Hay noches que no sale nada. Y eso es lo que le pasó a Newell’s frente a Racing. La goleada 4-0 de la Academia fue impensada, sorpresiva y tuvo sustento en la inteligencia de Costas para plantear el partido, además de la ineficacia de la Lepra, algo de mala fortuna y una defensa que jugó siempre expuesta y nunca pudo afirmarse.
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El fútbol directo y vertical fue un sello del partido. Ni siquiera la presencia de Banega pudo darle pausa a la pelota. Racing hizo un planteo inteligente, abrió la cancha con Mura y Rojas como carrileros y desde allí buscó desbordar o tirar el pelotazo para que Salas y Martínez peleen mano a mano con Velázquez y Glavinovich.
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Newell’s intentó presionar como siempre, pero la visita no dudó en reventar la pelota para no complicarse. Y la pelea pasó por lo alto. Racing pareció más cómodo en el primer tiempo. Y tuvo chances con Maravilla Martínez, quien ejecutó desviado desde muy cerca y luego casi anota con desvío en Glavinovich.
El Rojinegro tuvo intenciones cuando Banega logró tener la pelota y Martino y Méndez se proyectaron, pero May siempre llegó un segundo tarde para capitalizar dos chances claras.
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La mala fortuna hizo que un remate de Mura sin riesgo se colara por encima de Macagno para el 1-0. Y el empate no llegó porque un remate del Colo Ramírez se fue apenas desviado y luego Arias se lució ante un toque a quemarropa de Banega y una chilena pirueta de Ramírez.
En ese frenesí del partido, Echevarría evitó sacarle una segunda amarilla a Martínez, en el apuro Martino perdió la pelota con el equipo saliendo y Maravilla definió suave ante la salida de Macagno.
El 2-0 de Racing fue una distancia impensada e injusta para irse al vestuario. Y el equipo de Larriera se encontró con una situación que aún no había enfrentado en la Copa de la Liga.
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Si Newell’s se ilusionaba con una reacción, el zapatazo de Zuculini al ángulo para el 3-0 en el inicio del complemento fue otra señal inequívoca de una noche pifiada. Descolocado y mal parado en defensa, Maravilla aprovechó espacios para el cuarto y ahí Larriera le dio descanso a Banega y Fernández Cedrés, que ya no tenía sentido siguieran en cancha.
Y si bien el golpe fue duro, la actitud de Newell’s entregó señales de que sólo se trató de una mala noche. Larriera deberá ajustar algunas cuestiones tácticas, pero el 0-4 sólo debería ser una jornada para el olvido en la cual no salió una.