Efecto Paso. El alza del dólar después de las elecciones del 11 de agosto continúa golpeando a sectores que fueron afectados por la suba de los costos, en un contexto de bajo consumo. Es el caso de los gastronómicos, que anunciaron un ajuste en las cartas de bares y restaurantes de un 10 por ciento en los precios.
Lo hicieron «para compensar el aumento de hasta un 25 por ciento con el que llegaron los insumos» esta semana, y la caída de un 10 por ciento promedio en la facturación del fin de semana pasado.
Así lo aseguró el titular de la Cámara de Hoteleros y Gastronómicos de Rosario (Aehgar), Carlos Mellano, quien pidió eximir a la actividad «de ciertos impuestos ya que afronta los mismos problemas que cualquier pyme».
“Después de las Paso y la devaluación muchos proveedores frenaron las ventas y otros subieron los precios por las dudas. Perdimos el parámetro de la economía doméstica. Esta semana llegaron los aumentos de entre el 15 y el 25 por ciento. Nosotros abrimos todos los días y no podemos trasladarlos a los clientes. Decidimos tocar muchas cartas sólo en un 10 por ciento en general para afrontar los costos”, señaló Mellano a El Ciudadano.
El empresario gastronómico dijo que en julio se habían estabilizado los precios, lo que trajo cierto alivio al sector. Pero el aumento del pan, la carne, los embutidos y lácteos volvió a golpearlos ahora.
El ticket promedio de venta venía bajando un 25 por ciento en comparación con 2018. Y este fin de semana cayó otro 10 por ciento más.
“Lo primero que restringen las personas son las salidas o al menos las hacen más austeras. Durante los últimos meses notamos que se venían cuidando y buscaban opciones más baratas. Julio fue bueno en términos generales por las vacaciones de invierno. Pero este fin de semana volvimos a notar la baja”, explicó.
A la crítica situación los empresarios suman los costos de renovación del precio del alquiler. “Si el titular no comprende y quiere mantener rentabilidad internacional causa problemas porque nuestra actividad es en pesos”, agregó.
Para el empresario, la actividad gastronómica afronta los mismos problemas que cualquier pyme. Pidió que el Estado regule la cantidad de emprendimientos en relación con la demanda y los exima de impuestos para ganar rentabilidad.
“Mientras algunos juegan a los bonos, al plazo fijo y al dólar, otros vemos cómo pagar costos e impuestos. La actividad está jaqueada y no hay premios al que produce. Las tasas e impuestos representan el 48 por ciento de los ingresos. Pedimos que nos bajen alícuotas y los impuestos nacionales. Se nos hace imposible mantener los costos de la empresa”, señaló.
“Hay una oferta desmedida y desprolija. No está jerarquizada. Entran jugadores que se van rápido por falta de experiencia. Una posibilidad sería regular cada cuántas cuadras puede abrir un local para que la oferta se ajuste a la demanda”, opinó.
Y mencionó algunas estrategias que los empresarios tomaron para hacer frente a la crisis, como cerrar en horarios con poca demanda o ampliar la oferta para aprovechar la estructura.
Según señaló, el sector nuclea entre 10 y 12 mil trabajadores, sumado a los que ingresan como refuerzos en el verano. Pero los costos laborales ponen en duda que puedan hacerlo este año.
“Estamos en un circuito de inestabilidad económica. Apostamos a estabilizarla y que volvamos a la rueda de consumo. Bregamos por abrir las puertas y defender la actividad como una pyme más”, concluyó Mellano.