El sector gastronómico continúa en terapia intensiva y no logra resistir el impacto económico que sigue dejando la pandemia del coronavirus, que ya se llevó puesto algunos restaurantes y bares de la ciudad. Y hasta negocios emblemáticos que no pudieron sobrevivir a estos tres meses sin actividad comercial.
La parrilla Don Leo, ubicada en Pellegrini 971, no soportó el parate de la actividad y anunció su cierre definitivo. «Antes de la pandemia ya venía a lo tumbos por diversos problemas económicos y la pandemia los terminó de empujar a bajar las persianas para siempre», dijo a El Ciudadano Sergio Ricúpero, secretario General del Sindicato Hotelero Gastronómico de Rosario (Uthgra).
La tradicional parrilla de avenida Pellegrini empleaba a 12 trabajadores y llegó a soplar 16 velitas. A pesar de que intentaron repuntar o empatar y trabajaron con la modalidad de atención al mostrador (take away), no pudieron soobrellevar los costos acumulados por el freno que se dio por el confinamiento.
Según explicó Ricúpero, el local había entrado en concurso preventivo de crisis desde el año pasado con una deuda de unos 3 millones de pesos. Los encargados presentaron un plan de pagos: algunos acreedores le soltaron la mano y no pudieron revertir la situación.
«Están quebrados. Lamentablemente es otro comercio que cierra y se suma a la seguidilla de como La Maltería y Queens, entre otros», lamentó el gremialista.
Ricupero advirtió que «la actividad gastronómica va a depender de cómo venga la curva de contagios. Si el Estado no continúa brindando el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), seguramente cerrarán más negocios. En el caso que no se sigan brindando, van a desaparecer más del 50 por ciento”, advirtió Ricúpero.
El secretario de Uthgra contó que esta tarde mantendrán una reunión con los trabajadores y la patronal para tratar de resolver la difícil situación por la que están pasando y encontrar una salida.
«Los bares y restaurantes están trabajando con un 50 por ciento de su capacidad ocupacional y la facturación rasguña el 40 por ciento. Con eso no alcanza», explicó el sindicalista.
Actualmente, Rosario tiene unos 1.600 locales gastronómicos y muchos están resistiendo para no cerrar las puertas definitivamente.
Los que ya no vuelven
Recientemente los dueños del tradicional Bar Blanco anunciaron el cierre del local. El impacto económico por el aislamiento social le puso fin a los casi 100 años de historia del tradicional local de Pellegrini y Alem. Unos días antes había hecho lo mismo La Maltería, de la esquina de Santa Fe y Presidente Roca.
El fin de semana pasado, dos enormes camiones de mudanza terminaron de vaciar la casona de Oroño y Güemes donde desde hacía tres años funcionaba el pub Queens. También cerró la cervecería Buho Beer Market (Pellegrini y España) y otros cafés más chicos como El Granero, de San Martín al 1000, frente al Centro Cultural Fontanarrosa.
La última fue “Malone Club de Birras”, de Riccheri y Jujuy. Se inauguró a mediados de 2019 y ya se colgó un cartel de “alquila”.
Y todavía hay muchos locales que siguen sin actividad, como el Savoy, un clásico del centro; El Establo en avenida Pellegrini o la cadena de cervecerías Bound, con locales en Pichincha y en Pellegrini.