“Con un palo y medio comprale un cajón a tu papá… no se habla más”. La misiva, escrita a mano, no deja lugar a dudas. Adjuntada, el texto tenía una bala de grueso calibre, como si fuera la estampilla. Y como si el mensaje no hubiera quedado lo suficientemente claro, estuvo acompañado de un ráfaga de tiros que impactó este lunes por la noche en la fachada de la vivienda de avenida General Levalle al 1450, en Villa Gobernador Gálvez. Allí unas veinte perforaciones fueron un signo inequívoco del asedio de los pistoleros. La Fiscalía investiga los móviles detrás de este ataque, que se sumó a otro en la misma localidad y que se sumaron a otros dos que tuvieron lugar en Rosario, con pocas horas de diferencia y bajo la misma mecánica.
Aprietes por deudas, amenazas e intentos de usurpaciones; broncas interpersonales, disputas territoriales por narcomenudeo o extorsiones. Mala puntería o bien blancos equivocados. Incluso a veces las víctimas no encuentran explicación. Los móviles que se esconden detrás de las balaceras cotidianas contra fachadas de viviendas pueden ser múltiples. Lo cierto es que la modalidad delictiva no cesa de sembrar terror en la ciudad y en los últimos tiempos se transformaron en una postal cotidiana en Villa Gobernador Gálvez.
Lo admitieron funcionarios de las más altas esferas ejecutivas o judiciales. La propia jefa de los fiscales de Rosario, María Eugenia Iribarren, reveló que en una jornada los ataques pueden ascender a una veintena. Este lunes por la noche y martes por la madrugada no fueron la excepción.
El domicilio de Levalle 1450, contaron fuentes policiales, había sido blanco de otro ataque ocurrido el 4 de octubre pasado, con la misma modalidad. Este lunes, el personal del Gabinete Criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) tuvo dificultades en distinguir los nuevos impactos de los viejos.
En la vivienda, ubicada en una zona comercial cercana a la plaza San Martín, a la sede del municipio, al Hospital Gamen y de una parroquia, vive un hombre de 81 años que se encuentra en silla de ruedas y está al cuidado de dos acompañantes.
Dos cámaras de seguridad que vigilan la vivienda podrían haber captado a los atacantes. “No sabemos quién ni por qué” ocurrió el ataque, dijo escuetamente una de las acompañantes del hombre mayor consultada por la prensa.
Según pudo saber este diario los detectives buscaban determinar si en esa vivienda viven las mismas personas que fueron allanadas el 18 de marzo de 2009, ocasión en que fueron secuestrados dos kilos de cocaína en lo que los pesquisas denominaron un laboratorio de precursores químicos para producir y cortar esa droga. Entonces, fue detenido un hombre de 45 años llamado Juan D.
No fue el único caso que pasó a engordar la pila de expedientes por abuso de armas y amenazas de los investigadores del Ministerio Público de la Acusación (MPA) en la vecina localidad. Horas después, un joven de 37 años denunció que mientras dormía escuchó disparos en el frente de su casa en Mitre al 700 observó 5 impactos en mamposterías y otros dos en la ventana.
Tablada e Itatí
Por la madrugada, cerca de la 1, en el barrio Itatí cuatro disparos impactaron –sin atravesar– en la puerta de una casa ubicada cerca del potrero de Pueyrredón y Garibaldi.
Susana, la propietaria de un comercio lindero, atribuyó al ataque al “enfrentamiento de dos banditas” y aseveró que ligó el ataque de rebote. Sin embargo, fuentes policiales indicaron que en la escena fue hallado un cartel con la leyenda: “Acordate que los pibitos crecen”.
En 2018, la canchita de fútbol fue escenario del trágico homicidio de Pablo Silva, un adolescente de 14 años jugador de fútbol que quedó en medio de una balacera. Un mural con el rostro del chico pintado por los pibes de la escuela de fútbol Villa Centeno. “No queremos seguir pintando a nuestros pibes en las paredes”, dice la consigna que acompaña el homenaje.
No menos brutal fue el tiroteo frente a una casa –deshabitada, según vecinos– en Dean Funes al 166 bis. “No vive nadie, no sabemos quién va a venir a vivir ni quien es el dueño, nadie se hace presente y nos preocupa eso: no tener información ni saber qué hacer. Ya balearon a (la casa de) los vecinos y estamos todos en riesgo”, apuntó preocupada una mujer de ese sector de Tablada.
Según los testimonios fueron dos balaceras en un lapso de casi una hora, “a las 2.45 y 3.40” de este martes. Sobre esa vivienda, un investigador recordó que fue allanada en agosto de 2019 en el marco de una causa por extorsiones y amenazas a un vecino de ese mismo barrio. Entonces, una brigada de la ex Policía de Investigaciones (PDI) secuestró una pistola calibre 9 milímetros con la numeración suprimida con 7 cartuchos, tres teléfonos y anotaciones, consignaron sobre ese operativo.