El presidente de Brasil, Michel Temer, negó este jueves la renuncia al cargo en medio de la mayor crisis de su gobierno, originada por grabaciones de presuntas negociaciones por sobornos para comprar el silencio de posibles delatores a la operación Lava Jato. Por los audios filtrados fue abierta una investigación sobre su conducta en el Supremo Tribunal federal.
«No renunciaré; repito, no renunciaré», dijo Temer, de 76 años, en un pronunciamiento en el que aseveró su inocencia frente a la grabación que le realizó el delator Joesley Batista, dueño de la empresa frigorífica JBS.
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Temer rechazó haber avalado las coimas que Batista dijo pagarle al ex diputado preso Eduardo Cunha, el cerebro del juicio político contra Dilma Rousseff, para comprar el silencio.
«En ningún momento autoricé pagar por el silencio de nadie. Por una razón simplísima: no tengo nada que esconder. Mi único compromiso es con Brasil, y este compromiso es el que me guía. No renunciaré, repito, no renunciaré y exijo un esclarecimiento pleno de todo», declaró en cadena nacional desde el Palacio presidencial de Planalto.
«Escuché el relato de un empresario que dijo que auxiliaba a la familia del ex parlamentario. En ningún momento compré el silencio de nadie. No le temo a ninguna delación. No necesito un cargo o fueros; siempre honré mi nombre», dijo Temer.
El presidente calificó las escuchas autorizadas por el Supremo Tribunal Federal como «pruebas clandestinas» y dijo que pidió el acceso a los audios que fueron grabados el mes pasado.
En medio de la salida de varios aliados de su base parlamentaria, Temer dijo que «no se puede tirar al tacho de basura de la historia tanto trabajo» para enfrentar la recesión.
«Vivimos esta semana el mejor y el peor momento del gobierno», comentó el mandatario.