Newell’s es puntero. Créase o no. El equipo de Sanguinetti sobrevive en la cima de la tabla a pesar de la presión de los poderosos. No se asusta por tener la billetera con lo justo, sabe que si labura le rinde. Y tiene un técnico inteligente que entiende las virtudes de sus jugadores. La Lepra corre, se protege en la entrega y el orden, y una vez que anota, se cree imbatible. Con eso le alcanzó para ganarle 1 a 0 a Argentinos, sin sonrojarse en jugar así, por más que el Tata lo mirara desde un palco.
Sanguinetti tomó nota de la paliza táctica que le había propinado Argentinos en el torneo pasado. No le importó cambiar esquema, aunque tuvo poco tiempo para ensayar. Newell’s salió con una línea de tres -poco habitual para Archu- para sumar gente en el medio. Méndez y Vangioni como carrileros con marca, Sforza para colaborar con Julián Fernández a la hora de romper circuitos en el medio, y Panchito ocupando la posición de Balzi, con más verticalidad a la hora de atacar.
No siempre lo que se planifica sale. Pero Sanguinetti tiene jugadores comprometidos, que no dudan en hacer lo que el DT les pide. Y ese compromiso, que mezcla disciplina táctica con una gran preparación física, transforma a Newell’s en un equipo incómodo para cualquiera.
Lejos de ser un equipo dedicado a destruir y defender, la Lepra salió a presionar alto, a hacer más complicado y turbulento el inicio de Argentinos. Y enseguida tuvo un aviso de gol en un desborde de Sordo que desaprovechó González.
Aturdido el Bicho, la Lepra pegó por vía aérea. Córner de Sordo, cabezazo de Velázquez y arremetida de Ditta para estallar la pelota en la red. Lo planeado encontró rédito rápido.
Esa ventaja puso a Newell’s con mayor comodidad, aunque por momentos se enamoró de no dejar jugar al rival y se olvidó de atacar, salvo alguna escaramuza llena de vértigo y huérfana de precisión.
A Argentinos le costó salir de la incomodidad. Un equipo que necesita pasar la pelota para entrar en partido, no podía circular el balón y eso lo hizo inofensivo. La impotencia lo obligó a tirar centros, y ahí se lucieron Velázquez y Mansilla.
La salida de Ávalos lesionado puso en cancha a Verón. Milito sacó un referente de área y puso uno más movedizo. Y desgastó más a Newell’s.
En el segundo tiempo, el mapa de calor leproso estuvo más cerca del área de Macagno. Con cada ataque la presencia de Velázquez se hizo más poderosa, bien secundado por Mansilla y con Ditta en modo Ditta. Argentinos intentó, pero llegar a Macagno era un laberinto y le faltó ingenio para resolverlo.
Una revolcada de Macagno por un remate desde el ingreso al área fue el único susto genuino. Y el recambio de energía provocado por los cambios de Sanguinetti amagó con darle a Newell’s alguna contra para sentenciar. Faltó serenidad, y hubo que sufrir un rato. Incluso cuando Rossi anotó pero el VAR anuló por off side.
Pero a este Newell’s no le cuesta ponerse el overol. Incluso le queda bien, no necesita ser elegante. Si se tiene que ensuciar, si la clave es correr y transpirar, lo hace sin quejarse. Y en este fútbol argentino, por ahora al laburante se lo reconoce. Por eso Newell’s es líder, por encima de los poderosos de bolsillos llenos.
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