Ganó Newell’s y desactivó la alarma de preocupación. Otra vez el Coloso le dio al equipo otra impronta, lo empujó cuando tuvo dudas, lo acompañó cuando tuvo que aguantar la mínima ventaja. Y el 1 a 0 final sobre Barracas quedó corto en la pizarra porque con algo más de contundencia el partido debió cerrarse más temprano.
Eso no opaca la victoria, que tiene un valor numérico para subir a la Lepra al top ten de la tabla, pero tiene un significado mucho mayor desde lo anímico, en un momento donde las dudas amenazaban con romper el idilio entre el hincha y el Gringo.
Heinze apostó fuerte de entrada. Corrió riesgos, transitó la delgada línea entre la convicción y la tosudez. Mantener a Facundo Mansilla como titular y dejar en el banco al siempre rendidor Gustavo Velázquez no encontraba demasiado sustento. Tener un perfil zurdo para salir más prolijo frente a un rival abloquelado era el único justificativo del DT, aunque parecía endeble. Pero el fútbol no es una ciencia exacta, y todo puede pasar dentro de una cancha.
El Gringo analizó bien la previa. Barracas se plantó parecido a Instituto. Cerró espacios internos de pase, se compactó hacia adentro. Y liberó extremos, sabiendo que Newell’s no juega con nueve de área y difícilmente lo atropellara con centros. Otra vez el toqueteo de pelota pasó a ser la imagen del partido, para impacientar a una hinchada que metió otra recepción de ensueño, pero se fue perdiendo fervor con la pelota yendo de un lado a otro sin penetrar el área rival.
Otra vez la solución leprosa llegó de pelota parada. Como con Vélez y Banfield, Newell’s descifró la clave del arco de Barracas con la cabeza. Era 30/19, centro de Ferreira y testazo en anticipo de Mansilla para hacer inútil la estirada de Desábato. Y Heinze fue a boleteria a cobrar la apuesta. Mantuvo al pibe, y le devolvió la confianza con gol.
Lo siguiente fue sufrir un poco. Lobo Medina empezó a inclinar la cancha con elegancia. Los roces contra Barracas eran foules, las de la Lepra no se cobraban. Y con centros casi llega el empate, en especial con un cabezazo de Dáttola que encontró un manotazo salvador de Hoyos que le sumó crédito a una cuenta que con el hincha está en rojo.
La Lepra empezó a desperdiciar chances para liquidar el pleito. Aguirre falló debajo del arco tras una gran jugada con centro rasante de Gómez. Y el propio Aguirre desbordó con velocidad y Recalde no pudo conectar. El paraguayo, más involucrado que en otros partidos, también tuvo su chance con un zurdazo que desactivó Desábato.
Con Centurión muy activo y Lobo Medina muy afín a Barracas, el partido siguió en zona de riesgo de empate. Incluso hubo una mano de Díaz que pudo ser penal y el árbitro junto al VAR vio casual. Y Centurión casi iguala con un remate bajo que infartó a media platea.
Newell’s generó a partir de la asfixia en el medio y un gran ingreso de Pablo Pérez, pero Sordo le dio de lleno al arquero en un mano a mano tras jugadón de PP8, y Reasco hizo el ridículo al pifiar en un cara a cara con Desábato que el Coloso festejó antes de tiempo por la facilidad que proponía la jugada.
No importó, el gol de Mansilla fue suficiente para romper que una racha negativa y empezar a creer en este Newell’s de Heinze, que en el Coloso no falla.