El final de la Superliga no fue el esperado. Newell’s llegó al partido con Godoy Cruz con mucha expectativa, aliviado más que nunca en los promedios, con resultados de rivales favorables, y la chance de quedar en zona de Libertadores si conseguía tres puntos frente a un rival «ganable». Pero la noche se le hizo esquiva. Falló más de la cuenta, encontró en Rodrigo Rey una muralla imparable, y al perder la paciencia, perdió el partido. Fue derrota 2-0 para que el final de la Superliga fuera con un sabor amargo. Aunque al ver la tabla de promedios es imposible lo sentir alivio.
Newells arrancó mejor. Impuso formas. Una avivada de Palacios le permitió anticipar un pase atrás imperfecto, pero el delantero falló con el arco libre, aunque algo esquinado. Eran los primeros minutos del partido y Newell’s ya mostraba su postura, sus intenciones. Un rato más tarde Rey le sacó del ángulo un cabezazo de gol a Leal, y el propio arquero se volvió a lucir tras un tiro de Maxi complicado.
La propuesta leprosa siempre fue clara, similar a la de las últimas presentaciones, pero ni Cacciabue ni Rivero pudieron poner un pase filtrado como bien lo hace Pablo Pérez, y Maxi tuvo que volver a ponerse el equipo al hombro, alejándose del área.
Fotos: Franco Trovato Fuoco
Newell’s no perdió la calma, ni siquiera cuando Brunetta obligó a Aguerre a lucirse en un mano a mano, o revolcarse para impedir un gol olímpico. Godoy Cruz resistió como pudo, la Lepra se mantuvo fiel a su libreto, aunque el hincha con su impaciencia impulsara más de la cuenta.
Al fin y al cabo, este estilo impuesto por Kudelka lo puso en esta posición de comodidad en una tabla de promedios que hace 23 fechas angustiaba y amenazaba con lo peor: sufrir en la pelea por no descender. Hoy hay alivio, más de lo pensado, y para mejor la fecha había presentado resultados favorables. Todos los que pelean abajo habían perdido, como para que la paciencia se impusiera al apuro.
Obviamente enfrentar a uno de los peores equipos del torneo como local generó obligaciones lógicas. Empatar no estaba en los planes, aunque permitiera lograr más luz con los de abajo. Siguió Newell’s con su plan, pero Rey le tapó un gol a Cacciabue y entre Palacios y Leal no pudieron cerrar bien ningún ataque frente a tantas piernas rivales.
Y de a poco el local fue perdiendo las formas y sobre todo la paciencia. Lema quiso jugar de nueve y la defensa se expuso demasiado. Badaloni rompió el travesaño en un aviso de lo que vendría. Y un rato más tarde Brunetta no perdonó.
El descontrol llegó incluso al siempre paciente Kudelka, quien aceptó que Lema pasara a jugar de nueve con más de diez minutos por delante. Entre tanta desprolijidad, Godoy Cruz anotó desde una salida de lateral. Y el partido se hizo inalcanzable.
Así, la Superliga terminó con una mueca de bronca. Y expuso al equipo ante algunas ausencias importantes del mediocampo. Pero el final de un torneo es apenas una pausa con continuidad inmediata. Y Newell’s no puede quedarse en el lamento. La tabla de promedios da respiro, y perder las formas no es un buen negocio.