Investigadores del Instituto de Patobiología del INTA avanzan en el desarrollo de un equipo, denominado sanitizador, que elimina los patógenos del calostro bovino mediante el proceso de ozonización sin dañar los anticuerpos contenidos en el alimento, y permite reutilizar la leche de descarte para alimentación de terneros.
La leche que no puede comercializarse, debido a que contiene calostro (líquido producido por las glándulas mamarias) o por provenir de animales que están bajo tratamiento, representa un volumen estimado de 16 millones de litros en el país y, en general, se destina a la alimentación de los terneros.
Para que sea de valor productivo, es fundamental aplicarle un tratamiento que permita eliminar los posibles patógenos que contenga, capaces de enfermar a los animales, y evitar así pérdidas económicas de importancia para los productores, informó hoy el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria).
La pasteurización es el procedimiento más utilizado para realizar la eliminación de microorganismos y, si bien resulta efectiva, tiene como desventajas el costo elevado y la disminución de nutrientes por acción de la temperatura.
En conocimiento de la problemática, investigadores del Instituto de Patobiología del INTA avanzan en el desarrollo de un equipo –denominado sanitizador–, que, mediante el proceso de ozonización, elimina los patógenos del calostro bovino sin dañar los anticuerpos contenidos en el alimento
La clave de la innovación se encuentra en el método de ozonización, un procedimiento de bajo costo que minimiza el impacto sobre la calidad nutricional de la leche, y cuya aplicación permite reutilizar la leche de descarte para la alimentación de los terneros en forma segura.
“El ozono es una molécula altamente inestable que, al descomponerse, produce radicales libres; al ozonizar la leche y el calostro, los radicales libres dañan las membranas y el ADN de los microorganismos y los inactiva”, explicó Winston Morris, investigador del Instituto de Patobiología del INTA, es quien lleva adelante el estudio junto con los especialistas Daniel Vilte, Sergio Garbaccio y Mariana Dunleavy.
Morris destacó que este tratamiento se utiliza frecuentemente en el proceso de potabilización del agua y que permite la conservación de los anticuerpos, en contraposición a los resultados obtenidos con los métodos térmicos como la pasteurización.
De acuerdo con Dunleavy, la herramienta está dirigida a productores de tambos pequeños y medianos (que constituyen más del 80 % del sector), debido a que es de sencilla adopción y bajo costo, aunque también puede ser utilizada por establecimientos de mayor escala.