Los rebeldes libios se preparan para una gran ofensiva en el frente occidental, con el objetivo de acercarse a Trípoli, bastión del régimen de Muamar Gadafi bombardeado continuamente por la OTAN.
Al mismo tiempo, el presidente sudafricano, Jacob Zuma, tiene previsto viajar a Rusia para entrevistarse con las autoridades de ese país sobre la crisis libia, en momentos en que las negociaciones para un posible final del conflicto parecen empantanadas. En efecto, cinco meses después de iniciarse el conflicto, las partes no parecen dispuestas a ceder.
Mientras tanto, los rebeldes, que han ganado terreno en el frente oeste, se aprestan a lanzar una ofensiva de envergadura. «En los próximos días habrá cambios en la línea de frente», declaró Ahmed Omar Bani, portavoz de los rebeldes.
Según él, los insurgentes procuran reconquistar Bir Al Ghanam, un cruce estratégico a unos 50 kilómetros de Trípoli, con el fin de poner la capital libia al alcance de las armas de los rebeldes.
Por su parte, la OTAN siguió bombardeando la zona de Tajura, un suburbio de la capital.
Así, ayer por la noche se oyeron explosiones en esta periferia oriental de la capital libia, indicaron testigos a la AFP, quienes precisaron que eran «bombardeos de la coalición».
La OTAN anunció que intensificó sus bombardeos en el oeste de Libia, destruyendo unos 50 objetivos militares durante una semana. Dichas incursiones aéreas se realizaron en una zona que va de las montañas de Yebel Nefusa, cerca de la frontera con Túnez, hasta Misrata, 200 km al este de Trípoli, había agregado la Alianza Atlántica.
En este contexto, el presidente de Sudáfrica, quien participó en la cumbre de la Unión Africana (UA) en Guinea Ecuatorial, que tuvo lugar del 29 de junio al 1 de julio, se entrevistará en Moscú con autoridades rusas.
Al igual que Rusia, Sudáfrica intenta mediar para lograr un cese el fuego entre el régimen de Muamar Gadafi y los rebeldes, pero sus intentos ya han fracasado en una oportunidad a fines de mayo.
A fines de junio, Zuma expresó la «preocupación» del «conjunto de la UA» por los bombardeos continuos en Libia, «pues la finalidad de la resolución 1973 era proteger al pueblo libio y facilitar esfuerzos humanitarios».
El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, también ha denunciado en distintas oportunidades las diferentes «interpretaciones» sobre la resolución de la ONU que autoriza el recurso a la fuerza para proteger a la población civil.