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Ni juego ni resultados, la definición para el ciclo que encabeza Ledesma al frente de Los Pumas

Argentina no encuentran el nivel pretendido y el entrenador parece encaprichado en no buscar variantes. La cuenta regresiva para Francia 2023 ya empezó y la base del seleccionado para dicho torneo no está. El fantasma de como terminaron Phelan y Hourcade, sus antecesores, comienza a sobrevolar

El dilema de buscar resultados ante la sequía de triunfos o seguir apostando al ciclo a dos años de Francia 2023, empieza a estar presente en el mundo Puma. Acertadamente, el staff técnico liderado por Mario Ledesma recibió al australiano Michael Cheika como asesor externo, después de la muy buena experiencia vivida en 2020 en el Tri Nation. El respaldo de Cheika sería muy importante para poder mejorar el juego del seleccionado, aunque en el torneo en Oceanía -el año pasado- el equipo en ataque no mostró nada, aunque sí hubo un buen funcionamiento defensivo. En cuanto al plan de juego, fue un retroceso al 2007.

Hoy por hoy, Los Pumas no sólo no acumulan victorias sino que además sus actuaciones no se encuentran dentro de lo aceptable para el nivel de los jugadores con los que cuenta. El fantasma que vivieron los antecesores de Ledesma sobrevuela, tanto Santiago Tati Phelan como Daniel Hourcade tuvieron que dimitir a mitad de un ciclo mundialista, después de haber tenido experiencia en una Copa del Mundo, no sólo por malos resultados sino por la ausencia de buen juego.

Los números son alarmantes, porque reflejan aspectos importantes del ciclo de Ledesma al frente de Los Pumas. Pero algo mucho más importante es que el equipo, bajo la tutela del ex hooker del seleccionado, en sus 22 tests mostró escasos momentos de buen juego y alcanzan los dedos de una mano para contar las buenas actuaciones.

En el comienzo de Ledesma como head coach, se destacan los triunfos sobre Sudáfrica de local y Australia de visitante, y el primer tiempo en Salta ante los Wallabies –que terminó en derrota- todos en la misma temporada (2018). Y después sin dudas el partido más importante: el histórico triunfo sobre los All Blacks en 2020. Y no mucho más.

Phelan junto a Hourcade. Tati aún era el head coach y sumó al tucumano a su staff.

El actual ciclo en sus 22 primeros tests acumula seis victorias, dos empates y catorce derrotas, con un 27,27 por ciento de victorias, muy pobre.

Para comparar, Phelan cosechó ocho triunfos, sin empates y catorce caídas. Y a diferencia del actual proceso, sólo le ganó a Francia y Escocia, como seleccionados Tier 1 (36,36 por ciento de éxito).

En tanto, Hourcade en igual cantidad de partidos, sumó siete victorias, ningún empate y quince derrotas, logrando éxitos sobre Australia de local, y como visitante sobre Sudáfrica y Francia.

Pero el proceso del DT tucumano tiene una diferencia, ya que puede ser considerado una revolución, porque le imprimió un estilo de juego al equipo que lo llevó a una semifinal de un Mundial. No fue perfecto, se cometieron errores, pero es difícil olvidar lo agradable que era ver jugar a Los Pumas en 2015.

Si uno toma como referencia el 2007, año donde el seleccionado albiceleste tocó el cielo con las manos, sin un juego vistoso pero efectivo, después hubo que esperar varios años para ver un equipo Puma que no sólo fuera efectivo, sino que jugara un rugby de alto vuelo y fue precisamente en la Copa del Mundo de Inglaterra.

Después, por diferentes circunstancias, Hourcade no pudo citar a algunos jugadores que estaba en el exterior y eel equipo no volvió a ese nivel de juego, lo que obligó al head coach a dar un paso al costado y dejarle su lugar al entrenador de Jaguares. Así como el tucumano que estaba en Pampas tomó el lugar de Phelan, se volvió a repetir la historia.

Hoy Ledesma no tiene el fantasma de Gonzalo Quesada, que llevó a Jaguares a la final del Súper Rugby y a jugar con estos mismos jugadores un rugby de alto vuelo con una gran armonía en el ambiente. Salvo algunos detalles, en esos Jaguares había identidad y se podía percibir que había planificación, algo que no pasa en Los Pumas, aunque muchos nombres se repiten.

Todo indica que 2021 es la temporada para sembrar no sólo la identidad del equipo, sino la mancomunión entre jugadores y staff. Es el momento adecuado, porque los jugadores, después de estar en sus clubes, pueden volver a estar con sus compañeros, con sus amigos, poder vivir la mística Puma. Hoy es el momento para volver a seducir al plantel con una idea de juego, esa que puede sentar una base a falta de dos años para la Copa del Mundo.

No es el momento para la tozudez, por ese motivo la presencia de Cheika puede marcar la diferencia. Hourcade en el momento de su renuncia dijo: “El mensaje ya no llega y creemos claramente que esto es un ciclo cumplido”. Si el sábado ante Gales, el equipo no funciona, es porque el mensaje de Ledesma no llega y hay que tener la mente abierta para encontrar el mejor camino. Porque la cuenta regresiva para Francia 2023 ya empezó, y con el triunfo histórico sobre los All Blacks no alcanza. Los principales equipos ya tienen la base y ahora la están ampliando, haciendo debutar nuevos valores y dando minutos a aquellos que pueden pelear por un puesto. Y en Argentina, salvo Julián Montoya, Jerónimo de la Fuente, Pablo Matera y Guido Petti, el resto de los puestos no tienen dueño. Hay mucha confusión y eso nunca es bueno.

Números de los primeros 22 tests de Ledesma, Hourcade y Phelan. Crédito: Diario El Ciudadano.
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