Bronca. Impotencia. Un empate bancado con orden y entrega, que pudo ser triunfo por cómo se había presentado el partido. Otra vez los árbitros. Una vez más fallos perjudiciales en contra de Newell’s lo privaron de ganar. Pasó con Unión, se repitió con Huracán. Y fue 1-1, porque Hoyos atajó en el cierre un penal que pudo dejar a la Lepra vacío.
Newell’s planteó el partido como lo hace siempre. Caminó por la cornisa en cada salida desde el arco de Hoyos. Es la idea de Heinze que ya está incorporada en los jugadores. Sin importar si el rival presiona alto, como lo hizo Huracán, la Lepra nunca renunció a jugar la pelota desde el piso. Y así fue construyendo su juego, con Sforza muy activo pivoteando las salidas y Martino dúctil y preciso por su sector. Y así llegó al gol, aunque en las repeticiones televisivas será un grito de pelota parada.
Salió Newell’s con riesgo desde Hoyos, movió la pelota con riesgo de un lado a otro, y cuando encontró un hueco, disparó a Martino como extremo para obligar a Sauro a cometer falta cerca de su área. Centro preciso de Ferreira y cabezazo de Recalde en el área chica para estirar su buena racha con la red y adelantar a la Lepra.
El Ducó pasó a ser un hervidero. Los hinchas empezaron a pedir la cabeza de todos, dirigentes, jugadores –con Sauro como principal objetivo- y obviamente de Battaglia.El partido se puso favorable a Newell’s en todo sentido. Y eso se vio reflejado en la cancha, con el Globo sufriendo y la Lepra disfrutando.
El error de Newell’s fue no liquidarlo. Como sucedió en la fecha pasada ante Unión. Tuvo una chance clara Aguirre, pero pareció amedrentarse al ingresar al área y su remate al cuerpo de Chaves quedó en un intento pobre de gol. Y cuando el primer tiempo se moría, un poco de descuido y otro de mala fortuna dejó el partido igualado.
Huracán metió la pelota al área con un par de centros, pero no prosperó. Newell’s no la pudo alejar y Torrent tuvo un envío al área más. Y el centro tuvo un leve desvío en el intento de despejar de cabeza de Sforza y descolocó a todos. Y Mazzantti madrugó a Mosquera para poner el partido como al inicio, en tablas.
En el inicio del complemento, Lobo Medina que amagaba con ser protagonista del partido pasó a ser actor principal. Al minuto expulsó a Martino, tras una falta fuerte que merecía amarilla. Ahí llegó el recuerdo de la amonestación del primer tiempo al lateral leproso, que sólo el árbitro entendió por qué lo hizo en una jugada que el ex Talleres incluso se fue con marcas en el brazo de los botines del rival.
Con uno menos, Heinze sacrificó a Sordo y reconstruyó un 4-4-1 con Pittón. Recalde siguió corriendo hasta que Vázquez le metió un pisotón de roja. Pero ni Falcón Pérez en el VAR ni Lobo Medina entendieron que era roja. Inexplicable. El paraguayo debió dejar la cancha por la falta y Newell’s, lleno de bronca, aguantó cerca de Hoyos. Fueron muchos centros, algunos más peligrosos que otros. Hasta que un intento de despeje con la cabeza de Mosquera le dio en la mano. Lobo Medina no dudó en sancionar penal. Pero la justicia, que no siempre rige en el fútbol, hizo que Hoyos le adivinara el remate a Hezze y bancara el 1-1. Casi lo gana en dos contras la Lepra, pero Giani decidió mal ambas veces. Y para que la bronca sea completa, tras el final, el árbitro echó a Sforza por su protesta justificada. Y si bien el empate tiene méritos, el enojo con los arbitrajes no permite que la Lepra lo sienta así.