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Nobel apuesta por Bob Dylan

La clásica polla por uno de los máximos premios en Literatura, este año está cabeza a cabeza entre el músico norteamericano y el poeta sirio-libanés Adonis. La decisión de la Academia Sueca será hoy.

Las apuestas previas a la entrega del premio Nobel de Literatura (que se conocerá hoy) son un clásico, pero este año tienen el condimento especial de que se encuentran cabeza a cabeza entre el poeta sirio-libanés Adonis y el poeta, cantante y compositor estadounidense Bob Dylan. Lo siguen al creador de “Like A Rolling Stone” otro lírico, el sueco Tomas Tranströmer y el novelista japonés Haruki Murakami. Ellos son, junto al israelí Amos Oz y el italiano Antonio Tabucchi los posibles ganadores. En tanto, el científico israelí Daniel Shechtman ganó ayer el premio Nobel de Química 2011 por el descubrimiento de los cuasicristales, informóla Real AcademiaSueca de Ciencias en Estocolmo. Dicho descubrimiento arrojó la paradoja de que los “cuasicristales” se asemejan a los mosaicos del mundo árabe.

La verdad sobre el Nobel de Literatura será develada hoy cuando se anuncie finalmente al ganador del preciado galardón. Pero hasta anoche en Estocolmo estaba causando una extraña sensación que Dylan –considerado desde hace tiempo como un candidato marginal– se sitúe justo detrás del eterno favorito Adonis apenas 24 horas antes del anuncio.

Mientras tanto, había quienes dudaban, como el editor sueco Svante Weyler, quien sostuvo: “Dylan es sólo una idea feliz. Y Adonis lleva siendo demasiado tiempo favorito”, afirma. En su opinión,la Academia Sueca“volverá a sorprender por completo”.

Desde el lunes pasado se inició la entrega de premios Nobel 2011 y ayer tuvo lugar el de Química, al científico israelí Daniel Shechtman por su descubrimiento de los “cuasicristales”.

“En los cuasicristales, hallamos reproducidos los fascinantes mosaicos del mundo árabe en el nivel atómico; patrones regulares que nunca se repiten a sí mismos”, indicó el Comité Nobel.

El descubrimiento de Shechtman, en abril de 1982, desafió el concepto previo de que “en un sólido, los átomos están empaquetados en cristales con patrones simétricos que se repiten periódicamente una y otra vez”, agregó el comité. La comunidad científica sostenía que no era posible, que sólo existían dos tipos de materiales sólidos: los cristales, con su estructura simétrica y muy regular, y las sustancias amorfas, como el vidrio. Algo como los cuasicristales no entraba en ninguna de estas dos categorías.

Shechtman trabajó con una aleación de aluminio y manganeso cuando a través del microscopio electrónico se topó con los cuasicristales, que contradecían las leyes básicas de la cristalografía.

En 1984, Shechtman y colegas que creyeron en sus datos, publicaron dos artículos científicos en los que describieron las propiedades especiales de los cuasicristales. Antes, el estudio había sido rechazado por una revista científica.

Desde el descubrimiento, otros cuasicristales fueron producidos en laboratorios, pero también fueron encontrados en un río ruso así como en determinada forma de acero.

“Pasó mucho tiempo hasta que el descubrimiento de Shechtman pasara por los filtros del sistema científico”, afirmó Sven Lidin, miembro del Comité Nobel, en conferencia de prensa en Estocolmo.

Lidin opinó que se trata de “un descubrimiento muy importante por el solo hecho de que sacude los fundamentos de las ciencias del estado sólido, (y) el hecho de que es opuesto a lo que sabíamos de antes”.

En Buenos Aires, Ernesto Calvo, investigador del Conicet y director en el Instituto de Química y Física de Materiales, Medioambiente y Energía, confirmó que los cuasicristales, o sólidos cuasiperiódicos, son aquellos que “exhiben simetrías que no presentan los sólidos cristalinos”.

“Por tanto, su estructura cristalina no es periódica, es decir, no se puede construir mediante la repetición de una celda unidad”, explicó el experto argentino.

Calvo precisó que los cuasicristales son estructuras relativamente comunes en aleaciones con metales como el cobalto, hierro y níquel y, a diferencia de sus elementos constituyentes, son malos conductores de la electricidad, no presentan propiedades magnéticas y son más elásticos que los metales ordinarios a altas temperaturas.

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