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No olvidar: el Club Alemán de Rosario exhibe un cuadro con simbología nazi de 1935

Hace un año un socio detectó una bandera con una esvástica en un cuadro que estaba ubicado en el hall. Lo sacaron inmediatamente y luego de un gran debate los socios lo mostrarán en un acto que será abierto al público, este miércoles, por la "Memoria a las víctimas del holocausto"

En el club Alemán Rosario, ubicado en Paraguay 462, se realizará este miércoles un acto abierto a todo el público por la Memoria a las víctimas del Holocausto descubriendo un cuadro de 1935 que se encontró hace un año en el club con simbología del Tercer Reich. Será a las 18.30. El presidente de la institución, Federico Luchtenberg, dialogó con El Ciudadano y explicó la resignificación que implica la exhibición del objeto instalado en el aniversario por los 50 años del club, con la firma de varios socios de la época. Arriba, en el margen derecho superior, tiene una bandera con una cruz esvástica, símbolo del partido Nazi en Alemania.

“La bandera nazi la descubrió un socio. El cuadro estaba en el hall de entrada y fue hace un año. Lo sacamos y luego nos dimos cuenta de que es interesante que se vea, para tropezar en el presente, con el pasado y dar un mejor paso hacia el futuro recordando las atrocidades de ese momento histórico para que no se repitan”, señaló. “Hoy Alemania es la meca de la democracia”, afirmó, e insistió en que el club que transmite los valores de la cultura de sus pasados inmigrantes quiere que también esa historia se conozca en Rosario para que no se olvide.

El cuadro del acta del 50 aniversario del club, donde figura la bandera con la esvástica

 

Historia de un club fundado por inmigrantes alemanes

El Club Alemán nació en 1885 por iniciativa de un grupo de alemanes que se reunían periódicamente en una cervecería de la ciudad. Su primera sede fue en calle Corrientes 668. En sus orígenes, los socios sólo podían ser hombres. Sus esposas los acompañaban sólo en días de fiestas. Las familias adornaron el club con sus propios cuadros, herramientas y otros bienes que reflejaban su cultura. Procuraron construir un lugar en donde compartir su realidad de inmigrantes, donde hablar su idioma de origen y disfrutar la cocina de sus tierras.

El club en la actualidad

 

Tiempo después, crearon la escuela alemana con el objetivo de que sus descendientes recibieran la educación que los fundadores del club consideraban adecuada.

A finales de la Segunda Guerra Mundial, Argentina confiscó los bienes de las instituciones alemanas en el país. El Club perdió así su sede y todos los bienes que atesoraba en su interior. La colectividad continuó reuniéndose entonces en casas de familia y en algunos lugares públicos de encuentro social. Gracias a largas tratativas diplomáticas, en 1962 una indemnización del Estado les permitió adquirir la propiedad donde hoy se desarrollan sus actividades, en calle Paraguay al 400.

“Mi familia siempre perteneció al club”, cuenta Federico y a modo de graficar la unión familiar con la institución señala que en el club hay una foto del hermano de su tataraabuelo, el socio fundador más longevo.

“Mi abuelo fue tesorero, yo me asocié de nuevo en 2009 con mis hijos y lo hice sobre todo por la Navidad: quería que mis hijos vivan esa conexión especial de las Fiestas con la cultura alemana que va más allá de la comida típica y el folklore”, relató. Federico tiene 46 años, una hija de 16 y un hijo de 14, todos involucrados con el club y la cultura de sus ancestros.

En la actualidad, la institución cuenta con alrededor de 100 socios.

Los primeros alemanes radicados en Rosario

Luchtenberg recordó que el primer alemán censado en la ciudad se apellidaba Amelong y fue instructor de música de la hija de Juan Manuel de Rozas, gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1835 y 1852.

El primer alemán que aparece registrado en Rosario es Juan Enrique Amelong. En el sitio web rosarioysuzona.blogspot.com, un texto cuenta que fue el primer importador de pianos alemanes. Se desempeñó como profesor de ese instrumento, dando lecciones a Manuelita Rozas, la hija del célebre gobernante porteño.

Una fotografía de Amelong, a los 85 años y con un aspecto muy saludable, aparece en una publicación rosarina de 1933 (editada por la Editorial Mazza). Allí se informa que «sus nietos y bisnietos figuran hoy en nuestro mundo social y comercial».

Pocos años después, en 1855, se radicaron en Rosario Herman Schlieper, Wöltje Tietjen, Mauricio Hertz, Martín H. Windels y J. Spangenberg. Todos llegaron con capitales importantes. Schlieper, por ejemplo, trajo 900.000 marcos oro y se dedicó a negocios comerciales e industriales. La firma  Schlieper y Cía. fue fundada por el citado inmigrante en 1871.

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