“No hay condena que aplaque el dolor de toda una familia y que borre de mi memoria el olor a quemado que salía de ese cajón”. Con esas palabras un familiar de María del Rosario Vera logró expresar el dolor y desconsuelo que siente la familia de la chica que terminó asesinada y prendida fuego en un volquete. Sico, como todos conocían a María del Rosario, tenía 23 años y cuatro hijos. Por el femicidio, se entregó el policía Andrés Nicolás M., luego de una serie de allanamientos en los que no fue localizado y la Justicia pidiera su captura. El agente, de 30 años, está sindicado ser el autor intelectual del crimen y vender drogas, mientras que todavía los detectives buscan dar con los autores materiales. Este domingo se ventilarán más detalles del caso en la audiencia imputativa que presidirá el fiscal Florentino Malaponte.
Las situación de violencia de género que sufría Sico por parte de su ex estaba contemplada desde hacía un año y medio en el área de atención de violencia de género de la Municipalidad. Había llegado a esa secretaría luego de contactarse al teléfono verde y por recomendación de una hermana. Durante cuatro estuvo en los llamados centros de protección, hasta noviembre, cuando se mudó a Amenabar y Felipé More, porque quería estar cerca de su familia y buscaba autonomía. De hecho, era parte del programa Nueva Oportunidad, y se capacitaba en un oficio, dijo una fuente de la secretaría de género.
Además, Sico era una las chicas que atendía el merendero de barrio Moderno que coordina el Movimiento Evita, tal y como dio a conocer la organización peronista.
El miércoles, cuando dejaron de recibir noticias de María, el entorno de la chica pensó enseguida en su ex pareja, Pitu, como se conocer a Néstor Jesús R., quien tenía una orden de restricción y cumplía prisión domiciliaria. Pero estas sospechas mermaron porque fue el mismo muchacho quien hizo gestiones para alertar a la familia, ya que no podía localizar a la madre de sus hijos y el más pequeño de ellos necesitaba ser amantado. “Pasaban las horas y no aparecía”, dijo una familiar a El Ciudadano.
Las pruebas que involucraron al tal Martín fueron apareciendo a medidas que avanzaba la investigación. Tanto la familia como la pesquisa a cargo del fiscal Malaponte apuntan a que Martín es la identidad falsa que dio Andrés Nicolás M., el agente del Comando Radioeléctrico detenido como autor intelectual del asesinato de María.
“Ella sabía que el policía vendía drogas y se quería desligar de esa relación. Pero jamás participó activamente de la venta de drogas. Ella trabajaba en un comedor para poder mantener a sus chiquitos”, contaron.
“En las redes sociales ella lo mencionaba como Martín; creemos que ni ella sabía su verdadero nombre”, contó la familia, que todavía sigue estupefecta por el giro que dio la investigación. Luego de terminada la relación con Pitu –relataron–, “ella quería volver a enamorarse y terminó todo con este final tan crudo. Un horror”.
En un mensaje desesperado que se mandó desde el teléfono de María, se puede leer: “Tengo miedo de que me sigan y me hagan algo”, con relación a los presuntos soldaditos al mando de Martín. El avisó se cumplió
En las redes sociales, una sobrina de María la despidió con un posteo que El Ciudadano reproduce.
“Con todo el dolor compartido con la familia te despido.
Nadie tenía el derecho de arrebatarte la vida y tan impune con ese salvajismo.
Odio el hecho de no poder hacer otra cosa que esta humilde edición, porque me hubiera gustado verte sonreír de nuevo con tus hijos, visitando a los abuelos…
Nunca me imaginé que pudieras terminar de esta forma, en manos de un puñado de hdp…
¿Cómo se calla el dolor del llanto de tus padres, tus hermanas/os, tus sobrinos/as y tus hijos cuando pregunten por vos, Sico?
Ojalá el juez haga lo correcto, pero tengo terror que no se haga justicia.
Siempre te voy a tener en mis mejores recuerdos, tía.
Espero que descanses en paz, pero con todo lo que te hicieron ni yo lo hago.
Con amor. Ale, tu sobrina.
Hasta siempre, hermosa.”