Hace un mes, un sargento de la Policía de Santa Fe, dos agentes de inteligencia de la Gendarmería Nacional y tres civiles fueron detenidos y acusados de conformar una organización narcocriminal que adquiría, transportaba y comercializaba cocaína y marihuana, desde Bolivia y Paraguay, en la capital provincial y ciudades aledañas. La semana pasada, el sexteto fue procesado por el juez Francisco Miño, quien aceptó el pedido del fiscal federal Walter Rodríguez y, además de encausarlos, dejó a cinco de ellos tras las rejas.
Según la investigación judicial, la organización tenía dos cabecillas: el policía Edgardo “Cabezón” Baigoría (quien prestaba servicios en la comisaría de San José del Rincón y es hermano de un ex titular de Drogas Peligrosas y también ex subjefe de la Policía de Santa Fe, y su socio Emanuel “Enano” González, hijastro del ex representante de boxeadores Luis Alberto Paz.
La banda la completaban los gendarmes Omar “Perro” Sosa y Santiago Armando Alejo, el arbolito Carlos “Tincho” Ferrero, quien realizaba las operaciones con moneda extranjera, y el vendedor de estupefacientes Carlos Alberto Mansilla, siempre según la acusación.
Todos fueron acusados de haber formado parte en distintas escalas, del contrabando de estupefacientes provenientes del exterior (marihuana paraguaya y cocaína boliviana) y trasladarlos por tierra a la ciudad de Santa Fe para luego distribuir los estupefacientes en eslabones menores en la capital provincial y ciudades aledañas.
El caso se destapó el pasado 4 de abril luego de 23 allanamientos simultáneos en Santa Fe, Santo Tomé y otras localidades provinciales. El operativo lo llevó adelante la Policía de Investigaciones (PDI) con apoyo de Gendarmería Nacional, efectivos que además de llevar adelante las seis detenciones secuestraron cocaína, marihuana, autos, armas y documentación.
Voceros judiciales dijeron que la caída de la banda fue fruto de una investigación por narcotráfico y lavado de activos que demandó un año y cuatro meses, lapso en el que se realizaron trabajos de inteligencia y se analizaron escuchas telefónicas. Sólo uno de los allanamientos tuvo lugar en Rosario, en Maipú al 1700.
La pesquisa arrancó en 2015 cuando un policía y un comerciante santafesino cayeron en Formosa a bordo de un Mercedes Benz B200 que transportaba, en un doble fondo, 32 kilos de cocaína desde Paraguay hasta Santa Fe. Si bien los dos detenidos ya fueron condenados, un dato que surgió de esa investigación sentó los cimientos del operativo de la banda desbaratada en abril por el fiscal federal de Santa Fe Walter Rodríguez.
Fuentes federales dijeron que ese mismo auto había cruzado el paso fronterizo otras nueve veces; el conductor en esas ocasiones, según quedó asentado en la frontera, fue otro efectivo de la Policía provincial, el mencionado Cabezón Baigoría. Es socio en una empresa con el Enano González, hijastro de Luis Paz, quien a su vez comparte una segunda firma, Paz SRL, con otros integrantes de la familia del ex mánager de boxeo, quien está bajo la lupa por lavado de activos.
Según el fiscal Rodríguez, los dos cabecillas de la banda narco, Baigoría y González, no tenían una forma de operar rígida porque solían cambiar los proveedores del exterior (Bolivia y Paraguay) como también a los transportistas que traían los estupefacientes al país vía Salta y Misiones. Lo que sí tenían consolidado era el esquema organizativo en Santa Fe, tanto en la distribución como en los puntos de venta.
Otra parte de la investigación se basó en el cambio de divisas, por lo que fue procesado un arbolito, el único que salió en libertad bajo caución. Al respecto, los pesquisas explicaron que si bien los cabecillas se valieron de un cambio de divisas, la compra no era inmediata a la venta de la droga. La hipótesis de los investigadores es que la droga tenía un proceso de «enfriamiento», la guardaban en un depósito para luego volcarla en los lugares de expendio y así conseguían el efectivo.
Además del caso que originó la pesquisa, ocurrido en Formosa, para la Fiscalía quedó demostrado que se efectuaron, al menos, otras tres maniobras de adquisición, transporte, traslado o almacenamiento de sustancias tales como marihuana y clorhidrato de cocaína. Los hechos mencionados tuvieron lugar en las ciudades de Apóstoles, en la provincia de Misiones; Salta y Santo Tomé, provincia de Santa Fe, y las causas se encontraban, hasta ese momento, desconectadas entre sí. En todos los casos se logró el secuestro de grandes cantidades de sustancias estupefacientes en manos de los distintos imputados.