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“No nos podemos dar el lujo de no estar unidos defendiendo realmente a Santa Fe”

El ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini, encaró un inicio de gestión complicado, en medio del debate por el impacto que tiene en la provincia la ley Ómnibus enviada por el gobierno nacional. "No debería votarse a libro cerrado", advirtió el funcionario del gabinete de Pullaro

Gustavo Puccini nació en Labordeboy, una ciudad del sur provincial de cerca de mil habitantes. Llegó a Rosario en los 90 para estudiar Ciencias Políticas. Trabajó 16 años en Molinos Río de la Plata, desde la reposición de productos en un supermercado hasta la gerencia de ventas en toda la zona Litoral. Dejó ese lugar para acompañar a su amigo Maximiliano Pullaro en la gestión del Ministerio de Seguridad, entre 2015 y 2019. A partir de allí completó su “escuela” de gestión con cuatro años como secretario legislativo, donde aprendió la dinámica que le faltaba dentro de lo público.

Puccini fue el elegido para conducir el estratégico Ministerio de Desarrollo Productivo provincial, área que el gobernador considera estratégica, y donde por su expreso pedido confluyen empresas públicas como la EPE y sectores que antes pertenecían a Infraestructura.

Lo que nunca imaginó Puccini es que su inicio de gestión iba a estar signado por la sorpresiva ley Ómnibus enviada por el gobierno nacional al Congreso, donde corren peligro muchas de las actividades industriales que caracterizan a la provincia, tanto en el mercado interno como en el externo. Las gestiones con el gobierno nacional y con los legisladores que representan a Santa Fe le llevaron buena parte de sus primeros tiempos en el ministerio. Por ahora parece haberle torcido el brazo a Milei en sectores como el de biocombustible, pero el resto está por verse, hasta que no se sancione la ley.

—¿Contame de tus orígenes y de tus inicios en la política?

—Nací en Labordeboy, en el departamento General López, a 140 kilómetros de Rosario. No vengo de una familia con tradición política, pero sí me gustaba desde chico la participación: fundamos un centro de estudiantes en la escuela secundaria y me tocó ser el primer presidente. Era una escuela agrotécnica. Después empezamos en el pueblo a conformar la Juventud Radical, ahí fue donde nos conocimos con Maxi Pullaro, con quien tenemos relación por vivir en pueblo cercanos. Él me lleva cuatro años, en ese momento yo tenía 16 o 17 años.

—¿Cómo fue esa época de militancia?

—Yo fui presidente de la Juventud Radical a nivel provincial, siempre nos desarrollamos dentro del partido. Aún en la época más difícil, nosotros no nos movimos del radicalismo, donde vivimos momentos de mucha soledad. En el 2001 fue donde el partido tocó de alguna manera fondo. Nosotros no sabíamos cómo seguir y lo fuimos a ver a Raúl Alfonsín. Fue la primera vez que lo vimos personalmente, era un grupo de 15 jóvenes y entre ellos estaba Maxi. Fuimos como para sentir contención y saber hacia adónde íbamos. Eso también nos selló muy a fuego para seguir el camino que seguimos, siempre por dentro del partido, aún en los peores momentos, y construyendo mucho desde el interior de la provincia, desde abajo, con mucha participación, muy jóvenes todos.

—¿Cómo evolucionó ese grupo hasta estos días, donde están todos en plena gestión?

—El grupo siempre fue creciendo. Dejamos de ver sólo el territorio al que pertenecíamos, en este caso el departamento General López, y empezamos con el resto de los departamentos a tener los vínculos que te permite un partido tan grande como el nuestro, donde hay radicales en todos los pueblos. Fue así, construyendo, construyendo, viajando a casi todos los departamentos de la provincia, cuando estábamos en la facultad de Ciencias Políticas de Rosario.

—Sin embargo, vos tuviste un largo paso en la actividad privada.

—Yo después empecé a trabajar en el ámbito privado, tuve que costearme los estudios, no podía seguir estudiando sin trabajar, pero tampoco dejé de participar en política. Fuimos creciendo siempre en el grupo.

—¿Dónde trabajabas?

—En Molinos Río de la Plata. Empecé como repositor en un supermercado, en Rosario. Estuve 16 años en la empresa, siempre por suerte con una carrera ascendente. Me tocó ser repositor, supervisor, siempre en la parte comercial. Hice un paso por Buenos Aires, dos años, y volví a Rosario a una gerencia de ventas en toda el área del Litoral.

Renuncié a la empresa en 2015, cuando al hoy gobernador se le propuso que fuera ministro de Seguridad. Y entendí que ahí teníamos que estar todos para colaborar, aun sabiendo que no era un ámbito fácil y no sabíamos cómo nos podía ir. Me sumé, y desde un ámbito en el que yo entendía que podía colaborar, por mi experiencia en el mundo privado, en la parte más financiera, logística, de administración de recursos, tanto humanos como de equipamiento. Fueron cuatro años tremendamente intensos que vivimos y eso fue también un gran aprendizaje para nosotros.

—Fue una escuela de gobierno para todo ese grupo de militantes.

—Es una escuela de alto volumen diario, intenso, porque las noticias ahí no son buenas. Hay que tener mucho temple. Nos conducía el ministro, con objetivos claros, él decía para dónde teníamos que ir y cómo administrar un ministerio tan grande, con 25.000 hombres de la fuerza policial y 3.000 hombres del Servicio Penitenciario, y con una estructura logística desarrollada en toda la provincia de Santa Fe, en recursos humanos y equipamiento.

Para nosotros fue muy importante, nos sirvió. Aplicamos métodos de trabajo, procesos de trabajo, lo que uno había aprendido en el mundo privado, que te ordena mucho a la hora de estar conduciendo una organización. Buscamos que cada persona tenga claro los objetivos y que sepa que esos objetivos se van a controlar, monitorear y ajustar en un período determinado. Que supieran que cada año se evaluaría cómo se termina el año y cuáles son los proyectos para al siguiente, dentro del plan en general.

—¿Cómo fue esa decisión de pasar de lo privado a lo público, con una trayectoria en una empresa de primera línea?

—No fue una decisión fácil, pero di el paso convencido de que este momento podía llegar. Y si tenía que tomar una decisión quería que fuera por algo trascendente, que valiera la pena.

—¿El militante le ganó al gerente?

—Si, por el compromiso que teníamos que tomar.

—¿Pensás que es bueno pasar por el sector privado para después tomar funciones en lo público?

—Yo veo que hoy hay muchas personas que del ámbito privado se suman al ámbito público, y tampoco yo desmerezco la forma de gestionar de quien está en el ámbito público. Yo creo que el mix entre lo público y lo privado es muy importante, porque tenemos que ser cuidadosos y saber que no es lo mismo dirigir o manejar una empresa que administrar la cosa pública. Y eso también lo remarco. A veces nos quejamos de que se hacen las cosas más lentas, a veces es verdad, y ahí hay que poner el foco para que eso no suceda, pero a veces los procedimientos también son necesarios, porque lo que estamos administrando es de todos y las decisiones son públicas, con lo cual hay una diferencia.

A quien viene de lo privado, y eso lo vemos a veces en nuestro equipo de trabajo, a veces le cuesta entender esas cosas. Yo le intento poner la impronta, la agilidad y la celeridad que el mundo privado tiene. Las decisiones tienen que ser lo más rápidas posibles y tenemos que ser efectivos y eficientes en lo que hacemos día a día. Creo que todos en su ámbito de trabajo, público o privado, deberíamos aspirar a eso. Nosotros lo hacemos porque queremos transformar las cosas para bien, y yo creo que hay muchas personas que se sumaron al ámbito político porque ven que el país no estaba transitando un buen momento.

Si hacemos un raconto de los últimos años, el país estuvo pasando por momentos que a veces no son los esperados. Nos hubiese gustado en este momento tener otro país, porque sabemos que podemos tener otro país. Nosotros desde Santa Fe estamos haciendo ese esfuerzo, sabemos que otra Argentina es posible y Santa Fe puede hacer mucho para eso.

—De 2019 a 2023 fuiste secretario legislativo en la Cámara de Diputados.

—Fue una experiencia muy importante. Primero porque venía del ámbito ejecutivo y fue una buena experiencia conocer el ámbito de la Legislatura para también entender la dinámica y cómo allí se discuten muchas de las leyes que son importantes, tanto para la provincia como para el país. También fue un honor haber iniciado ese período al lado de quien había dejado de ser el gobernador, Miguel Lifschitz. Nos tocó conocer la peor noticia para la provincia, que fue su pérdida. Pero haber estado al lado de una persona tan ejecutiva como Miguel a mí me enseñó mucho y ese fue mi paso por la Legislatura de la provincia de Santa Fe.

—Después de haber sumado toda esta experiencia, y del valor que le das, ¿cómo analizás que el presidente de la Nación no haya pasado por ninguna de estas etapas previas que vos mencionás?

—Yo creo que ahora se pone sobre la mesa, en cada decisión que se va tomando, la preparación que tiene cada persona. Podría decirte que alguien puede tener esta oportunidad, de hecho la democracia se lo permitió, la gente así lo decidió, y yo creo que ahora es donde se pone en juego las aptitudes y actitudes que tiene que tener para llevar adelante el país, aun sin haber pasado por distintas instancias.

En lo personal, creo que pasar por lo privado y por los distintos ámbitos del espacio público, ayuda y mucho a la hora de tomar decisiones, a la hora de saber medir los tiempos, a la hora de leer una coyuntura, tanto política como económica. Y después, me parece fundamental que no todo recaiga en una persona. Muy importantes son los equipos. Eso tiene que ayudar a las decisiones que se toma.

—Me imagino que sabías de antemano que si ganaba Pullaro la Gobernación, el ministro de la Producción ibas a ser vos.

—Me tocó acompañar al gobernador actual en todo el recorrido por el espinel productivo. Eso me permitió, quizás, a la hora de su decisión de cómo armar el equipo, tener este lugar.

—¿Qué fue lo primero que te propusiste al llegar al Ministerio de Producción?

—Lo que estamos haciendo es reordenar internamente los distintos espacios o herramientas que el gobernador puso bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo. Las puso para que estén a disposición del mundo productivo. Por ejemplo, la energía: la EPE y Enerfé. Tanto el gas, como la energía renovable, que viene de Medioambiente, hoy forman parte del Ministerio de la Producción. Quitamos de Infraestructura los entes portuarios, el Aeropuerto y el Túnel Subfluvial, que antes estaban más con una mirada de Infraestructura. Decidimos que tienen que estar en Producción, con una mirada logística y de conectividad, a disposición del mundo productivo. Y mantuvimos otras áreas, como Ciencia, Turismo, Comercio Internacional, el resto de las áreas que componen el ministerio. Lo primero es reordenar todo este equipo.

—De lo que vos te imaginabas encontrar antes de asumir a lo que efectivamente encontraste debe haber un cambio grande, porque en el medio estuvieron el decreto del presidente y la ley Ómnibus. Se pensaba en que iban a eliminar retenciones y las aumentaron, para dar un ejemplo.

—Esta coyuntura no la teníamos prevista. Entendíamos que algunas medidas, como las que se están intentando llevar adelante, no eran las que nos íbamos a encontrar. Es cierto que tenían que darse cambios, como algunos de los que el gobierno propone -quizás la forma, quizás el modo no son los convenientes-. Pero hay otros cambios que no, y que nos pegan y mucho. Y ahí el Ministerio está tomando el rol de lo que creemos que hay que hacer: defender a la producción de Santa Fe, porque acá lo que se está discutiendo no son sólo las retenciones, y un montón de leyes más, sino que se está discutiendo el modelo de país que queremos para adelante.

Y nosotros como provincia queremos que en el país que se discuta Santa Fe tenga un rol preponderante. Fuimos ya castigados por gobiernos anteriores. En balances fiscales federales anteriores a Santa Fe no le fue bien. Con el kirchnerismo a Santa Fe no le fue bien. Los números así lo reflejan, por dar un solo dato: cada 100 pesos que Santa Fe aportó al Estado nacional sólo volvieron 57, hay 43 pesos que no volvieron. Santa Fe recibió por habitante sólo 160 pesos. Quedamos en el puesto 20 de 24 provincias. Ni hablar en materia de subsidios para el transporte, como para la energía.

Todos esos datos que a Santa Fe la perjudicaron, a una provincia que aporta mucho, que es la segunda provincia exportadora, queremos rediscutirlos en el marco nacional de qué modelo queremos. Los aportes de la provincia terminaron yendo, entendemos nosotros, a un saco roto, es decir, muchos recursos a un lugar determinado de la República Argentina, volcados más en planes que en otras cosas, que tampoco paliaron uno de los principales problemas de la Argentina, que es la pobreza. Al contrario, dejaron más pobres. Entonces nosotros, que decimos que defendemos a Santa Fe, que defendemos a la producción, lo que estamos defendiendo es el país que nosotros pretendemos hacia adelante.

Santa Fe quiere que al país le vaya bien, y eso se lo dijimos al gobierno en las reuniones que tuvimos. Y Santa Fe quiere colaborar, porque la gente además necesita que al país le vaya bien. Ahora, nuestra forma como provincia de colaborar es con más producción. No tenemos otra forma de ayudar al país, es produciendo más. Por eso algunas medidas entendemos que el gobierno las tiene que revisar, sobre todo en materia de producción.

—Contra lo que se preveía, el gobierno de Milei subió las retenciones y afectó fuerte a Santa Fe.

—Las retenciones hay que revisarlas. Que nuestras economías regionales puedan tener de cero a quince por ciento de retenciones nos hace correr un serio peligro. Podemos salir del mercado internacional. En algunos rubros hoy esas retenciones están en cero y lo quieren llevar a quince. La maquinaria agrícola, por ejemplo. Eso nos puede llevar a perder mercados.

Estuvimos discutiendo hasta hace poco las retenciones al maíz pisingallo. Parece que eso finalmente no tiene peso, pero es una economía regional que genera valor agregado y genera divisas. Y las podíamos perder. El algodón hoy tiene un 5 por ciento de retenciones y si se le pone un 15 podemos perder mercados. Y así con el resto de las economías regionales.

Y también con productos fuertes, que a nosotros nos pega mucho, que tienen que ver con los derivados de la soja, como el aceite y la harina, que del 31 por ciento las quieren pasar al 33. Son dos puntos que a la provincia de Santa Fe le pegan, y mucho. Nosotros decimos que hay que revisar eso. Porque puede haber salida, puede haber segmentos, puede haber tiempos. Y eso el mundo productivo también lo pide. ¿Hasta cuándo son estas retenciones? ¿Por qué todas por igual?

—¿Se puede torcer el rumbo que quiere poner el gobierno en estos sectores?

—Por eso nosotros tuvimos los diálogos con el gobierno, para que pueda revisar antes del envío o para que pueda reenviar algunas modificaciones a la ley enviada. Y ahora estamos también trabajando con los legisladores.
Con método de trabajo, nosotros hemos llevado información al gobierno nacional. Yo he tenido ya cuatro reuniones con funcionarios nacionales, con algunos ya por tercera vez, como por ejemplo el secretario de Agricultura y Ganadería, Fernando Vilella, una persona reconocida en la materia, y le hemos llevado información de la provincia, para que no caigamos en un título grande con el que se termine tapando el impacto que tiene en la provincia.

Un ejemplo: el stock de deuda que tienen las pymes por las importaciones que realizaron es, según el gobierno nacional, de 65.000 millones de dólares. Nosotros le llevamos datos de que de eso a la provincia de Santa Fe le impactan sólo 3.000 millones de dólares. El 90 por ciento corresponde a deudas de su empresas con su casa matriz. El 10 por ciento corresponde a las pymes, que son muy importantes para nosotros, o sea que son 300 millones de dólares. Eso para el fisco, para el Estado nacional, no es un peso tan importante, y se podría encontrar una solución en etapas, con distintas herramientas, y no con un bono, que la verdad que lo está perjudicando al empresario, de un partido que ya se jugó. Nosotros decimos que el mundo productivo necesita certezas para adelante.

—¿Lo más complicado para Santa Fe es la suba de retenciones?

—Esto de poner las retenciones a determinados segmentos y arriesgarnos a perder el mercado, es poner una retención a la nada, a un cero, porque podés perder la exportación. En eso estamos trabajando mucho con las propias entidades. Tiene que haber medidas y decisiones que le ayuden al gobierno a salir de esta situación. El gobierno mismo nos está diciendo que son medidas transitorias. Lo que pasa es que tenemos una Argentina que viene acostumbrada a que cada medida que se instala queda para siempre y atenta contra la producción.

Con estas decisiones lo que las empresas van a empezar a perder es competitividad, en un mercado internacional que también pretende el gobierno que esté un poco más liberado, con lo cual podemos tener empresas que ingresen con sus productos de alta competitividad y las nuestras estén dejando de invertir para seguir siendo competitivos.

Es toda una lógica de discusión, porque para Santa Fe la solución es exportar más, lo mismo que piensa Nación, pero para eso hay que agregar valor. Yo vengo diciendo que Santa Fe crece si exporta, pero para importar hay que innovar. Así que en eso vamos a estar muy comprometidos desde el Ministerio de Desarrollo Productivo.

—Otra industria afectada es la de biocombustible.

—Eso generó mucho ruido, pero creo que nosotros hemos generado un paso muy pero muy importante, de cambiar una ley. La verdad es que estábamos siendo muy perjudicados en la producción de lo que es, fundamentalmente, el biodiesel, dentro de lo que es la ley de biocombustible. Santa Fe produce el 82 por ciento del biodiesel de la República Argentina, tiene 19 plantas, genera empleo para 6.500 personas y tiene capacidad de producción de 3 millones de toneladas. Lo que fuimos a decirle al gobierno nacional es que estas medidas atentaban contra nuestra producción.

Nosotros inmediatamente fuimos a una audiencia junto con el gobernador, con el ministro del Interior, como lo hubiese hecho un mendocino si le tocaban el vino, o como lo hubiese hecho un tucumano si le tocaban el azúcar. Nosotros dimos a entender que este recurso de la provincia de Santa Fe es una marca para nosotros. El biodiesel es un sello, es una producción importante, y le fuimos a decir al gobierno que nos parecía mal que le pongan un impuesto, como tienen los hidrocarburos.

Un combustible orgánico, que colabora con el medio ambiente, no puede tener un impuesto, y menos igual al de un hidrocarburo. Le fuimos a decir que el corte del 7,5% nos parecía que no solo no se debía tocar, sino que debería aumentarse a un esquema como el brasileño, que era 14% para el 2024 y 15% para el 2025. Y fuimos a decirle que podíamos correr cierto riesgo para nuestras industrias si había una importación de materia prima y si había una avalancha de petroleras extranjeras entrando al mercado.

El gobierno nos escuchó, porque hizo las enmiendas y corrigió esas medidas. Yo creo que de cómo estaba la ley enviada a cómo está ahora con las reformas, fuimos beneficiados. Quizás falten algunos puntos trabajar, para que todos los actores de la provincia de Santa Fe estén dentro de esa mayor producción.

—Fueron escuchados.

—Fuimos escuchados y hubo cambios muy importantes, ahora se está discutiendo en el Congreso. El corte se aumentó al 10% como mínimo, y el Estado puso un crecimiento del 1% semestral, que nos llevaría a tener en el 2026 un 16% de corte. No tiene impuestos y no permite que se produzcan importaciones de materia prima para la producción de biodiesel. Son cambios importantísimos para lo que había sido el primer envío.

—El resto todavía no tuvo modificaciones.

—Las retenciones para las economías regionales todavía no se modificaron. Logramos algunas cosas en estas discusiones, que el gobierno deje el cero por ciento para la lechería para nosotros es muy importante, porque la provincia de Santa Fe es una de las principales productoras en el mundo productivo lácteo. Logramos que se revise lo del maíz pisingallo, que podía correr el riesgo de tener el 15% de retención, como le van a poner al maíz, y no es lo mismo.

Y ahora estamos peleando por el resto de nuestras economías, por el algodón. Un 15% de retenciones puede ser muy agresivo para industrias como la nuestra, la del mueble, por ejemplo, la de la maquinaria agrícola, así que seguimos en la discusión, en la pelea. Hemos aportado datos.

El Estado nacional, con las retenciones que está queriendo plantear, desde lo agro recaudaría 2.000 millones de dólares adicionales, mucho de eso viene de los dos puntos de aumento a las retenciones al aceite y harina de soja. Y sólo 200, casi 300 millones en lo que es la industria. O sea que para el fisco no representa casi nada, pero para una economía regional la puede llegar a destruir y la saca del contexto internacional. Y si la saca del contexto internacional, esa economía quiebra.

—¿Cómo respondieron los legisladores santafesinos?

—Hicimos un par de acciones que por más que parezcan simples yo las considero muy importantes. Por un lado, le enviamos una carta a los legisladores nacionales de todos los partidos. Y ya habíamos tenido una reunión convocada por el gobernador, antes de que se envíen estas leyes, en Casa de Gobierno. Allí ya había una especie de acuerdo que en este contexto nacional -todavía no estaba enviada la ley Ómnibus- deberíamos tener una mirada de defensa de Santa Fe para los años que venían. Y trazamos una línea, más allá de las diferencias pasadas, para defender a Santa Fe.

Cuando llega el DNU le envío una carta a cada uno de los legisladores para manifestarles la preocupación por algunas medidas. Y le acercamos un informe desde el Ministerio de Desarrollo Productivo con datos oficiales de la producción de la provincia. Esto les llamó la atención positivamente a los legisladores, porque le estábamos dando herramientas para que al momento de discutir y defender a la provincia de Santa Fe cuenten con información oficial, detallada, de qué exportación hablamos cuando hablamos de la provincia.

Terminamos la reunión con (el ministro del Interior) Guillermo Francos en Buenos Aires, y con el resto de las provincias que nosotros invitamos, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy y Tucumán, hicimos un zoom con todos los legisladores nacionales para contarles cómo nos había ido en la reunión, qué defensa estamos haciendo del biodiesel y yo creo que a todos nos pone en un gran desafío: cómo defendemos todos juntos a Santa Fe en este marco nacional.

—¿Ningún legislador provincial debería votar esto a libro cerrado?

—No debería votarse a libro cerrado. Lo que estamos pidiendo es que haya una mirada común, más allá de los intereses partidarios, y de los bloques, tanto provinciales como nacionales, y que nos centremos en una mirada bien provincial, bien discutida, pero defendiendo a la provincia de Santa Fe. Ojalá que sea de manera unánime. Los veo a los legisladores receptivos. Hemos dialogado, nos han escuchado. Les pedimos que reciban a todo el complejo productivo, así lo están haciendo. Y tenemos el diálogo abierto.