La pesadilla no termina. Central repite semana a semana una película de terror y la silbatina de los hinchas es un claro reflejo de lo que el equipo trasmite. Esta vez fue el Tiburón marplatense, que con un 2-0 sacó una ventaja importante de cara a la revancha por la Copa de la Superliga.
Inexpresivo, destruido desde lo físico, sin ideas. Diego Cocca no parece encontrar algún argumento para revertir una situación que ya supera lo preocupante. Sólo Jeremías Ledesma sostiene con atajadas a un equipo tirado a la cancha. Pero no alcanza.
Aldosivi arrancó mejor plantado en el terreno que Central. Desde esa superioridad posicional, con presión intensa y sobre Ortigoza y Rinaudo a la hora de recuperar, los marplatenses fueron protagonistas. Con el simple recurso de achicar espacios hacia adelante, el Tiburón incomodó al local, le desbarató el libreto de juego. Y le generó al menos tres situaciones que pudieron haber terminado en gol.
En este escenario, no fue sorpresa que la primera clara fuera de la visita. Pasados los 10 minutos, Iñiguez desbordó por derecha y sacó un centro al corazón del área, Chávez conectó de cabeza y Ledesma llegó a desviar a puro reflejo. El rebote le quedó a Colman que buscó asegurar, también de cabeza, y generó otra notable intervención del arquero.
Sin chance de salir con pelota dominada del fondo, por la efectiva presión visitante, Central tuvo que jugar pelotas largos para Zampedri, que ganó muy pocas. La generación ofensiva canalla quedó demasiado supeditada a lo que pudieran gestar Lovera y Vergara desde la gambeta en velocidad. Y los dos insinuaron mucho y concretaron muy poco.
La única del primer tiempo para los de Arroyito quedó en los pies de Caruzzo. A los 25 desde un centro a partir de una pelota detenida, cuando el defensor se encontró con un rebote dentro del área tras un mal despeje de Amor. Pero remató muy desviado.
Las últimas dos del primer tiempo fueron para Aldosivi, y recién allí logró quebrar el cero. La primera a los 36, Yeri apareció libre dentro del área y Ledesma salvó el mano a mano. La segunda a los 45, un remate de Iritier desde afuera que dio en el palo, rebotó en Ledesma y se metió mansamente en el arco auriazul.
En el complemento, se vio más de lo mismo. Central fue tan largo como inexpresivo. Desde lo colectivo, no generó casi nada. Y fue controlado casi sin problemas por un práctico Aldosivi, que supo jugar con la desesperación y la impericia auriazul.
Los cambios de Cocca modificaron poco y nada. Los ingresos de Herrera y Aguirre fueron más de lo mismo. Ledesma salvó un par de veces el segundo gol. Pero no tuvo nada que hacer a los 36, cuando a Videla le quedó un rebote dentro del área y convirtió sin oposición.
Volvió a perder Central. Y aunque en distintas competencias, hilvanó la cuarta derrota consecutiva. Lo peor del caso, no hay señales de que la recuperación futbolística esté a la vuelta de la esquina.
