Siete partidos sin ganar por la Liga no es bueno. De ser líder a empezar a poner en riesgo la clasificación a la Sudamericana pasó poco tiempo, aunque para Newell’s parece una eternidad. Pero no recibir goles tras varios partidos donde la invulnerabilidad era moneda corriente es una noticia positiva para la Lepra. Trae alivio, estabiliza, permite que el equipo se mantenga competitivo y no regale puntos al primer tiro al arco del rival. La deuda vuelve a estar en ofensiva. No está fácil para Sanguinetti resolver todos los problemas. El 0 a 0 con Colón acomoda un poco. No se puede pedir más.
Inevitablemente el inicio del partido posó su mirada en Lautaro Morales. Newell’s tuvo una crisis en el arco con la lesión de Macagno y la llegada del arquero de Lanús generaba inquietud. Y los aplausos del Coloso le entregaron esa palmada de apoyo, pero era necesario ver una respuesta en cancha. Y esa señal llegó. No con una atajada. Fue un centro donde Morales salió con seguridad y aplomo, para recibir un aplauso lleno de alivio de parte de los hinchas.
El cerrojo protector en defensa al que volvió Sanguinetti obligaba a los carrileros a aportar ofensivamente. Sin un nueve definido, la movilidad de Sordo y Garro era clave para encontrar espacios. Con Balzi como lanzador eventual. Pero a Newell’s le costó poner a un jugador de cara al gol. Un centro de Balzi que no pudo conectar Garro, un remate desviado del propio Garro tras recuperar Méndez cerca del área y un disparo de Sordo bien controlado por Chicco fueron insinuaciones con escaso rédito. Colón tampoco hizo mucho.
Sólo una corajeada de Ábila que remató afuera con poco ángulo.
Newell’s había logrado cerrar la herida del arco, esa que lo había puesto en terapia. Pero aún no mostraba signos de vitalidad para parecerse al de las primeras fechas.
Sanguinetti vio el bajón de algunos futbolistas y metió trille cambio. Fernández y Vangioni merodeaban la zona de regalar una pelota de gol y Balzi transitaba el segundo tiempo con liviandad. Los excluidos por el DT tenían lógica, pero lo ingresantes, Luciano, Portillo y Panchito no garantizaban una mejora. El partido puso el cartel de gol-gana bien temprano. Era cuestión de tener un acierto, o evitar un error.
Para peor, más allá de no sobrarle alternativas en el banco, Sanguinetti no pudo usar la última ficha ofensiva porque Ditta salió con una molestia.
Al final el partido se hizo insoportable. El humo de las quemas -otro problema sin resolver- hizo que todo pareciera más irritante. Y Newell’s y Colón empezaron a conformarse con un 0 a 0 que puede parecer poco, pero es mucho más de lo que la Lepra había conseguido en las tres últimas presentaciones de Liga. Algo es algo.