La cantante colombiana Shakira paralizó esta semana Times Square, el clásico paseo de la ciudad de Nueva York, donde convocó a miles de personas, en su mayoría jóvenes de diversos países, a un concierto gratuito para presentar su nuevo disco Las mujeres ya no lloran, que anunció poco antes del evento a través de sus redes sociales.
Shakira lanzó “Las mujeres ya no lloran”, un proceso alquímico de transformación del dolor
Una hora antes del concierto ya había mucho público reunido, tanto neoyorquinos como turistas, entre las calles 45 y 46 de la popular zona donde se preparó un escenario en el techo de un edificio, rodeado de pantallas, luces que proyectaban su imagen, y un balcón con una baranda que simulaba ser de cristal, en el contexto de una deslumbrante puesta en escena.
Mientras tanto, un reloj en una gigantesca foto de Shakira vestida con un corsé negro y ropa interior que simulaba ser de diamantes que parecían caer y amontonarse a sus pies, iba marcando la cuenta regresiva del inicio de su presentación.
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Faltando apenas segundos, se escuchó a coro “Shakira, Shakira” y al momento cero, el público comenzó a gritar. De inmediato, una imagen de una loba en la pantalla se convirtió en el rostro de la artista colombiana, que descendió al escenario en una plataforma vestida de negro con pantalón y un veraniego suéter, collar de cristales transparentes y su habitual cabello suelto.
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Su éxito “Las caderas no mienten” fue el primero del breve concierto que duró unos 30 minutos en el que la artista bailó y saltó en el escenario como siempre, reconectando con su fiel público que cantó junto a ella desde el inicio del espectáculo en el que estuvo acompañada por un grupo de bailarines.
Las mujeres ya no lloran es el primer álbum en siete años de la artista, que había dedicado más tiempo a su vida familiar con sus dos hijos y su ahora expareja, el exjugador español de fútbol, Gerard Piqué, tras una polémica y muy mediatizada separación y sus problemas con el fisco de España que la acusó de evasión pero que ya está en vías de solución, con una nueva etapa de su vida en la que, más allá de este relanzamiento de su carrera, decidió instalarse en Miami.