Las mujeres hemos sido maltratadas por mucho tiempo, invisibilizadas, consideradas el sexo débil y con capacidades mínimas. El poder sobre nosotras ha sido implacable. Cuanta más organización y más unidas estemos, el poder será una construcción colectiva.
Hoy, en el siglo XXI, podemos decir que tanta lucha, sacrificio y muertes reivindican el rol de las mujeres pero este no es más que un largo camino que nunca concluirá en una sociedad capitalista basada en la desigualdad. Debemos trabajar y mucho aún. Y juntas.
Hoy todas las mujeres argentinas estamos bajo amenaza permanente con las decisiones que día a día, toma en su gestión el presidente de la Nación Mauricio Macri.
Somos la población más precarizadas entre los precarizados -los varones lo están, pero nosotras estamos peor-, cualquier índice privado o público que establece estadísticas sobre empleo y condiciones laborales, arroja este resultado.
El desmantelamiento del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable es un golpe a la equidad: con ese programa mujeres trabajadoras y de sectores populares podían elegir métodos anticonceptivos, cantidad de partos, qué tipo de familia sueñan y cómo disfrutar de su sexualidad.
Los niveles de violencia son altísimos -vuelvo al capitalismo- y las respuestas del Estado, erráticas.
Y cada una de estas injusticias, en base a estereotipos sobre nosotras mismas.
La pollera corta te hace puta. Salir de vacaciones sola, te expone a que te violen y maten. Si sos madre, tenés que bancarte que te paguen menos y te echen en cualquier momento. Si sos hermana mayor o la única entre varios hermanos, aprenderás a cocinar y coser. Si vivis en el campo, estudiar no es lo importante. Si sos profesional ganas menos plata que el varón que hace tu mismo trabajo. Y en casa a seguir cumpliendo con otra de las deudas por la equidad: las tareas domésticas están lejos de ser democráticas. Y la primera presa política es una dirigente mujer y de pueblos originarios. Exigimos su libertad.
Nos organizamos y sumamos a las diferentes actividades para conmemorar el 8 de Marzo porque es nuestro compromiso con las mujeres y con la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora por el incendio desatado en una fábrica de camisas de Nueva York (EEUU), donde murieron 146 personas. Este hecho revirtió la historia, marcó la lucha por los derechos de la mujer allá por 1857.
Cada una de nosotras, tiene mujeres de referencias y guía. Cada una de nosotras puede elegir -al menos- como no queremos vivir. Pero sin dudas, la unidad entre los distintos colectivos de mujeres será decisivo a la hora de garantizar nuestros derechos.
Comparto este fragmento de un discurso de Eva, que tiene una de sus frases célebres: “Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna”.
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