No pudieron reanudarse ayer, como se esperaba, los vuelos a Bariloche y El Calafate desde el aeropuerto local, suspendidos desde la semana pasada por la lluvia de cenizas provenientes del volcán Calbuco, en el sur de Chile, que afectaron buena parte de la comarca andina patagónica.
Según los voceros del aeropuerto Islas Malvinas los vuelos con otros destinos operan normalmente y desde la oficina del Servicio Meteorológico Nacional en Rosario se aseguró que la pluma volcánica despedida por el Calbuco no afecta las operaciones en la aeroestación local.
La portavoz de la administración del aeropuerto, Cecilia Gabenara, precisó que “las compañías aéreas informan día a día si se efectuará o no el vuelo”, por lo que aún no se sabía ayer qué podría ocurrir hoy.
Al respecto se informó que los pasajeros que perdieron su vuelo deben comunicarse con Aerolíneas Argentinas para reprogramar el viaje o solicitar el reintegro total del costo del pasaje.
La intendenta municipal de Bariloche, María Eugenia Martini, anunció ayer que se habían completado las tareas de limpieza de cenizas del aeropuerto de esa ciudad y que se reanudarían los vuelos de Aerolíneas Argentinas y LAN, lo que no ocurrió.
La Autoridad Nacional de Aeronavegación Comercial (ANAC) también había notificado que el aeropuerto ya estaba operable, pero condicionó el regreso de los vuelos a Bariloche a una decisión de las compañías, en función de las condiciones de suspensión de partículas en el aire.
“Todavía hay mucho por hacer y el volcán Calbuco está inestable, pero respondimos como ciudad a la emergencia y estamos preparados”, señaló Martini.
El viernes el senador nacional Miguel Pichetto realizó gestiones con el jefe del Gabinete nacional, Aníbal Fernández, para coordinar con la Anac y el Servicio Meteorológico Nacional un rápido reacondicionamiento del aeropuerto para posibilitar el regreso de los vuelos, esenciales para la actividad económica y social de toda la zona.
No obstante, la decisión de retomar el itinerario depende de la evaluación que realice cada compañía, atendiendo a que las cenizas en suspensión contienen partículas abrasivas que pueden provocar un desgaste adicional en el mecanismo de los motores de las aeronaves, reduciendo su vida útil y provocando daños que podrían afectar la seguridad de los vuelos.