Cuesta entender a Newell’s. No es culpa de Taffarel, pero decididamente el DT ayuda a una mayor confusión. La sensación es que los jugadores sumen que es un interinato, y todo es poco profesional. El equipo cambia de semana a semana, juegan de titulares juveniles que unos días antes lo hicieron en reserva, la preparación física deja dudas y la actitud es pobre, cuestionable. Para colmo, los cambios del entrenador durante el partido son inexplicables, casi bordeando lo amateur, y provocan más desorden y desorientación. Así, ganar es imposible, y perder es lógico, como sucedió con Sarmiento, para sumar más preocupación.
El partido arrancó en concordancia del día. En una tarde calurosa, horario de siesta, los juga-dores parecieron entrar a la cancha como si fuera un amistoso. Y pasó media hora para que alguien pudiera patear al arco. Antes, algunas insinuaciones de Sarmiento, sin éxito; y un par de trepadas de Negri en combinación con Comba, que terminaron con las habituales imprecisiones de ambos.
Taffarel se entusiasmó con la postura prolija y cuidadosa que le permitió no recibir goles ante Aldosivi. Y salió a jugar con un esquema 5-3-2, o algo parecido. Es que Calcaterra, que hace tres días fue titular en reserva (no se entiende) se paró como un líbero por delante de los dos zagueros, metiéndose atrás cuando el rival atacaba. ¿Hubo tiempo para tra-bajar algo así? La lógica indica que poco, y el gol de Sarmiento expuso esa situación.
No tuvo que hacer mucho el lo-cal para adelantarse. Paradela corrió la pelota a la derecha para la subida de Alanis y el ex Bel-grano sacó un centro largo y pasado. Capasso, Calcaterra y Canale miraron, y Torres, subido sobre el paraguayo que retrocedía sin chances de despejar, conectó de cabeza al gol.
Newell’s ni siquiera reaccionó con el golpe, como entregado al pobre presente. Y para colmo el paraguayo Canale tuvo que salir por un golpe en la jugada del gol. Y esta vez Taffarel no cometió el mismo error del partido ante Aldosivi, y Panchito González ingresó por Cristaldo, en el entre-tiempo, para no gastar una ven-tana de cambios.
Newell’s naufragaba en medio de un partido chato, Taffarel tenía listos a Sordo y Giani para sacar a Scocco y Comba, y de repente, Castro encontró la pelota, lanzó un pase a Scocco, quien enganchó para desairar a Salvareschi y exigió una atajada con rebote de Vicentini. Y Comba, el otro destinado a irse, remató para el 1-1.
El partido le hizo un guiño al DT leproso, pero lejos de cambiar su postura, optó por mandar a la cancha a Pablo Pérez por Nacho, que se fue algo enojado. 5-2-3, aunque sin una referencia de área, ya que Newell’s quedó con Comba por derecha, González por izquierda y Castro libre, sin un nueve.
La decisión de Taffarel trajo más confusión, como en esos pi-cados de barrio donde cada uno juega donde quiere. Y Sarmiento, que había sentido el puñetazo del empate, aprovechó el des-concierto y volvió a pasar al frente. Pasearon la pelota de la-do a lado por el área, sin que nadie pudiera despejarla, y a pesar de defender Newell’s con tres zagueros, Goundou cabeceó solo cerca del arco para el 2-1.
El intento de aguante de Taffarel duró poco. Y entonces mandó a la cancha a Giani y Sordo, por Castro y Comba. Otra vez cuestionable, Newell’s siguió con línea de 5 y sin nueve, aunque debía buscar un gol para empatar.
El partido no cambió fisonomía,
aunque Sarmiento retrocedió para cuidar la victoria, Newell’s no tenía capacidad individual ni ideas tácticas para revertir la historia. El DT leproso había he-cho todo mal y el final fue consecuencia de sus errores. Aunque hay que entender algo, el presente de Newell’s no es culpa de Taffarel, la derrota ante el Kiwi tal vez sí.