El Frente de Izquierda es un espacio político que reúne a los diferentes partidos socialistas de tendencia trotskistas y este año irá a las internas presidenciales para definir quiénes los representarán después del 13 de agosto en la carrera presidencial. El diputado nacional Nicolás Del Caño es quien acompaña, esta vez como precandidato a vicepresidente, a Myriam Bregman en la fórmula presidencial y visitó Rosario para apoyar la candidatura de Octavio Crivaro para la gobernación de Santa Fe a disputarse el próximo domingo.
Acuariano, cordobés de nacimiento y capitalino de adopción, Nicolás estudió sociología y comenzó su carrera política en 2011 buscando ser gobernador de Mendoza, donde estudiaba Filosofía y Humanidades. En 2013 fue electo diputado nacional por primera vez con el 14% de los votos y, desde entonces, ha desarrollado una carrera de proyección nacional. Su más reciente aparición pública tiene que ver con el acompañamiento a los trabajadores de la educación de Jujuy, en el marco de las multitudinarias protestas contra la reforma de la constitución provincial y la criminalización de la protesta.
—La Izquierda a nivel nacional propone un discurso contra el capitalismo, pero Milei es el único que propone quemar un banco y habla de la inflación, o sea, habla de salario ¿Cómo leen el fenómeno Milei y cómo lo interpelan ustedes?
—Los sectores de Espert o Milei tratan, obviamente, de explotar el descontento que hay en muchos sectores con todos los que vienen gobernando hasta ahora. Por eso es importante ver que más allá de que griten, más allá de su elocuencia, y de que en algunos casos hablen contra «la casta», son los que defienden a los grandes grupos empresarios, a los poderosos y a los ricos. Es decir, quisieran una dirigencia política aún más rastrera de estos sectores. En el fondo no tienen un planteo para beneficiar a las grandes mayorías, sino que tratan de que la bronca se quede ahí, en los dirigentes políticos y no en los dueños del circo. Me refiero al Fondo Monetario Internacional o grandes grupos capitalistas, los grandes bancos, los grandes terratenientes, los empresarios. Ellos son los que mandan detrás de estos personajes.
La pérdida salarial con el gobierno de Mauricio Macri y el gobierno de Alberto Fernández ha sido muy fuerte. En promedio, entre el 2015 y los primeros años del gobierno de Fernández, un trabajador perdió de su poder adquisitivo 5 millones de pesos, casi el valor de un auto cero kilómetro. Después, entre los dos gobiernos hubo una transferencia de ingresos de los asalariados hacia los grandes grupos económicos de 71.000 millones de dólares. Sólo con el gobierno de Alberto Fernández fueron más de 40.000 millones. Te da la pauta de que no solamente el Frente de Todos, actualmente Unión por la Patria, no resolvió los problemas o no dejó atrás el ajuste macrista, sino que agravó los problemas estructurales, es decir, la caída del salario y la precariedad del empleo.
El problema de la deuda no se resolvió porque no tiene solución más allá del desconocimiento soberano. Un primer punto para nosotros, fundamental, es el aumento de salario y jubilaciones. Para eso necesitamos una lucha fuerte de la clase trabajadora como hemos visto en Jujuy, donde después de tanta resistencia los trabajadores pasaron de ser de los peores pagos del país a tener aumentos muy importantes. Están actualmente en proceso de renegociación de su paritaria, que fue uno de los puntos que desató los conflictos en un primer lugar. Y en Santa Fe lo mismo. El Frente de Izquierda ha sido el único que se ha encargado de dar la discusión del valor de la Canasta Básica.
Otro punto es el control de precios por los propios trabajadores en los supermercados, en las empresas de alimentos, y la apertura de los libros contables de dichas empresas. A diferencia de lo que han sostenido siempre los liberales de que el aumento de salario y de jubilación es lo que genera inflación lo que se ha demostrado es falso en estos últimos años donde ha caído el salario y ha aumentado la inflación. Lo que ha sido motor de ese aumento inflacionario ha sido la búsqueda de rentabilidad de las empresas fundamentalmente vinculadas a los alimentos. El nivel de rentabilidad siempre está por encima de la inflación.
—Otra de las cuestiones que sostiene a la economía argentina de un hilo es la restricción externa, la falta de dólares…
—Eso se debe a la fuga de capitales y a la falta de elementos para evitar y proteger a los más humildes de la presión devaluatoria constante que hay en este país ¿Cómo hacemos para que no tengamos esta situación donde tenemos vaciado el Banco Central a pesar de haber tenido un superávit comercial de 48.500 millones de dólares los primeros tres años de Alberto Fernández? Establecer el monopolio estatal del comercio exterior con un control de los trabajadores, que se manejen las divisas, que no se permita que se vayan y que lo que vos necesites importar esté pensado en función de una planificación racional de las necesidades sociales y no, por ejemplo, para importar productos de lujo, que no son de primera necesidad.
Por otro lado, planteamos el sistema bancario público y unificado para controlar los recursos, evitar la fuga y poner dichos recursos en función de las necesidades del pueblo. Y por supuesto, la nacionalización de los puertos para controlar lo que sale y lo que entra de nuestros ríos, además del no pago de la deuda y su desconocimiento soberano. La canaleta de la deuda es otra de las vías de saqueo de nuestros recursos. Nosotros venimos a plantear otra cosa, queremos reorganizar el país.
—En cuanto a la estructura económica argentina, durante la primera etapa del kirchnerismo hasta el 2013 hubo un empuje de la industrialización, pero actualmente las prioridades parecen estar en el sector primario de la economía…
—Hay un consenso de todas las fuerzas políticas en persistir en la primarización de la economía y se da más marcado en la extracción y saqueo de nuestros bienes naturales. El caso del litio en Jujuy y la oposición a la reforma es muy claro. El PJ y la UCR votaron de manera unánime en menos de quince días una constitución que les permite no sólo echar como a perros a las comunidades originarias que están defendiendo sus tierras ancestrales, sino que además permite vender nuestros recursos a discreción del gobierno provincial de Gerardo Morales.
En cuanto a la diversificación de la industria, en los primeros años de kirchnerismo no hubo un proceso de industrialización, sino la utilización de la capacidad instalada de la industria. Argentina, después de la crisis del 2001, tenía una capacidad ociosa muy grande y los años posteriores fueron el periodo histórico en donde menos inversiones hicieron y no invirtieron un peso. Utilizaron la misma capacidad industrial explotando a los trabajadores con esa maquinaria antigua, sin renovación tecnológica. La ventaja comparativa de Argentina de lo que hace al campo no se utilizó para diversificar la industria o para traer nuevas inversiones bajo ningún punto de vista.
—¿Cuál es tu evaluación de la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía ahora que compite por la presidencia? ¿Creés que el descontento que hay en la militancia de base del peronismo puede llegar a favorecer a La Izquierda?
—Volvemos al principio de la cuestión: Jujuy. Gerardo Morales se presenta a la gobernación en 2015 colgado de la boleta de Massa para presidente. De hecho, su vicegobernador Carlos Haquim es la imagen viva de su alianza con el Frente Renovador, por lo que Massa hizo su aporte para que al día de hoy Morales esté donde esté haciendo lo que hace. Es realmente el amigo de la embajada de Estados Unidos y quien está llevando adelante el ajuste que le exige el Fondo Monetario Internacional.
Los presupuestos que él envió al Congreso, el presupuesto 2023 en la página 2 decía «este presupuesto debe estar en consonancia con las exigencias del Fondo Monetario Internacional». No hay mucho más para agregar.
Debutó como ministro de Economía recortando los presupuestos de Salud y Educación. Todos los sectores plantean una evaluación después de las elecciones, Massa también. Dicho esto, también tengo que decir que como hay un temor a que ese descontento se vaya hacia el Frente de Izquierda, le habilitaron las Paso a Grabois como no se lo habilitaron a Scioli. Hay un interés político en Juan Grabois para evitar que una parte de este descontento se vaya al FIT.