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“No voy a parar hasta que se haga una buena campaña”

Por Laura Hintze.- El papá del chico de 15 años que murió por Hantavirus reclamó al Estado que se haga presente en el barrio.

Ni brote, ni epidemia, pero sí miedo tras la muerte de un pibe de 15 años. Sobran, también, denuncias por una importante desinformación sobre el tema, realizadas con mucha fuerza y con el padre del joven fallecido como principal vocero. Esto toma mayores dimensiones si se tiene en cuenta que en la zona de Barra y Saavedra: falta zanjeo, iluminación, abundan basurales y pastizales, y varias familias viven y trabajan del cirujeo. En medio de la desolación y la bronca por el fallecimiento de su hijo, Gonzalo Lencina habló con El Ciudadano y arremetió contra autoridades locales por la falta de campañas preventivas sobre la enfermedad. “No voy a parar hasta que se haga una buena campaña contra el virus, no tiene que haber más casos de estos. Si no hay cura debe haber prevención”, remarcó.

El problema comenzó un sábado cuando su hijo se quejó por un fuerte dolor de cabeza y dolores musculares. “El domingo se siguió sintiendo mal y el lunes lo llevamos al dispensario, y ahí le pusieron suero y salió un poco mejor. El diagnóstico que dieron los médicos fue gastroenteritis”, explicó Lencina. Y agregó: “Al otro día continuaba con muchos dolores y lo llevamos al hospital. Estuvo un rato consciente, pero después se descompuso y ahí no lo pudimos ver más. La enfermedad fue fulminante, le comió todo por dentro”.

Sergio falleció en la madrugada del martes en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela, donde había sido trasladado menos de 48 horas antes con un cuadro febril con vómitos y diarrea. Los síntomas habían aparecido de repente y nada pudieron hacer para salvarlo, por lo que de inmediato creció el alerta sobre una cuestión de extrema gravedad. Y el jueves por la tarde se confirmó que lo era: el Instituto Maiztegui de Pergamino confirmó que se trató de un caso fatal causado por el virus Hanta.

El joven cursaba primer año de la escuela secundaria pública número 547, ubicada en Barra y Saavedra, zona sudoeste de la ciudad. Ayer por la mañana, el área de salud de la Municipalidad realizó una campaña urgente de concientización, a la que varios vecinos se acercaron para aclarar sus dudas. Sin embargo, afirmaron una y otra vez ante cámaras y micrófonos que allí la basura existe y existió siempre.

Sergio es un hombre de 40 años que vive en la esquina de Barra y Uruguay, y según contó a este medio, todas las mañanas ve, frente al descampado de su casa –el mismo que está frente a la escuela–, cómo va creciendo el basural. “A la noche vienen camionetas de otras zonas, camiones de verdulerías, y tiran todo acá. Los carreros de la zona no son los que contaminan”, aseguró.

Según el relato del vecino, hace tiempo que en la zona abundan la basura y los roedores. Éstos son los vectores del hantavirus, ya que es a partir del contacto con un tipo de ratque se contagia la enfermedad. Sin embargo, más allá del riesgo latente en el barrio, el Estado parece estar más bien ausente. Dicen los vecinos que faltan obras de zanjeo, de iluminación, falta cortar los pastizales y, claro está, limpiar la basura.

“Antes recolectaban día por medio, ahora van sólo dos veces por semana”, señaló Sergio. Como dato, en la última sesión del Concejo Municipal se aprobó un convenio propuesto por la concejala del Partido del Progreso Social, María Fernanda Gigliani, a partir del cual se urbanizará el descampado frente a la escuela y la casa de Sergio, y epicentro principal del conflicto.

Ahora en el barrio, de golpe, muchos chicos tienen síntomas, fiebre y vómitos, algo que más bien se ha asociado al miedo que quedó después de la tragedia.

“Después de la charla que se dio en la escuela están todos más tranquilos. Pero hace 15 años que yo vivo acá y no hubo nunca una campaña, esto se podría haber evitado”, destacó Sergio. Por su parte, el padre del joven fallecido declaró que “no va a parar” hasta que existan verdaderas campañas de concientización contra la enfermedad.

En este marco, desde el área de Salud de la Municipalidad, Analía Chumpitaz –precisamente a cargo de Epidemiología– aclaró que el hantavirus es una enfermedad “de muy baja frecuencia”, que se produce en ámbitos cerrados y por la inhalación de materia fecal de roedores, “por lo que su contagio no es fácil”. También marcó que no es sólo la zona sudoeste la que tiene condiciones de contagio, sino varias, con lo que agregó una cuota de duda a la tragedia: ¿qué pasó, entonces allí?

“Las medidas de prevención son para todos en todos lados: los roedores transmiten todo tipo de enfermedades y están en todos lados”, señaló Chumpitaz, quien resaltó la importancia de no entrar en “pánico”. Además, informó que ya se está trabajando en el barrio, que se hará por varias semanas y la vigilancia epidemiológica se ha intensificado, aunque no exista brote de hantavirus.

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