Pasaron un par de día de una de las postales más dolorosas de la historia moderna de Newell’s (por llamar de alguna manera la era post López). Godoy Cruz lo paseó en el Parque, debió golearlo. Aquella buena respuesta anímica mostrada ante Gimnasia no tuvo correspondencia ante un equipo bien armado como Godoy Cruz. Ya no estuvo el venezolano Cichero y tantos más que llegaron en un tanteo que no sirvió, y nada parece cambiar. Es más, la cosa se agrava.
La pregunta que deben hacerse los directivos es: ¿De qué manera encarar la próxima temporada?. Cuánto dinero se puede gastar, y cómo invertirlo. Gustavo Dezotti es un hombre genuino, puro Newell’s. Pero está rifando su prestigio (lo tiene ganado como el bravísimo delantero que fue, de nivel europeo) siendo mánager de la pobreza, por recomendar jugadores que terminan irritando a sus hinchas. Claro se mueve sin dinero y tampoco es un mago.
Las recomendaciones tienen el techo del valor con que se cuenta. ¿Fue el Tata Martino quien recomendó a Camacho?. Otro fiasco, daba que pensar que siendo zurdo y hábil, Libertad, dueño del pase, lo venía prestando sin siquiera utilizarlo como suplente. «Pasa que no juega con enganche», fue la prespuesta de momento. Camacho ya demostró que no juega bien en ninguna posición, tiene algunas cualidades pero es absolutamente inoperante para el equipo. No entiende el juego.
¿Dónde está Fuentes?. A quien se le ocurrió que sería un refuerzo importante, ya no queda nada del jugador que sirvió a Vélez por sus dotes de central recio. Lento, sin reacción y lesionado, sumó una nueva frustración. Y así la lista se hace interminable, alcanzaría a un equipo entero. El descargo es el dinero, nunca hubo en serio, la economía del club está judicializada y no le habilitan fondos. Mientras tanto, en la cancha Newell’s es una expresión futbolística que lastima. Peligrosamente débil, tanto de local como de visitante. Que terminó con el sueño del presidente de contar con Roberto Sensini durante todo su mandato, y ahora atenta contra la ilusión de Torrente que se pasó una vida esperando por dirigir Newell’s.
Un plantel armado desde la necesidad económica y no desde lo que se precisa futbolísticamente. La gente sigue confiando en Guillermo Lorente, como cabeza de los dirigentes, y en Dezotti, colaborando desde la función de mánager. Si no se cambia el rumbo, deberían hablarle con claridad a la gente. Que tiene paciencia, pero también un límite. Es tiempo de tomar decisiones, pero también de contar cuál es el objetivo futbolístico.