La entrega del el Premio Nobel de la Paz 2010, al encarcelado disidente chino Liu Xiaobo, intelectual de renombre que participó activamente en 1989 en el movimiento democrático de la plaza Tiananmen, generó algunas polémicas y duros cruces por el pedido de su liberación y críticas hacia el gobierno de Hu Hintao.
Liu, de 54 años, purga una pena de 11 años de cárcel por tentativa de «subversión del poder del estado», después de haber impulsado la «Carta 08», un texto que reclama que China comunista avance hacia la democracia.
Desde el gobierno Chino consideraron como «una obscenidad» la atribución del galardón al disidente Xiaobo y agregaron que «es totalmente contraria a los principios» de esta recompensa y perjudicará las relaciones entre China y Noruega, declaró el ministerio de Relaciones Exteriores de ese país.
«El Premio Nobel de la Paz debería ser otorgado a quienes trabajan para promover la armonía étnica, la amistad internacional, el desarme, y los que realizan reuniones en favor de la paz. Esos eran los deseos de (Alfred) Nobel», afirmó el portavoz de la cancillería china, Ma Zhaoxu.
«Liu Xiaobo fue hallado culpable de violar la legislación china y condenado a la cárcel por organismos judiciales chinos», afirmó el ministro en un comunicado y agregó que «sus acciones son contrarias a los objetivos del Premio Nobel de la Paz. Al atribuir el galardón a esta persona, el Comité Nobel ha violado y blasfemado ese premio».
Además, la policía china impidió que la esposa del Xiaobo hablara con la prensa; un corresponsal dijo que había acudido a la casa de Liu Xia pero no pudo hablar con ella.
Sin embargo, afirmó que a través de Twitter, la mujer escribió: «Totalmente sorprendida, muy feliz, lamento que él no está aquí, un gran honor pero también una gran responsabilidad».
A pesar del fuerte rechazo que generó en el gobierno de Hu Hintao, distintos países como Alemania y Francia aprovecharon la distinción para solicitar la libertad de Xiaobo y destacar su compromiso con a defensa de los Derechos Humanos.
El portavoz del gobierno alemán, Stefenn Seibert señaló que «desea que sea liberado pronto para que pueda recibir personalmente su premio» y confirmó que «el gobierno se comprometió en el pasado con su liberación y seguirá haciéndolo».
Por su parte, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner afirmó que «esta decisión representa la defensa de los derechos humanos en todo el mundo» y gobierno francés reiteró su llamamiento a China para que ponga en libertad a Liu Xiaobo, quien cumple una condena de 11 años de prisión.
En tanto la organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) expresó su confianza en que el premio otorgado al disidente chino sirva para sacar a la luz «la violación de los derechos humanos que padece China».