Otra derrota y ya son seis partidos sin ganar. Newell’s no puede levantar cabeza, ni siquiera en un partido donde por momentos puso a River contra las cuerdas. La diferencia de jerarquía marcó diferencias y no alcanzó con que Scocco cumpliera con su cuota de gol ante el Millonario. Y el 4 a 1 final suena injusto, ilógico para un partido que fue parejo por muchos momentos, pero el Millo se lo llevó cuando se lo propuso.
Newell’s tuvo un inicio de partido impensado. Salió a buscarlo y en la primera contra de River, Romero expuso a Lema y De La Cruz apareció en soledad para vulnerar a Aguerre y poner el 1 a 0. Mazazo al mentón para tumbar a cualquiera. Mucho más a un equipo con resultados adversos en el lomo.
Fue ahí que la Lepra tuvo que decidir. Y no tuvo dudas. Fue a buscar el empate sabiendo que los rapiditos de River lo podían lastimar. Tuvo coraje, algo que nadie puede reprocharle al equipo de Gamboa. Y River se dio cuenta que ese gol inicial no era una ventaja para estar tranquilo.
Newell’s buscó, y tuvo chances. Bíttolo reventó el pecho de Armani; Comba no tuvo convicción para empujar un centro rasante de Sordo y Armani ahogó el gol; y Castro remató desde buena posición y el cuerpo de Díaz impidió el festejo. Las chances estaban, pero en los pies equivocados.
Es que con River, el verdugo es claro. Las estadísticas, a veces caprichosas, en este caso no mienten. Y si hay alguien que sabe anotarle al Millo es Ignacio Scocco. Nacho llegó al partido con 7 goles convertidos a River, y ahora son ocho. Nacho tomó la pelota, midió distancia y con un zapatazo bien direccionado puso el merecido empate.
La igualdad no frenó ímpetu. Este Newell’s de Gamboa vive en la cornisa, prefiere arriesgar para ir por la victoria aunque abajo se exponga. Y hubo un par de revolcones de Aguerre para sostener el empate.
El segundo tiempo tuvo un rato para que Newell’s lo ganara. La buena presión alta permitió generar tres chances de gol. Y falló Nacho, en un mano a mano de esos que pocas veces erra. La tocó suave y la pelota no quiso entrar. También fallaron Comba y Castro. Y de tanto perdonar, River lo hizo pagar.
Primero hubo fortuna, para que un remate intrascendente de Angileri le quede a Álvarez para el 2 a 1. Y luego la jerarquía definió el partido y puso el marcador demasiado lejos para un partido que hasta el tercero de Carrascal era muy parejo.
Pero este Newell’s transita un momento de inestabilidad grande y con rivales como River, las fallas se pagan con goles. Y jugar 60 minutos de igual a igual con el mejor equipo de Argentina no alcanza. Porque los partidos duran noventa y con una derrota digna no alcanza.