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Nueva jornada de «Jazz en El Círculo» con el baterista Luciano Ruggieri y su quinteto

El afiatado músico mostrará una nueva formación para repasar "Salmo" y "Beatitudes", sus dos últimos y exquisitos álbumes, y tocar algunos temas inéditos en el virtuoso ciclo del teatro local. A continuación Ruggieri hace referencia, entre otras cosas, a este grupo y a aspectos de su trayectoria

En la continuidad de un virtuoso ciclo denominado Jazz en El Círculo, surgido de una coproducción de la Asociación Cultural El Círculo y el sello especializado en jazz BlueArt Records, este miércoles 7 de agosto, a las 20, se presentará el baterista Luciano Ruggieri junto a una nueva formación integrada por Mariano Suárez en corneta; Camilo Salvatierra en saxo y clarinete; Renzo Baltuzzi en guitarra, y Fernando Silva en contrabajo. Las entradas cuestan 6000 pesos y está disponibles en la boletería del teatro.

Ruggieri es un baterista muy bien considerado en la escena del jazz nacional, con una trayectoria que lo llevó a perfeccionarse con Jeff Hamilton, integrante de la banda de Diana Krall, y con Adam Nussbaum, baterista del guitarrista John Scofield. Es también un activo participante de otras formaciones de destacado nivel en Rosario y Buenos Aires y lleva grabados más de treinta discos, entre los que se encuentran Salmo (2017, BlueArt Records) y Beatitudes (2020, BlueArt Records), dos registros verdaderamente exquisitos donde se privilegia la inspiración para que la comunicación musical se convierta en un vehículo emotivo.

El concierto se realizará con el formato “Fila Cero”, en el cual los espectadores estarán ubicados sobre el escenario de la sala. Previo a la presentación, Ruggieri hizo referencia a su nueva banda, a aspectos de su trayectoria y a la particularidad del contacto con el público en esta propuesta.

—Armaste un nuevo grupo, ¿por qué y cuáles son las diferencias en la sonoridad con el anterior, buscás afinidades o diferencias que converjan en una idea?

—Hace tiempo que quería formar una nueva unidad con estos músicos que admiro y aprecio mucho, y la invitación a participar en el Ciclo de Jazz en Teatro El Círculo fue el impulso que, finalmente, me motivó a concretarlo. A diferencia de los grupos con los cuales grabamos los discos anteriores –Salmo en 2017 y Beatitudes en 2020, ambos editados por BlueArt Records–, ahora hay una sola guitarra y tenemos dos instrumentos de viento, ya que buscaba una expresión tímbrica de un estilo más coral y orquestal, por así decirlo: la corneta, está a cargo de Mariano Suárez quien posee una sonoridad y musicalidad extraordinarias; y en el clarinete bajo, Camilo Salvatierra, que también toca saxo alto y que es un joven músico muy talentoso, creativo y dinámico. Además, están Renzo Baltuzzi en guitarra eléctrica, que tiene gran experiencia y aporta un empuje enorme al grupo; y Fernando Silva en contrabajo, a quien considero un verdadero músico natural, con cualidades excepcionales. Es realmente inspirador poder compartir y tocar con músicos del nivel de ellos.

 —¿En qué etapa de tu carrera como baterista dirías que te encontrás y a qué aspirás todavía?

—En este momento, siento que estoy entendiendo un poquito más acerca de cómo interpretar música junto a otros músicos para que los grupos que integro suenen más amalgamados e integrados. Esto, en el mejor de los casos, pienso que contribuye a que quienes se acerquen a escuchar, pasen un momento agradable, y luego del concierto puedan salir de la sala mejor de lo que entraron. Desde hace ya cierto tiempo, voy comprendiendo que la música es un don que Dios nos regala, y que el sentido de hacer y tocar música es glorificarlo a Él, intentar reflejar algo de Su inefable belleza, trabajando y poniendo al servicio lo que recibimos, y compartiéndolo con los demás.

—¿Cómo considerás la escena del jazz en Rosario, creés que tiene una identidad propia?

—Me parece que ha crecido bastante en los últimos años, con músicos que quieren aprender seriamente el estilo y público que se interesa por ir a escuchar. A lo largo de los años, he notado que en cada lugar hay como una cierta forma característica de tocar Jazz, debido a varios factores, y esto también sucede en nuestra ciudad. De todas formas, pienso que en Rosario tenemos mucho camino por recorrer, para poder hacerlo con más fundamento, con más lenguaje, con más swing.

 —¿Hay algún disco –o algunos– de los que grabaste en el que sentís que conseguiste tu mejor expresión?

—Aunque siempre estoy intentando mejorar, hay varios discos que me gustan, entre ellos: Fragmentos del mundo y Trío –En vivo en Thelonious, ambos de Ernesto Jodos; La esencia de las cosas, de Sebastián López; Simple, de Mariano Ruggieri; Figuras de un solo trazo, de Eduardo Elía; Allá lejos y hace tiempo, de Rubén “Chivo” González; Encuentros, de Pablo Juárez; Lento camino a casa, que grabamos en dúo con mi hermano, Mariano. Además, Salmo y Beatitudes, son otro buen ejemplo.

 —¿Cuáles serían las virtudes –si para vos las tiene– del formato “fila cero”?

—Considero que este formato tiene varios aspectos positivos: la cercanía entre músicos y audiencia, lo que genera un clima de ejecución y de escucha más íntimo, donde se pueden apreciar los detalles más finos, gracias a la excelente acústica de esta sala; no se necesita demasiada amplificación, por lo tanto, el sonido que se ofrece es limpio y natural; y brinda la posibilidad, tanto a los músicos como al público, de estar ubicados sobre el escenario de este prestigioso teatro, por donde, a lo largo de sus 120 años de existencia, han pasado innumerables artistas reconocidos mundialmente, lo cual predispone a una experiencia muy interesante.

 

 

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