Daniel Zecca
Después de Jorge Obeid y Carlos Reutemann, el peronismo santafesino nunca volvió a encontrar un conductor que pudiera ordenar la tropa. De los últimos 18 años gobernó sólo cuatro. Y fue el ex gobernador Omar Perotti el que tuvo un penal sin arquero para calzarse el traje de líder, pero la tiró a la tribuna y el peronismo siguió acéfalo. Sin un cacique a la vista, la pelea es casi inevitable.
Una muestra de esto fue el último congreso partidario provincial que tenía que definir la estrategia electoral de cara a la elección de los convencionales que reformarán la Constitución. Había que definir la mecánica para completar una nómina de 50 candidatos y, a la vez, un candidato por cada departamento.
Según explicaron a El Ciudadano autoridades partidarias, el perottismo llevó a la previa del Congreso la idea de que el PJ no tuviera lista oficial, para que cada sector interno pudiera presentar su propia lista -se entiende-, sin perder los votos que por estructura le restaría una candidatura oficial del PJ. Las autoridades del Congreso rechazaron de plano esa opción.
Eduardo Toniolli, hasta ese momento vicepresidente primero del partido, planteó la idea de esquivar el problema que genera la ausencia de Paso con la estrategia de presentar varias listas diferentes, pero esta vez incluyendo la oficial del PJ. El referente del Movimiento Evita sí pedía un aval del partido y un reconocimiento para los afiliados que fueran a encabezar listas por fuera del partido, con la idea de descomprimir la lucha interna y presentarlo en términos más amigables. Aunque legalmente no se sumarían en el conteo de votos, la idea era que actuara como una especie de ley de lemas y permita descomprimir la lucha interna.
La propuesta de Toniolli también fue rechazada por las autoridades del Congreso. Tras esa decisión, y la denuncia por supuestas irregularidades en la validación de los congresales, todos los sectores, a excepción del rossismo, los intendentes, los senadores y La Cámpora, decidieron retirarse del Congreso. Algunos de ellos lo tildaron de nulo y promovieron acciones legales. Toniolli renunció a su cargo.
Después del quiebre del Congreso partidario, se puede especular con que una de esas listas la presentará Marcelo Lewandowski; otra posiblemente el Movimiento Evita junto a Ciudad Futura; otra será la oficial del PJ, avalada por el rossismo, los senadores, los intendentes y La Cámpora; y otra tendrá a los referentes del perottismo, aunque muy probablemente sin la presencia del ex gobernador. El Frente Renovador podría optar por sumarse a alguna de las listas o ir por su cuenta. Y también el ex concejal Roberto Sukerman está armando su propia lista. La frutilla del postre de la fragmentación del peronismo es que Claudia Giaccone, que incluso llegó a participar del último gobierno, se presentará con lista propia en la interna de Unidos.
Hasta aquí los hechos. Desde uno y otro lado creen que el escenario nacional jugó a favor de la dispersión. Algunos de los que quedaron afuera creen que la intención fue disciplinar y mostrar cómo sería un escenario sin Paso en la Nación. Desde los que ocupan la jefatura del PJ dejaron entrever que sospechan que muchos de los que van por su cuenta tienen en mente la lucha electoral de este año y la renovación de parte de la Cámara de Diputados de Nación.
Las elecciones de convencionales serán el próximo 13 de abril, pero el 7 de febrero los distintos sectores ya deberán presentar las listas. Se necesitán 70.879 votos para poder participar de la distribución de los 50 lugares previstos para la lista única. Los otros 19 convencionales se elegirán a razón de uno por departamento.
Desde sectores que responden a la conducción del partido advirtieron que aquellos que quieran presentar lista propia tendrán que tener un partido habilitado para competir, porque la ley que plantea la modificación de la Constitución así lo exige.
Los sectores que quedaron afuera del partido dejaron entrever que son los referentes que presumiblemente traccionan más votos. Referentes del oficialismo aclararon que en el PJ “oficial” quedó el manejo de la territorialidad, entendiendo que ese es el juego que mejor entienden los intendentes, presidentes comunales y senadores.
Dentro de este panorama de dispersión y fugas, Marcelo Lewandowski parece querer armar un entendimiento con el histórico dirigente del socialismo Rubén Giustiniani, en una jugada espejada a la que el oficialismo hizo con Giaccone.
Algunos de los sectores consultados por El Ciudadano creen que todavía hay tiempo para suturar algunas heridas. No sería extraño que alguna de estas siete listas confluyeran entre sí. Queda menos de un mes, una eternidad para la toma de decisiones y un suspiro para solucionar un problema de liderazgo que lleva casi 20 años.