A veces los técnicos deciden el destino de los partidos antes de jugarse y otras lo hacen con sus ajustes durante el desarrollo. Ese buen ojo, que requiere también de personalidad y no está exento de riesgos, es una virtud de Sanguinetti. Una vez más el DT leproso modificó el resultado final moviendo el banco. Y Newell’s consiguió un triunfo valiosísimo en una recta final donde dejar puntos con Patronato hubiera sido un pecado.
Newell’s no le esquivó a la obligación de ganar que se le presentaba en la previa el partido. Presión alta, extremos bien ofensivos sin pensar en la marca, más un Castro que intentaba ser el conductor del juego. Fiel al estilo de Sava, Patronato se debatía entre la postura lógica de defenderse en el Coloso y salir a jugar como pregona su entrenador. Y entre tanta confusión mental, la Lepra encontró espacios para lastimar. Pero falló en la puntada final, en una noche que arrancó pifiada para Juanchón García, quien le erró al arco dos veces desde una posición donde los relatores generalmente se llenan la garganta de gol.
El Rojinegro se fue desinflando. Castro laguneó demasiado, Panchito estuvo más en el piso que firme y la pelota se fue alejando del área de Mansilla. El apuro pasó a ser protagonista. Y en ese contexto a Newell’s no le fue bien. Sava tal vez no haya estado a gusto con ese juego frenético con pelotazos y desprolijidades, pero a su equipo le permitió equilibrar el duelo.
El partido tuvo además una circunstancia que pudo desestabilizar a Newell’s. Se lesionó Macagno y tuvo que debutar el pibe Herrera, que el jueves ni siquiera estaba concentrado.
Como es habitual Sanguinetti no demoró los cambios. Adentro Sordo, Reasco, Sforza y Giani para intentar despabilar al equipo. Newell’s quedó parado 4-2-4, sin interlocutores en el medio. El pelotazo pasó a ser una constante, pero no era mala idea.
La Lepra abrió más la cancha y empezó a ponerle dudas a la defensa visitante. Movedizo Reasco, molesto e inteligente; punzante Sordo y productivo Giani. Fernández y Lema empezaron a empujar de atrás y llegó el gol, consecuencia lógica de esta movilización hacia el área rival.
Centro al área, buena descarga de Reasco y mejor remate de Sordo para depositar la pelota en la red y hacer explotar al Coloso. El delantero hizo quedar bien a Sanguinetti, que otra vez supo corregir el partido con los cambios. Incluso con el que no provocó, porque Herrera impidió el empate en un mano a mano que resolvió con el pie en una atajada digna de Champions.
Newell’s se apoderó de un triunfo que en la previa parecía sencillo y luego se hizo complejo. Pero la Lepra está con buen aura y todo parece llevarlo a buenos finales. Y por ahora eso alcanza para que reserve su pasaje a cuartos.