Los temores de Juan Manuel Llop durante la pretemporada amenazan con ser realidad. El DT siempre mostró preocupación para reemplazar los goles que se iban con la salida de Nacho Scocco, Maxi Rodríguez y Mauro Formica, y esa sensación empezó a transformarse en hechos concretos. Newell’s evidencia una anemia ofensiva notoria que conspira con las intenciones de crecer en la tabla. Y si bien el DT intenta cambios para revertir el problema, se choca con la realidad de un plantel corto con escasa jerarquía en ataque.
En la temporada pasada el Newell’s de Osella anotó 40 goles. La cifra no es demasiado alta si se toma en cuenta que fueron 30 partidos (1,33 por cotejo), pero a partir de la solvencia defensiva, la Lepra pudo sumar muchos puntos. Y de esos 40 tantos, el 70 por ciento los anotó el tridente Nacho-Maxi-Gato, que ya no está en el Parque.
El Chocho sabía que no iba a poder reemplazar la jerarquía de esos tres jugadores, pero al menos pretendía suplir parte de los goles que se llevaron en las valijas. Y por el momento nadie pudo ni siquiera disimular esa ausencia en la red rival.
Interrogantes en la previa
Llegaron Mauro Guevgeozian y Luis Leal como atacantes, además de Brian Sarmiento, uno que también puede aportar en ofensiva. Y el pibe Daniel Opazo vino con el rótulo de apuesta a futuro, aunque se lo sacaron enseguida a partir de la necesidad y lo tiraron a la cancha mientras intentaba asumir que ya no estaba en el torneo Federal A y jugaba con 40 mil personas en las tribunas.
El boca de urna de los partidos de pretemporada no era tan desfavorable. Aunque no aparecían los goles del armenio y Sarmiento se lesionaba, San Román, Fertoli, Brian Rivero y Figueroa maquillaron con sus goles una realidad que empezaba a vislumbrarse. Llop lo presentía, por eso mantenía su discurso esperanzador, aunque entendía que no iba a ser fácil.
¿Preocupación? No, realidad
Ya por los puntos el tema pasó a ser serio. Apenas tres goles en cinco partidos es una marca demasiado baja, más aún si se tiene en cuenta que en algunos cotejos (Unión, Olimpo, Lanús) el equipo generó bastantes chances para anotar.
Guevgeozian aportó de penal con Unión y se lesionó. Leal y Joaquín Torres gritaron ante Olimpo y fue el único triunfo. Y nada más.
Y la preocupación de Llop comienza a ser desesperación. Y por eso cambia partido a partido en busca de encontrar una solución que por ahora no aparece. Incluso debió recurrir tempranamente a juveniles como Joaquín Torres, Enzo Cabrera, Ignacio Huguenet y Daniel Opazo que en la pretemporada no tenían chances de ser titulares.
Allá por el mes de julio, la idea de Llop de mitad de cancha hacia arriba era con Elías y Leyes como doble cinco, Amoroso por derecha, Sarmiento como enlace, Fertoli por izquierda y Mauro Guevgeozian como único punta. De esos futbolistas, por distintas razones, ninguno fue titular con Godoy Cruz. Y eso es toda una señal de un cambio de planes al que debió apelar el entrenador y que por lógica no entrega resultados inmediatos.
Llop no tiene la culpa que Guevgeozian y Sarmiento por ahora estuvieran más tiempo lesionados que activos. Y eso lo obligó a manotazos de ahogado que no siempre resultaron efectivos.
Leal debutó con Huracán cuando todavía mostraba falta de rodaje y poro entendimiento con sus compañeros. Y además ya dejó en claro que no es un nueve de área, ya que se mueve mejor por afuera, e incluso carece de ese instinto de goleador de rematar apenas le llega la pelota. El portugués siempre busca acomodarse o habilitar a un compañero. Por eso provocó varias faltas cerca del área (no lo dejaron patear) y el gol ante Olimpo fue una buena definición, aunque con tiempo para encontrar su mejor perfil.
Los pibes a la cancha
Daniel Opazo fue la primera alternativa desde el banco en los tres partidos iniciales, pero le falta roce de primera y Llop evitó seguir exponiéndolo como salvador, algo para lo que claramente no estaba preparado.
Mauricio Tevez desilusionó a todos rápidamente, y entonces… aparecieron los pibes. A falta de un Matías Tissera que se fue a préstamo porque el Chocho no imaginaba recurrir a los juveniles tan pronto, el DT encontró alguna solución en Joaquín Torres, quien en algún momento de la pretemporada entrenaba con Vojvoda a la espera de algún club interesado en tenerlo.
Torres le dio impronta, habilidad, velocidad y sorpresa al ataque. E incluso aportó remate de larga distancia, que con Huracán fue travesaño y con Olimpo gol. Pero a veces peca de individualista y todavía le falta una mejor terminación de jugada.
Y en medio de la desesperación, un entrenamiento le bastó a Llop para entusiasmarse con Enzo Cabrera. El pibe de 17 años fue a hacer fútbol con primera un día y el Chocho quedó maravillado con su juego. A la semana estaba debutando en primera sin siquiera jugar un minuto en reserva. Y las dos asistencias que dio para el triunfo ante Olimpo le abrieron crédito. Suplente e ingreso con Lanús, titularidad con el Tomba, donde los nervios, el roce y todo lo que rodea a un partido no le permitieron mostrar su mejor expresión.
El problema es que no hay mucho más. Nacho Huguenet, el nueve de la reserva, entró un rato con Lanús, pero está lejos de ser la solución.
“Deberíamos tener ocho puntos, pero hubo partidos donde nos faltó definir mejor la última jugada y con Godoy Cruz nos faltó crear más situaciones. Vamos a seguir trabajando en eso”, comentó Llop.
Y no está tan errado el DT. Para crecer en la tabla la Lepra deberá anotar más. Porque más allá de conseguir un buen equilibrio defensivo (apenas recibió tres tantos), sin goles no habrá victoria. Y sin triunfos será el propio Llop el que empezará a ser cuestionado.