Nicolás Pachelo, principal imputado en el crimen de María Marta García Belsunce, asesinada hace casi 20 años de seis balazos en la cabeza en su casa del country Carmel de Pilar, negó este jueves tener relación con el homicidio, al declarar por primera vez en el juicio en el que está acusado como coautor del crimen junto a dos ex vigiladores.
«Soy totalmente ajeno a las imputaciones, nunca tuve una discusión con María Marta. Nunca tuve un diálogo. No la conocía», dijo al sentarse a declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro que lo juzga por «robo y homicidio agravado criminis causa».
Pachelo, de 46 años, aprovechó la ocasión para referirse también a la muerte de sus dos padres, ambas causas cerradas por la Justicia como suicidios, pese a lo cual en las primeras audiencias de este juicio algunos testigos sembraron dudas sobre la posible relación del imputado con ellas.
«Por la muerte de mi padre, se llamó a la Policía, vino a las dos horas que lo encontramos, vino el fiscal, vinieron los peritos, se tomaron todas las pruebas y la investigación se hizo como corresponde», afirmó el ex vecino de Carmel, preso desde 2018 por una serie de robos en countries aunque no por la causa principal del homicidio de la socióloga, de 50 años.
«Estaba yo, la mujer de mi padre y mi padrino, el hermano de mi padre. Llamamos a la Policía cuando mi papá se mató. No impedimos que se llamara a la Policía, ni pusimos en la partida de defunción que murió en La Cumbrecita de Córdoba, no escondimos el arma. Lo mismo hicimos con mi madre», dijo al lanzar algunos dardos sobre la familia García Belsunce, por los hechos de presunto encubrimiento por los que algunos parientes de la víctima fueron juzgados, aunque años más tarde terminaron absueltos o sobreseídos.
«Acá (por el juicio) se sienta gente a decir barbaridades pero ninguno dice «yo lo presencié, yo fui testigo»», agregó el imputado.
Tal como anticiparon este jueves por la mañana fuentes de la defensa a la agencia de noticias Télam, Pachelo centró su declaración –que duró aproximadamente una hora–, en contestarle a testigos que lo vincularon a otros hechos delictivos previos al crimen del Carmel y se negó a contestar preguntas tanto de la Fiscalía como de los abogados de los particulares damnificados, que en este debate son el viudo Carlos Carrascosa y de la hermana de la víctima, María Laura García Belsunce.
En ese sentido, negó haber secuestrado al perro labrador Tom que María Marta y Carrascosa tenían como mascota, por el que se les hizo un pedido de rescate que no pagaron y que nunca pudieron recuperar.
En relación a ese hecho, antes de sentarse a declarar el imputado, lo hizo como testigo Florindo Cometto, un criador de perros rottweiler de la localidad de Villa Rosa, quien ratificó este jueves que Pachelo le dejó a su cuidado un labrador negro de las mismas características que la mascota de María Marta, diciendo que era de su hermano y al que nunca pasó a buscar, por lo que él terminó vendiéndolo.
«Nunca le llevé un labrador. O está mintiendo o está confundido. Le devolví un rottweiler que le había comprado», dijo Pachelo para desmentir al testigo.
Aclaró que con Cometto tuvo problemas por su tosquera, que para tranquilizar la relación tensa que tenían porque le hizo denuncias, le compró dos rottweiler, y que fue uno de esos canes el que le devolvió, no un labrador.
«Uno se lo regalé a mi primo y otro se lo devolví porque era bravo y agresivo. ¿Qué (clase de) cuidador de perros es, que le dicen te dejo el perro de mi hermano y lo vende? Nunca me quiso contactar», comentó Pachelo.
Al referirse nuevamente a la tosquera que heredó de su padre, Pachelo sorprendió cuando contó que uno de los vecinos que más problemas tenía con ella era Fernando de la Rúa, por la quinta donde el fallecido ex presidente vivía, en Villa Rosa.
Luego, se refirió al testimonio de Mariano Maggi, el vendedor de autos que el martes pasado acusó a Pachelo de haberlo estafado en el 2000 pagándole con cheques robados la compra de una camioneta y que a raíz de ese conflicto, el ahora imputado le rompió dos veces los vidrios de su local y lo amenazó diciéndole: «Si yo tuve huevos de matar a mi padre, imaginate que matarte a vos o a tu vieja para mí no significa nada».
Pachelo dijo que es mentira que él haya sido el autor de la rotura de los vidrios de la agencia, ya que fue «una semana después» del problema que tuvieron con el auto y que a él recién lo inhibieron meses después por ese litigio legal.
Tanto la nueva abogada del acusado, Raquel Pérez Iglesias, como el fiscal Patricio Ferrari pidieron un careo entre Pachelo y Maggi, aunque la cuestión quedó pendiente de resolución, porque la Fiscalía reprodujo una escucha telefónica en la que el imputado reconocía que tenía la causa por estafa por los cheques que le entregó al testigo.
Como los defensores no escucharon claramente el audio, pidieron más tiempo para aceptar el careo.
Algunas frases que en ese audio se escucharon decir a Pachelo, fueron: «No tengo ninguna causa penal grave, ni no grave»; «la única causa que tengo por estafa es la de los cheques» y «la Justicia en este país es una poronga, es lenta».
Y en ese mismo audio, respecto del día en que mataron a la socióloga, dijo: «Estaba en el centro con mi vieja comprando un regalo en Paseo Alcorta»; «soy igual de sospechoso que los 400 que estaban en Carmel ese día, ni más ni menos».
El último testigo de la jornada fue otro policía retirado que trabajaba en aquel momento en la Subdelegación de Investigaciones (Sub DDI) de Pilar, Cristian Magnoli, quien en línea con lo que ya testificaron sus dos jefes en jornadas pasadas, aseguró sobre el posible autor del crimen: «No me caben dudas de que fue Pachelo».
«Él asalta a gente conocida, con armas, en el baño, ahí me salta que es él», dijo y agregó que su sospecha le «cerró» cuando en 2018 Pachelo terminó detenido por robos en countries de Pilar.
En este tercer juicio, los fiscales Ferrari, Andrés Quintana y Federico González apuntan a demostrar que Pachelo mató de seis balazos en la cabeza a María Marta cuando lo sorprendió robando en su casa el 27 de octubre de 2002, y con la colaboración de los ex vigiladores Norberto Glennon (57) y José Ortiz (45), también imputados en este debate.