El despido injustificado del docente Daniel Mangold, reconocido militante ambientalista, de la escuela de la Familia Agrícola Colonias Unidas de Totoras levantó una fuerte polvareda, no sólo en esa ciudad del departamento Iriondo.
En una entrevista realizada por el periodista Sergio Rinaldi en el programa «Una Tarde Perfecta» que se emite por LT8, Daniel intentó explicar lo inexplicable.
Acongojado por la situación, el docente señaló: “Soy defensor del sector de la agricultura familiar, que viene siendo sistemáticamente golpeado. Los compañeros técnicos vienen siendo desplazados al igual que las técnicas agroecológicas y esto viene siempre de un mismo sector que se puede arrogar la facultad de echar a los trabajadores”.
Con respecto a su trabajo específico, el ambientalista indicó: “Es una zona de monocultivo de soja. Es un lugar donde vengo trabajando desde hace tres años, dando clases y sosteniendo una mirada hacia la agricultura familiar, respetando el medio ambiente, con respeto a la familia rural. Ese punto de vista es el motivo por el cual fui desafectado».
Consultado cómo se produjo su despido, Daniel relató´: “Todo comenzó el miércoles. Tenía un proyecto extraáulico donde teníamos que salir a realizar prácticas y técnicas con rumiantes menores; esto forma parte del desarrollo curricular normal de la materia, que es Desarrollo Animal. Este proyecto ya había sido dado de baja el lunes. Pero yo me enteré el mismo miércoles. Tuve que llamar a la escuela para enterarme y no se me permitió seguir adelante. La dieron de baja unilateralmente. Tuve que regresar al aula con los chicos y darle explicaciones de porque haríamos las prácticas”.
Más adelante detalló la forma en que se enteró del despido. “Cuando volví a mi casa tenía por debajo de la puerta un anuncio para retirar una carta documento. A la tarde voy para el correo y en breves líneas la carta, sin ningún tipo motivo, me comunican que prescinden de mis servicios y que van acreditar los importes de la indemnización y nada más que eso», describió.
Un golpe del lobby sojero
Cuando se le preguntó si esto había sido un mazazo para su militancia en favor de la vida y para sus críticas por las fumigaciones con agrotóxicos, no dudó en responder.
“Claro que sí. Yo a nivel provincial junto con otros compañeros estábamos trabajando en apoyo a pequeños productores, campesinos e indígenas durante siete meses, y luego el programa se cortó precisamente por nuestra lucha organizada con los campesinos y técnicos que nos solidarizamos con estos sectores. Por nuestra lucha logramos que vuelva el programa, pero a mí y a otra compañera nos dieron de baja. Fue exactamente del mismo modo. No te necesitamos. No tenemos por qué darte explicaciones. El resto de los 23 técnicos que habían participado del programa continuó sus actividades. Sabemos que los que operan detrás de estas decisiones tienen un común denominador y es gente vinculada con los agronegocios y al lobby sojero”.
Con respecto a los próximos pasos a seguir, Mangold ya inició contactos con el gremio Sadop. «Ayer (por el jueves) al mediodía tuvimos una reunión con los compañeros del gremio y vamos a llevar adelante las acciones gremiales correspondientes. Tengo entendido que este caso es inédito, por la forma en que se da. Vamos a exigir mi reincorporación como docente y algunas otras acciones para evitar que la libertad de trabajo y de expresión puedan ser cortadas de esta manera”, remarcó el docente.
«No claudicamos en nuestras convicciones»
Al referirse al comportamiento de sus compañeros, el ambientalista comprendió a todos, tanto a los que lo apoyan como a los que son indiferentes. “En realidad las posiciones son muy variadas. Una pequeña cantidad de compañeros se han solidarizado explícitamente, otros entienden la gravedad del hecho, pero no pueden expresarlo porque están bajo un sistema de amedrentamiento, ya que todo aquél que se solidarice o exprese va a sufrir represalias. Todo funciona así en la localidad. De hecho estos sectores de poder que tienen empleados, incluso hasta un ama de casa, si se pronuncian a favor de la lucha de los vecinos son amenazados con ser echados. Es una extorsión tremenda, más por los momentos que estamos viviendo», describío.
Más adelante demostró compresión con varios de sus colegas. “Muchos compañeros docentes tienen un único sustento, entonces uno no puede pedirle nada, porque se puede ver afectada su fuente de trabajo y se agrava el mal”. Pero cuando tuvo que hablar de los directivos, su postura cambió diametralmente. “Hay otros docentes directivos que directamente son cómplices y simpatizantes de este sistema y operan cerrando filas dándole sustentabilidad”, sentenció.
Finalmente, y tras agradecer el apoyo y acompañamiento imprescindible «de los medios que permiten llevar las voces disidentes que pretenden acallar con violencia», Daniel remató: “Hay mucha gente que ignora lo que se cocina en las sombras y las inequidades que no salen a la luz y es momento de que un pueblo se levante, unido, organizado, y puedan ponerle coto a esta forma de gestionar las libertades que nada tienen que ver con la democracia: un Estado totalitario. Estas son nuestras responsabilidades como docentes y no claudicamos en nuestras convicciones”.