y un cabezazo de Orsini. Y llegó al gol. Cristaldo bancó de espaldas y provocó otro desborde de Negri, que sacó un centro preciso a Cacciabue, casi una réplica de lo sucedido ante Huracán, aunque esta vez el remate del Aviador encontró una primera ataja-da con el pie de Morales, aunque en el rebote el lateral-volante puso el 2-1. Premio a esa búsqueda iniciada en el segundo tiempo por el equipo de Burgos.
Cristaldo le puso potrero al partido, lo hizo calentar a Belmonte y Lanús se quedó con diez. El partido le ofrecía un nuevo guiño a Newell’s, pero no estaba definido. Mucho menos para un equipo que aún no había ganado en el año.
Pero era el día para la Lepra, el del triunfo tan demorado. Y en una salida de Aguerre se construyó el tercero. Maxi encontró un rebote y habilitó al incanzable Negri, que de primera tocó para Cristaldo. Y el Churry, con inteligencia, asistió a Cacciabue, quien llegó a la carrera y anotó por duplicado para un 3-1 a esa altura casi decisivo.
Triunfo de Newell’s, tan demorado como festejado. En el momento justo, para revitalizar ánimos, empezar a creer en una idea y sacarse de encima una mochila pesada a una semana de iniciar la participación de la Sudamericana. ¡Vale Mono!
La previa del partido
Newell’s no tiene chances reales de clasificar entre los cuatro primeros, pero que Germán Burgos diga que contra Lanús se juega una final no está mal. Afrontar cada partido como si fuera el último, como si la victoria fuera la única alternativa válida, es el mensaje del DT desde que llegó. Y más allá de las formas, cuestionadas por algunos hinchas, la realidad es que la Lepra aún no ganó en el año y necesita de un triunfo para reforzar una autoestima que está por el piso.
Tres jugados, tres empatados. El currículum inicial del ciclo Burgos no desborda de optimismo, aunque al menos frenó una tendencia derrotista que parecía inmodificable. El Mono no puede hacer magia, eso está más que claro. Nadie le puede exigir que el equipo corra como nunca cuando la preparación previa fue un desastre.
Hoy los únicos reproches pueden pasar por las formas, por esa idea inicial de juego de Burgos que aparece como poco vistosa, más bien rústica y básica, alejada a la historia leprosa.
En tiempos de sequía de triunfos, en un año donde la Lepra aún no pudo ganar, todo vale. Más adelan-te, con tiempo de trabajo y puesta a punto, se podrá cuestionar o no el estilo Burgos.
Hoy la necesidad es ganar y el DT apuesta a hacerlo alejando lo más posible el riesgo del arco de Aguerre y apostando a pelotas paradas, laterales largos con gente alta en el área y a correr mucho. Por eso Scocco está en el banco, casi como un desperdicio futbolístico y en cancha tampoco está Alexis Rodríguez.
Newell’s, o en realidad Burgos, tiene tres objetivos a corto plazo. El primero es ganar, con urgencia. El segundo es preparar de la mejor manera al equipo para una Copa Sudamericana que arranca en diez días y ya tiene rivales y fixture. Y el tercero es el Clásico, ni más ni menos.
Y mientras espera para ver si puede recuperar para esos partidos a Mariano Bíttolo, Franco Escobar, Santiago Gentiletti o Julián Fernández, por ahora intenta consolidar un once inicial, bajo un es-quema 5-3-2 o 3-5-2, aunque con la posición de Maxi Rodríguez y los dos atacantes también podría ser 3-4-3 o 3-4-1-2.
Sin importar fórmula futbolística, la realidad es que el DT prefiere poner a tres zagueros atrás, porque además aportan desde lo ofensivo, y prioriza a los que están mejor desde lo físico para esa exigencia que pretende.
Lanús no aparece como el partido más sencillo para intentar la primera victoria. Lejos de eso flojo rendimiento en la Copa Maradona, donde incluso Newell’s lo derrotó dos veces, el Granate marcha segundo en el grupo y aparece como un equipo más consolidado. Una complicación más para un Newell’s al que le cuesta afirmarse.
Tras este partido, la Lepra jugará con Patronato en el Coloso, en lo que será la última chance de acomodar el equipo de cara al debut en la Sudamericana, que será en Brasil, con un viaje a Goias que ya aparece como complejo.
Por eso el choque con Lanús tiene mayor trascendencia. Porque como dice el propio Burgos cada partido es una final. Y la realidad es que las finales hay que ganarlas, aunque este Newell’s por ahora no puede. Tampoco pierde, lo que no es poco aunque suene a conformismo barato.