En lo que va del año la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana concretó 19 clausuras a locales bailables y bares. Entre los motivos se cuentan falta de habilitación para funcionar, violaciones a clausuras ya existentes y tergiversación de rubro, entre otros.
Las intervenciones fueron efectivizadas en comercios nocturnos por la Dirección de Inspección de Industrias Comercios y Servicios.
Desde la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana contabilizaron 14 violaciones de clausuras: siete constatadas por el área que encabeza Gustavo Zignago y las restantes por orden del Tribunal Municipal de Faltas.
Las decisiones judiciales se realizan través de juzgamientos que a su vez se efectúan en base a las inspecciones que lleva a cabo la Secretaría de Control junto con la Dirección General de Inspección.
Denuncias penales
Según informaron desde el área que encabeza Zignago, de las ocho denuncias penales radicadas en la Justicia contra responsables de los comercios, en todos los casos contaban con una violación a una medida de clausura existente.
“El Tribunal de Faltas municipal, en razón de la acumulación de infracciones, resolvió 12 clausuras en lo que va del año, las que en su mayoría tienen que ver con tergiversación de rubro y venta de alcohol fuera de horario. Vale destacar que tres fueron por ruidos molestos”, explicaron desde el área.
“Tenemos facultades para actuar en base a ordenanzas y decretos del Ejecutivo. En este marco velamos por el cumplimiento de la norma que rige para los locales para la nocturnidad y hacer cumplir, no sólo las normas de higiene y seguridad sino también el cumplimiento de horario, entre otras cosas”, dijo a El Ciudadano el secretario de Control.
“Cuando detectamos una infracción en un comercio, labramos el acta y el Tribunal es el que dictamina, luego de un proceso en el cual el titular del negocio tiene su correspondiente descargo, y luego emite una sanción”, agregó el funcionario.
“Si el comerciante viola esa clausura, es decir, prosigue con la actividad, nosotros tenemos una facultad administrativa que es la reimplatación de la clausura y nos habilita a denunciar ante la provincia el no acatamiento de la medida, ya que tenemos competencias para actuar en base a las ordenanzas y los decretos del Ejecutivo municipal”, concluyó Zignago.
Accionar ante la Justicia
Las competencias de la Dirección de Inspecciones, junto con la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana, le otorga –además de efectuar directamente una clausura cuando el comerciante viola la pena impuesta, como es el caso de reabrir cuando hay ordenado un cierre vigente–, la facultad de denunciar ante la provincia el desacatamiento de la medida impuesta.
La clausura directa, según explicó Zignago, se llevó a cabo en “algunos locales que tienen grado de conflictividad”, como fue el caso del ubicado en la planta alta de Santa Fe y Entre Ríos, tras detectar que la habilitación del lugar estaba a nombre de una persona fallecida y el sitio abría alrededor de las 5.30, cuando es el horario en que todos deben cerrar. Es por ello, que hace aproximadamente un mes se decomisó los bienes del lugar y se lo clausuró definitivamente.
Otro caso conocido en materia de alteración del orden público, en donde se produjeron balaceras e incluso muertes, es el del after bar de Avellaneda y Marcos Paz, que incluso reabrió y tuvo episodios de violencia el primer fin de semana de enero pasado y, tras cuatro semanas, desde la Dirección de Inspecciones detectaron actividad: “Se desalojó el lugar y lo clausuramos nuevamente”.
En estos casos antes mencionados, Zignago explicó que “vale la restricción dispuesta por el Ejecutivo en enero de este año mediante la cual, en un futuro, quien gestione en ese sitio un comercio del mismo rubro que se clausuró, se le será negado”.
De acuerdo a los datos aportados por la Secretaría de Control, en Rosario hay entre 300 y 350 locales nocturnos habilitados y su funcionamiento varía de acuerdo a la época del año.
“Al hablar de una localidad que no cuenta con pocos habitantes ni comercios nocturnos, armamos un trabajo de cinco recorridos, con la lógica de cada uno de los distritos, para que se efectúen inspecciones sorpresivas”, indicó Zignago.
Otro de los puntos al que el funcionario consideró “estratégico”, es el denominado “punto fijo”, que se aplica a aquellos lugares que empiezan a mostrar cierto grado de conflictividad
En cuanto a la “tercera estrategia”, el funcionario explicó que en determinados comercios, de jueves a domingo, hay un sector compuesto por la Guardia Urbana Municipal (GUM) y la Policía de la provincia, entre otros, que recorre estos locales certificando el cumplimiento de la clausura y observando aquellos que pueden generar algún grado de conflictividad. “Tenemos un promedio que supera el 1,8 visita por mes, lo que indica que visitamos esos lugares al menos 24 veces al año”, dijo el secretario de Control, lo que equivale, en un local que por lo general abre sus puertas viernes y sábado, recibe al menos una inspección sorpresiva por mes.
Finalmente, el funcionario recordó la caducidad de la clausura del bar que funcionaba en Maipú al 1100, en donde meses atrás se desató una balacera que terminó con la vida de una persona, y la disco Gótica, de Mitre al 1500, que en los últimos tiempos funcionaba bajo el nombre de Boricua, sobre la que pesa la caducidad de la habilitación, aunque sus propietarios están en instancia de apelación.