Por: José Calero/ NA
La nueva disparada del dólar blue y los financieros, a nuevos récords, fue adjudicada por el gobierno a las trabas del Congreso para aprobar la ley Bases, pero habría otras cuestiones de fondo que estarían impulsando las cotización de la divisa norteamericana.
El dólar blue llegó a $1.300 y los tipos de cambio financieros utilizados por las empresas para dolarizar carteras superaron ese nivel.
El ministro de Economía considera que se trata de una «reacción a las trabas políticas”.
Admitió así las dificultades que tiene el oficialismo en el Senado para votar la ley bases y el paquete tributario.
Pero según analistas existen otras razones detrás de la escalada.
En el mercado desconfían del ritmo de depreciación del peso del 2% mensual fijado por el equipo económico, porque consideran que de esa forma la cotización de la divisa se viene retrasando otra vez respecto de la inflación.
Por eso, los inversores temen que el gobierno se vea obligado a aplicar otra devaluación, a pesar de que Caputo dice que mayo fue “el mejor mes del año” y que los fundamentos de la economía están sólidos.
Por otra parte, sigue habiendo dudas sobre la estrategia del Banco Central de aplicar fuertes bajas de tasas de interés, que redujeron al mínimo las posibilidad de resguardar los ahorros.
Ante esa reducción de intereses, se despertó el apetito por dolarizarse, aseguran en el mercado.
A eso se sumó el retraso en el ingreso de divisas por parte de los productores agropecuarios, que también consideran que el dólar está barato y aguardan una corrección ante de envíar sus granos a la cadena agroindustrial.
La cuenta que hace el mercado es que mientras el dólar había subido un 10% en la primera parte del año, la inflación se disparó muy fuerte, a niveles del 65%.
El INDEC informará esta semana un índice de precios que oscilará el 4,5%, pero los operadores piden prestar atención a lo que ocurrió antes de que el costo de vida desacelerara.
El gobierno busca ver el lado positivo de esta aceleración del dólar y destaca que ante la baja de la inflación empieza a notarse cierta recomposición salarial que mejora gradualmente el poder adquisitivo.
Explican que los empleados con salarios más altos están teniendo más margen de maniobra para volcarse a comprar divisas.
En esa lógica, cada vez menos gente necesita vender dólares para afrontar los gastos del mes, un fenómeno que se notó mucho en la primera parte del año.
En el equipo económico consideran que una vez aprobados los proyectos claves en el Senado las presiones se irán descomprimiendo y la divisa caerá.
Lo mismo debería ocurrir, razonan, con el riesgo país, que llega a niveles de 1.600 puntos cuando hace dos semanas estaba en 1.200.