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Celda llena

“Nos faltaba la pata del instigador”: se cerró el cerco sobre quienes amenazaron a Di María

Los investigadores del caso aseguraron que entre los dos detenidos este miércoles, los "simpatizantes" leprosos conocidos por sus apodos de "Rengo" y "Bebé", está quien "ordenó" la intimidación. También desligaron a la dirigencia leprosa del hecho, que tampoco acotaron a una cuestión de barrabravas


“Nosotros consideramos que el autor intelectual está detenido, después de un trabajo realizado en forma conjunta entre la Fiscalía y el Ministerio de Seguridad. Nos faltaba un pata, que era el instigador, y consideramos que tenemos elementos suficientes para llevarlo a una audiencia imputativa”, consideró el fiscal Pablo Socca. Así se refirió este jueves a la detención de Alejandro “Rengo” Ficadenti, de 30 años, y Sergio “Bebe” Di Vanni, de 43, presuntos miembros de una de las facciones de la barra brava de Newell’s: al menos uno de los dos es a quien la investigación apunta como eslabón mayor en la cadena que derivó en las amenazas a la familia del astro de la Selección Ángel Di María, cuando distintas versiones coincidían en un inminente regreso al fútbol argentino para vestir los colores de Rosario Central, el club con el que debutó en Primera División.

Detuvieron a dos integrantes de la barra de Newell’s por las amenazas a Di María en marzo

Socca, quien forma parte del Equipo de Trabajo para el Abordaje de Hechos Cometidos con Armas de Fuego del Ministerio Público de la Acusación brindó este jueves una conferencia de prensa, junto al fiscal Matías Merlo, interventor de la Fiscalía Regional Rosario, y al subsecretario de Investigación Criminal de la provincia, Marcelo Albornoz, lo que da muestra cómo se jerarquizó la investigación del caso.

En ese marco, los funcionarios judiciales y el funcionario político se mostraron cautos a darle un marco de violenta rivalidad de hinchadas, y aclararon que hay más de una línea de investigación abierta. Sí negaron contactos entre quien “ordenó” la intimidación y quienes la ejecutaron con miembros de la dirigencia leprosa. Y marcaron que circunstancias “más finas” de la investigación en curso se podrán conocer en los próximos días, cuando se concrete la audiencia imputativa para los aprehendidos este miércoles.

“Tenemos que recordar que cuando se produjo el atentado detuvimos a los pocos días a los que iban en el Megane desde donde se hicieron los disparos y se dejó la nota. De las pericias a los teléfonos de esas personas surgió evidencia que indicaban respecto de uno de ellos que lo había hecho por pedido de una tercera persona, que ahora fue detenida”, remarcaron en la conferencia de prensa que tuvo lugar en el Centro de Justicia Penal.

En la rueda se aportaron detalles de cómo se llegó a la detención del Rengo Ficadenti y el Bebé Di Vanni cuando circulaban a bordo de un Audi por la zona de bulevar Seguí al 5300, en el sudoeste de la ciudad. Tras el procedimiento se desplegaron siete allanamientos en distintas zonas, en los que dos personas quedaron por ahora en calidad de demoradas, se secuestraron más de 20 millones de pesos y 8 teléfonos celulares entre otros elementos que pueden aportar más datos a la investigación.

Los funcionarios del MPA y el Ministerio de Seguridad describieron las amenazas que tuvieron como víctima a Di María y su familia –y que sin dudas contribuyeron a que el jugador resolviera extender por un año más su vínculo con el club Benfica, de Portugal– como hechos de intimidación pública, y aunque corroboraron que los dos detenidos son “simpatizantes” de Newell’s, relativizaron que todo se remita al ámbito del fútbol. Merlo recordó que en el momento en que se cometieron las amenazas, se perpetraron una serie de balaceras y ataques de enorme repercusión pública, entre ellos la ejecución a sangre fría de Bruno Bussanich, el joven de 25 años acribillado cuando cumplía su turno de trabajo en la estación de servicios de Mendoza al 7600, en la zona oeste de Rosario.

Su asesino dejó allí una nota con amenazas al gobernador Maximiliano Pullaro, como otras que dirigidas a más funcionarios, cuando se avanzó en el endurecimiento de las condiciones de detención de los presos de “alto perfil” ligados a bandas narcocriminales, al determinarse que por diferentes medios continuaban ordenando, organizando o supervisando actividades ilícitas desde sus lugares de detención. En ese esquema, lo sufrido por la familia Di María, les aseguraba que todo se amplificara rápida y extendidamente, que fue lo que ocurrió.

“Barajamos bastantes hipótesis, por la mecánica del hecho, los medios utilizados y el mensaje que dejaron en el cartel, donde se mencionó al gobernador”, marcó el fiscal Socca.

De igual modo, el fiscal regional interino Merlo remarcó que los autores intelectuales del hecho “están detenidos” y hay certeras evidencias en su contra: “La mayoría de las pruebas son científicas, en los teléfonos, y escuchas”, marcó. Y ratificó que son “personas que están vinculadas también al tráfico de estupefacientes”.

Las amenazas a Di María fueron cometidas en la madrugada del lunes 25 de marzo pasado en la entrada del barrio privado Miraflores, de Funes, donde el jugados tiene una propiedad. “Decile a tu hijo Ángel que a Rosario no vuelva más. Porque si no le matamos cagando un familiar. Ni Pullaro te va a salvar. Nosotros no tiramos papelitos, plomo y muertos tiramos”, decía el texto de la nota que dejó, tras disparar al aire, uno de los ocupantes de un Renault Megane que llegó al lugar.

La investigación del hecho permitió identificar a dos hombres y una mujer como sus autores, y que habrían cobrado 4 millones de pesos por cometerlo.

 

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