Newell’s y Maximiliano Urruti están en un conflicto que parece haber llegado a un punto sin retorno. Es que el jugador ayer no se presentó a entrenar, se llevó sus pertenencias de Bella Vista y no está previsto que vuelva al plantel leproso por ahora.
¿Qué sucedió? Hay versiones cruzadas. Desde el Parque aseguran que ayer llegó al club una carta documento enviada por el jugador en la que se le pide a la institución un resarcimiento económico por motivos deportivos y también personales. Pero el representante del jugador, Néstor Rozín, aseguró en el programa Última Jugada (LT3) que ellos no habían enviado ninguna carta documento.
Lo cierto es que hace tiempo que la dirigencia y quienes defienden los intereses del delantero negocian una mejora en el contrato del jugador, que vence en junio del año que viene. Pero no hubo acuerdo.
“Maxi está hace cuatro años con el contrato mínimo. A los clubes interesados les pedían cosas ilógicas que no se relacionaban con su sueldo. Hubo siete ofertas y pidieron una fortuna”, disparó Rozín. Pero Jorge Ricobelli, vicepresidente leproso, argumentó todo lo contrario: “Con Urruti había charlas para mejorar el contrato y no había diferencias siderales”.
Pero en el marco de estas negociaciones, Urruti no se presentó ayer a entrenar. Y desde el entorno del jugador aseguran que rescindirán unilateralmente el contrato. Lo que, según la Fifa, implica un resarcimiento económico hacia Newell’s.
En el medio de todo esto se habló de una supuesta deuda que Newell’s mantendría con Sagrado Corazón, entidad desde la que Urruti llegó a la Lepra. Pero eso fue negado por los dirigentes.
Mientras tanto, en el Parque intimarán al jugador a presentarse a entrenar porque consideran que está en falta al estar vigente su vínculo con la institución. El jugador no sólo se ausentó ayer del entrenamiento: también se llevó todas sus pertenencias del vestuario.
“Esperamos una respuesta seria y directa. Nos sorprende que Urruti haya faltado. No corresponde. Veremos las medidas que tomaremos”, anticipó Ricobelli.
“Esto le hace mal al jugador. O le pagan lo que le tienen que pagar o lo dejen ir. Espero que se solucione por bien de todos. No se manejaron bien las cosas”, retrucó Rozín.
¿Cuál será el final de esta historia? Habrá que esperar. Pero el conflicto está abierto y no parece de sencilla resolución.