Perdió Newell’s. Se equivocó mucho y River se lo hizo pagar con un 4 a 2 que no admite discusiones. Mal planteo de Bidoglio, errores individuales y diferencia de jerarquía -se sintió la ausencia de Maxi- fueron un combo mortal. Duro porrazo. Y chau invicto.
Bidoglio se cebó. La racha invicta y el triunfo ante San Martín lo entusiasmó. Le sacó presión por el resultado y se animó a parar una formación demasiado ambiciosa. Reemplazar a Maxi era imposible, pero apostar por Fydriszewski fue osado. Newell’s se tentó y lo pagó caro.
River enseguida encontró facilidades para atacar por afuera. Ferreira y De la Cruz contra Nadalin, Mayada frente a Bíttolo. Y esa zona vulnerable gestó el primer gol. Córner, cabezazo libre de Martínez Quarta y gol. Como en otros tiempos no muy lejanos la Lepra sufrió de arriba. Y a los 3 minutos estaba abajo.
River se entusiasmó con lo que veía. Era fácil atacar, la defensa rival se mostraba frágil. Y el partido entró en zona millonaria. Por eso no sorprendió el segundo. Desborde perfecto de Mayada, cabezazo de nueve de Suárez y distancia grande para el local.
El partido le dio un guiño a Bidoglio a los 33 minutos. Esa idea del DT leproso de presionar a la línea de tres rival le dio un gol. Robó Formica, asistió bien el Polaco y Alexis definió con bronca para inquietar a River.
Pero le duró poco la alegría. Otra vez River atacó por afuera y generó una falta. Y esta vez falló Aguerre, el que parecía imbatible y ayer fue humano. Y si Aguerre se equivoca, poco queda para el resto.
En el segundo tiempo Bidoglio corrigió el error de planteo. Y el ingreso de Figueroa por Fydriszewski lo expuso. Volante por delantero dos goles abajo, claro mensaje de que la idea original era errónea.
Con el partido cuesta arriba, cualquier variante presentaba pocas expectativas de modificar el partido. River empezó a pensar en la Copa y Newell’s no tuvo ideas. Las ganas de Alexis y Cacciabue, no mucho más. Y para colmo Gallardo mandó a la cancha a Scocco, justo contra Newell’s.
Y estaba cantado. Primero Aguerre le ahogó el grito tras un cabezazo, pero en una de las tantas trepadas de Ferreira hubo penal y ahí Nacho no perdonó. Y el 4 a 1 (al final hubo un descuento de Leal) fue un mazazo para un Newell’s que pecó de ambicioso y se imaginó que era más equipo de lo que la realidad muestra.