Las agencias de calificación deberán avisar si prevén rebajar la nota de un país y no podrán hacerlo con aquellos que reciben ayuda, argumentó ayerla Comisión Europeaque propuso controlar a este sector al que acusan de haber agravado la crisis de la deuda. La idea es reducir la dependencia, mejorar el rigor y controlar la inestabilidad que provocan las notas sobre los Estados de agencias como Standard and Poors, Moodys y Fitch, las tres gigantes en su mayoría anglosajonas, que evalúan la solvencia de los Estados, productos y empresas. El proyecto deberá ser aprobado por los 27 países dela Unión Europeayla Eurocámara.
Michel Barnier, comisario europeo de Servicios Financieros, presentó un conjunto de medidas ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo que postula que las agencias reguladas porla Autoridad Europeade Valores y Mercados (Esma) no podrán “si así lo decide la organización, calificar a algunos países que reciben la ayuda internacional de un programa del FMI y dela Unión Europea”.
De esa manera, las agencias no evaluarían la deuda de países como Grecia, Irlanda y Portugal para evitar que una rebaja crediticia de los bonos de estos países empañe su reinserción en los mercados en pleno proceso de ajuste.
Las propuestas fueron presentadas pocos días después del error “técnico” de Standard and Poors (SP) que difundió a algunos de sus abonados un “mensaje” anunciando la rebaja de la nota de Francia, que hasta ahora exhibe la triple A, la máxima evaluación que puede tener un país.
Economistas y dirigentes han disparado sus dardos contra estas empresas por no haber hecho su trabajo en la crisis financiera provocada por las “subprimes” en Estados Unidos en 2007, otorgando la máxima calificación a productos y entidades causantes de la peor crisis desdela Gran Depresión.
El proyecto divide opiniones
Más allá de las críticas, hay grandes divisiones en el seno dela Comisiónsobre el proyecto de Barnier. Según el periódico Financial Times, muchos países consideran que las medidas atentan contra la libertad de expresión. Otros han argumentado que “silenciar” a las agencias podría entorpecer los esfuerzos para reconstruir la confianza en la zona euro.
Enla UE, la reglamentación de las agencias de calificación ya se ha endurecido este año con la creación dela Esma, que puede retirar la licencia de una agencia, recurrir a la justicia penal o imponer una multa de hasta el 20 por ciento de los ingresos anuales a una agencia.
Barnier pretende ir más lejos ahora y “crear un marco europeo de responsabilidad civil en caso de falta caracterizada o negligencia grave”.
Esto podría permitir a un país como Francia acudir directamente a los tribunales para reclamar daños y perjuicios en el caso de un incidente como el que protagonizó S&P.
En cambio, Bruselas ha renunciado a la idea de crear una agencia europea pública. “Tendría que ser creíble para los mercados y esta condición no existe hoy”, dijo la portavoz de Barnier, Chantal Hugues.
Para muchas personas, el poder “oligopólico” de estas agencias es un misterio y su papel está sobredimensionado. Pero su trabajo, recuerdan algunos expertos, es muy similar al de un banco o una oficina de crédito que evalúa si una persona tiene las condiciones necesarias para recibir un préstamo. Y sus calificaciones son imprescindibles para los inversores que deben decidir dónde ponen el dinero.