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Nueva Zelanda polémica: una pequeña población busca ser «zona libre de gatos»

Científicos y ambientalistas culpan a los felinos de ser culpables de la extinción de miles de especies nativas de cada lugar, de insectos, reptiles y otros mamíferos

En coincidencia y a contramano con el Día Mundial del Gato, que se conmemora este miércoles, como cada 20 de febrero, el pasado domingo 17, estalló la polémica: se conoció que Omaui, una pequeña localidad de la costa sur de Nueva Zelanda sentó las bases para ser la primera región “libre de gatos”.

Bajo la iniciativa, propuesta por Environment Southland, la agencia ambiental oficial, los propietarios de gatos en la comunidad tendrán que castrar, poner microchip y registrar a sus mascotas ante las autoridades locales.

Pero si el gato muere o si alguien en la comunidad desea tener uno no estarán autorizados a tenerlo. “Tu gato puede vivir su vida natural en Omaui, haciendo feliz lo que hace. Pero cuando muera, no podrás reemplazarlo”, explicó Ali Meade, gerente de operaciones de bioseguridad.

Bajo el plan, cualquiera que no cumpla con la prohibición recibiría un aviso antes de que las autoridades le quiten a la mascota, pero sólo como un “último recurso absoluto”.

La iniciativa es parte del plan regional de manejo de plagas propuesto por el gobierno local, y desde la semana pasada está abierto un registro para consultas y objeciones

Suena extremo, pero en opinión de algunos la zona libre de gatos es “una medida que otras comunidades deberían considerar”.

Es que activistas por el medio ambiente consideran que los gatos son responsables de la muerte de miles de millones de aves y mamíferos cada año. Y que ese fenómeno es culpa humana.

“Los gatos son mascotas maravillosas, son espectaculares. Pero no se les debería permitir deambular afuera, es una solución bastante obvia”, explica Peter Marra, quien encabeza al Centro de Aves Migratorias del Instituto Smithsoniano.

“Jamás dejaríamos a los perros hacer eso. Es tiempo de que tratemos a los gatos como perros”, agrega.

Los gatos se consideran también “controladores biológicos” por eliminar plagas de ratones. Pero son hábiles cazadores y dan cuenta de muchos otros seres vivos.

 

Fuera bicho

 

En Omaui, las autoridades dicen que la medida se justifica porque hay filmaciones que muestran a gatos cazando aves, insectos y reptiles locales.

¿Qué tan grave es el problema de los gatos? El debate sobre la población de gatos y ecosistemas no es sólo de Omaui. Científicos conservacionistas han advertido desde hace tiempo del impacto de los gatos libres y salvajes en el ecosistema global: los han clasificado entre las 100 peores especies invasoras del mundo.

Según Marra, al menos 63 extinciones de especies a nivel global están vinculadas a las poblaciones crecientes de gatos, lo que se potencia en áreas con ecosistemas altamente sensibles, como precisamente el de Nueva Zelanda. “Suena extremo. Pero la situación está fuera de control”, sostiene Marra.

El científico cree que los amantes de los gatos de todo el mundo deberían adoptar una “mentalidad diferente” hacia estos animales.

En su opinión, los gatos deberían ser adoptados sólo cuando sea posible, y deberían ser castrados y mantenidos en un ambiente controlado, por ejemplo, con una correa. “Esta situación no es culpa de los gatos, es culpa de los humanos”, insiste Marra.

Las estimaciones precisas son difíciles de determinar, pero en los Estados Unidos hay alrededor de 86 millones de gatos domésticos, lo que equivale a uno de cada tres hogares.

Cantidades no cuantificables viven perdidas o de forma silvestre, lo que implica enormes pérdidas para el medioambiente.

Se estima que hasta 4.000 millones de aves y 22.000 millones de mamíferos son matados por gatos en Estados Unidos cada año.

 

Medio país

 

No es la primera vez que se pinta a los gatos como una amenaza en Nueva Zelanda, un país que cuenta con uno de estos animales en casi la mitad de sus hogares.

También son un tema candente en Australia, donde se les culpa por la muerte, cada noche, de miles de individuos de especies nativas.

El país-continente viene financiando iniciativas de sacrificio de la especie desde 2015, y cuenta con la cerca a prueba de gatos más grande del mundo. Incluso ha considerado la introducción de un toque de queda nacional para estos animales.

A nivel municipal varias poblaciones obligan a que los gatos permanezcan en el interior de las casas por la noche y desarrollan programas de esterilización obligatoria.

Sin embargo, las iniciativas contra los felinos siguen siendo controvertidas. El año pasado, grupos defensores de los derechos de los animales protestaron Queensland contra una iniciativa que ofrecía recompensas de 10 dólares por la piel de gatos callejeros.

Pero en Omaui, los residentes dijeron a los medios locales que estaban “conmocionados” y “engañados” por la prohibición propuesta y advirtieron que van a resistirla.

Nico Jarvis es una residente local que asegura que sus tres gatos ayudan a combatir los roedores en su casa y comparó el proyecto con un “Estado policial”.

Amantes de los gatos en páginas de Facebook reaccionaron con furia a las noticias y señalaron que los agroquímicos, los autos y las personas también dañan a las especies nativas.

De igual modo, los residentes locales tienen hasta fines de octubre de este año para registrar sus objeciones al plan de Environment Southland.

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