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“Nuestro teatro, si deja de ser contestatario, está perdido”

El director y docente local Rody Bertol habla de las distinciones que recibirá hoy de manos de un grupo de concejales.

En la complejidad de transitar por casi tres décadas un teatro de fuerte impronta poética que, lejos de renegar de su condición, con el tiempo se ha aggiornado pero ha mantenido ese valorado e infrecuente interés, el Centro Experimental Rosario Imagina, espacio de creación y producción teatral creado a comienzos de los años 90 por el prolífico autor, director, docente teatral y psicólogo Rody Bertol, será reconocido este jueves como Grupo de Teatro Distinguido de Rosario, al tiempo que al propio Bertol se lo nombrará Director y Dramaturgo Distinguido. Ciertamente un claro acto de justicia, en tiempos donde no abundan, y abierto al público, en particular a la comunidad teatral, los reconocimientos tendrán lugar, a las 20.30, en el CEC (Paseo de las Artes y el río), donde se leerán los decretos en cuestión, se escucharán los discursos de rigor, habrá invitados especiales, se presentarán algunas escenas teatrales y videos de tono retrospectivo y habrá un cierre con música en vivo.

Reflexivo, genuino y consciente del momento de fuertes emociones que se avecina, Bertol revisitó algunos pasajes del profuso recorrido, concretado desde 1991 a la fecha, al frente de Rosario Imagina, un tiempo en el que consiguió transitar con notable efecto el delicado equilibrio entre poética y política, entendiéndolo como un par dialéctico fundacional de toda su propuesta.

“Toda esta movida de reconocimientos que viene desde el Concejo me gustó porque, de hecho, reconoce lo que a mí más me importa que es un proyecto colectivo como Rosario Imagina, que si bien me salió discontinuo, ha sido siempre un espacio de cruce, de grandes momentos compartidos. Pero, por otro lado, cuando me dijeron del reconocimiento personal, la verdad es que no fui muy consciente y pensé, como siempre, que era un espacio más que me venía bien para hablar de las obras que estamos haciendo o de las que están por venir. Sin embargo, a medida que se fue acercando la fecha, el encuentro con la gente, los llamados, las notas, lo que me escriben en las redes, todo eso simbólico empezó a hacer su efecto y uno, indefectiblemente, empieza a hacer una retrospectiva de todos estos años”, expresó Bertol.

Generoso en su decisión de abrir Rosario Imagina como espacio de creación a otros teatristas de nuevas generaciones que se han ido sumando, pero siempre cercano a un origen que lo liga con grupos históricos de la ciudad como Arteón o Discepolín, Bertol analizó con humor y nostalgia: “Me siento como el personaje de La última cinta de Krapp, de (Samuel) Beckett, porque veo lo que hice, veo cómo la gente me recuerda ciertas obras o ciertos momentos del grupo y la verdad es que no me reconozco, porque al mismo tiempo soy yo pero también hay algo extraño en todo eso. Sobre todo, porque creo que a cada uno de los que estamos en esto del teatro nos sale lo que nos sale, y con eso vamos intentando construir algo de obra en obra. También creo que hay algo en obras como El Sueño, La sonata de los fantasmas, Lo mismo que el café, ¿Quién quiere patear el tacho?, Artificio casamiento, pero también en Los Invertidos y Mateo; o de las últimas, en El hijo de Agar, incluida la única comedia que hice, Una idea para una pequeña obra, que tienen algo particular. La verdad es que estoy nombrando muchas y seguiría; tiene que ver con que soy de armarme un sueño con cada obra, una expectativa particular, trabajar determinadas cosas que uno quiere expresar o decir, que hacen que cuando las recuerdo, tengan algo fuerte por lo cual las hice, más allá de que me haya ido mejor con unas que con otras, porque la selección no tiene nada que ver con la eficacia”.

El acto de este jueves incluirá, al mismo tiempo, un homenaje que Bertol hará a uno de sus grandes maestros, el director y dramaturgo porteño Alberto Ure, acaso uno de los más iluminados de su generación, redescubierto en el último tiempo, sobre todo, por la publicación de sus textos agrupados en el imprescindible Sacate la careta, y de quien Bertol estrenó La familia argentina. “Quería hacerlo, quería que lo compartamos, porque hay un audio de Ure que es fundacional para Rosario Imagina; es un encuentro que tuve con él, de donde salió la primera obra del grupo. Pero este es un tiempo en el que lo tengo muy presente, sobre todo cuando se preguntaba por qué en Buenos Aires como en otros lugares hay todo un público para ver las obras de Shakespeare hechas a la inglesa; un público culto de clase media que se siente inglés. Alberto decía que hay determinados sectores de la sociedad argentina que se creen extranjeros. Eso me llevó a pensar siempre que la nuestra es una sociedad bastante pacata con respecto al tema de la cultura. Pero, frente a eso, siento que nuestro teatro tiene que decir algunas cosas; nuestro teatro, si deja de ser contestatario, está perdido”.

Lo íntimo y lo político

Mientras prepara un espectáculo íntimo y para pocos espectadores, El arbolito rojo, que se desarrollará por invitación y en su estudio y que tendrá un recorrido de ensayo y debate permanente, el próximo viernes 10, un nuevo espectáculo que lo tuvo a Bertol como mentor verá la luz en la sala La Morada. “La comedia peronista es una coproducción entre Rosario Imagina (idea y parte de la producción) y Argentina Arde, grupo que comanda Pablo Fossa (dramaturgia y dirección). Me interesó la idea de mezclar actores e ideas para concretar un trabajo, porque se terminó sumando mucha gente. Es una obra que habla de algunas de las vicisitudes actuales del peronismo, metaforizadas en el contexto de una familia con algunos problemas: hay romances, traiciones, abandonos e hipocresías; obviamente, todo en un tono de comedia, porque entiendo que a través de la risa se habilitan otras posibilidades de reflexión, además de poder evitarnos cierta solemnidad que nos agarra cuando pensamos o analizamos estos temas que tienen que ver con el peronismo”, completó el teatrista.

El director y docente analizó finalmente la necesidad imprescindible del teatro de volver a transitar discursos políticos concretos en un tiempo en el que la política y la militancia volvieron a estar en el ojo de la tormenta. “Soy peronista de la primera hora; creo que es necesario que politicemos y que el teatro vuelva a ser un espacio para reflexionar sobre las problemáticas actuales más allá de que a veces reflexionar sobre lo actual se vuelva muy complejo, casi imposible, porque es de un gran riesgo artístico. Pero las dificultades del tiempo social y político que estamos atravesando, lo ameritan, porque estos son tiempos que nos apabullan”.

Distinciones

Los reconocimientos como Grupo de Teatro Distinguido de Rosario y Director y Dramaturgo Distinguido surgieron a partir de una iniciativa de las concejalas Norma López (FPV) y María Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), y el decreto fue presentado, además, con el apoyo y las firmas de los concejales Carola Nin (Compromiso con Rosario), Osvaldo Miatello (Compromiso con Rosario), Eduardo Toniolli (Partido Justicialista), Lorena Giménez Belegni (Partido del Progreso Social) y Marina Magnani (Unidos y Organizados–FPV). De cara a un recorrido que se completa con Enter Dylan, obra estrenada el año pasado, hacia atrás en el tiempo, aparecen El hijo de Agar, Heroínas, Bajo un cielo de verano, Una idea para una pequeña obra, Rezo por mí, La familia argentina, Los días de Julián Bisbal, Hotel Capricornio, Los Invertidos, Artificio Casamiento, Lo mismo que el café (en sus dos ediciones), ¿Quién quiere patear el tacho?, Mateo, Exiliados, Cerca, La Sonata de los Fantasmas, Pasos, El Sueño y Edipo Rey.

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