Ricardo Barreda seguirá preso, según resolvió hoy la Cámara Penal de La Plata, luego del planteo de la defensa de la libertad definitiva y un subsidiario por la condicional.
El juez Raúl Dalto estimó que si bien el cómputo de tiempo cumplido de prisión de Barreda da más de 30 años, hubo otros factores que no permitieron su libertad.
Por otro lado, los informes del Servicio Penitenciario no fueron favorables. De ellos se desprende, según Adulto, que el odontólogo «justificó lo que había hecho y no sintió remordimiento». Ante una situación hostil podría reaccionar de forma violenta, agregó el magistrado.
El odontólogo, quien se encontraba bajo arresto domiciliario en la casa de su pareja, Berta André, volvió la semana pasada a prisión luego de que la Justicia consideró que violó las condiciones de ese beneficio al salir a la calle sin permiso judicial para tomarse la presión.
Por tal motivo, desde el viernes último, el odontólogo está alojado en una unidad carcelaria de la localidad de Olmos, con régimen «semicerrado», a donde fue llevado tras una primera detención en el penal de Gorina.
El magistrado señaló que había tomado esa decisión «ante el pedido del Servicio Penitenciario Bonaerense» porque la cárcel de Gorina «pasó a tener régimen semiabierto».
Barreda fue condenado en 1995 a perpetua por matar a escopetazos el 15 de noviembre de 1992 a su esposa, Gladys McDonald, de 57 años; a sus hijas Cecilia, de 26, y Adriana, de 24, y a su suegra Elena Arreche, de 86, en su casa de La Plata. El odontólogo relató que esa mañana su mujer le pidió que limpiara telarañas del techo, para lo cual fue a buscar los elementos y encontró la escopeta con la que comenzó la matanza.
En 2008 la Justicia le concedió el arresto domiciliario en la casa de su nueva pareja, Berta André, en Belgrano, que le fue revocado el lunes de la semana pasada.