Movilidad. Presión en el campo rival. Buen trato del balón. Paciencia. Evitar el pelotazo. Rotación de los volantes. Poner mucha gente cerca del área rival. No hay dudas que la idea de Gerardo Martino de a poco va tomando forma. Y la victoria amistosa 2-0 ante Liga Alajuelense de Costa Rica dejó buenos indicios al respecto. Aunque también amplió la duda de saber si se puede jugar sin un nueve.
La presentación de Maxi Rodríguez era la excusa perfecta para que el Tata pusiera en cancha el equipo que tenía en mente para debutar ante Independiente. A excepción de Pablo Pérez, que ayer no estuvo por una molestia muscular, el resto del equipo se asemeja al que el entrenador piensa para el estreno en el torneo Inicial. Y más allá de que hay mucho por mejorar. Hubo buenos indicios.
Obviamente el rival no es un parámetro como para sacar conclusiones definitivas. Liga Alajuelense se mostró como un equipo con limitaciones, con el desparpajo de los equipos centroamericanos, que buscan tratar bien el balón pero con carencias defensivas y ofensivas notorias.
En el inicio el local se paró 4-1-2-3, con Maxi Rodríguez como volante interno por izquierda y Lucas Bernardi más tirado a la derecha. Tonso jugó como extremo derecho, Figueroa se movió por izquierda y Sperduti de ‘nueve’.
Newell’s fue dueño de la pelota, en especial cuando el circuito pasaba por Bernardi, Figueroa o Maxi. Pero todo este dominio se diluía al entrar al área rival. La Lepra llegó mucho, pero inquietó poco. Sperduti nunca pudo ser un delantero punzante, inclusive falló en un par de situaciones desde una posición favorable. Sólo cuando el balón estuvo en contacto con Maxi el riesgo fue real. La más clara fue un remate rasante que devolvió el arquero y en el rebote Tonso no pudo empujarla.
Con Guzmán como un espectador más, Newell’s siempre buscó. Sin renegar a la idea del Tata. Y el gol llegó por jerarquía individual. Figueroa armó una buena jugada y habilitó a la Fiera que en dos movimientos se acomodó y mandó el balón a la red.
Después hubo cambios y todo se desvirtuó. Inclusive el segundo gol tuvo como mérito un buen desborde de Casco, pero Vangioni le pegó tan mal que engañó al arquero.