Los cristianos conservadores y los defensores de la ciencia en Estados Unidos libran una nueva batalla, esta vez en el sureño estado de Tennessee, en torno a un proyecto de ley que permitiría cuestionar en las escuelas públicas la teoría de la evolución de Darwin.
El texto fue aprobado por el Congreso de ese estado donde el ultraconservador Tea Party está fuertemente representado, y el gobernador republicano, Bill Haslam, tiene plazo hasta hoy para promulgarlo.
El proyecto de ley se inspira en los dictados del Discovery Institute de Seattle (estado de Washington), un grupo de reflexión de corte conservador cristiano que promueve la “Teoría del Diseño Inteligente”, una variante el creacionismo.
Según esa teoría, algunos mecanismos biológicos son demasiado complejos para explicarlos solamente por la teoría darwiniana de la evolución y no pueden resultar más que de una inteligencia superior.
El proyecto de ley establece que “los profesores deben ser autorizados a ayudar a sus estudiantes a entender, criticar y examinar de un modo objetivo las fortalezas y debilidades de las teorías científicas”, incluyendo el hecho de que las actividades humanas sean la principal causa del calentamiento global.
También dice que la legislación “no será interpretada para promover ninguna doctrina religiosa o no religiosa”.
Si la ley es homologada, Tennessee se sumará a otros nueve estados que tienen normas similares que promueven el creacionismo en forma más o menos explícita.
“No se habla mucho de creacionismo sino de Diseño Inteligente”, dijo a la agencia noticiosa AFP Hedy Weinberg, directiva del grupo de defensa de derechos civiles Unión Estadounidense de Libertades Civiles (Aclu, por su sigla en inglés), que se opone a la iniciativa.
“Es una forma muy sutil e inteligente… de cuestionar la teoría de la evolución y permite a los docentes infundir el Diseño Inteligente y el neocreacionismo”, añadió.
Grupos como la Asociación de profesores de ciencias de Tennessee y la filial local de Aclu están en la avanzada contra la ley. Sostienen que dará cobertura legal a la enseñanza de ideas seudocientíficas.
El Discovery Institute dijo que la ley “promueve una buena educación en ciencias protegiendo la libertad académica de los profesores para debatir total y objetivamente tópicos científicos controversiales, como la evolución”.
La ofensiva por esta ley marca una nueva batalla en la guerra entre los defensores de la laicidad en las escuelas públicas y los cristianos conservadores, para quienes los seres humanos son una creación divina y no descienden del mono, como sus detractores dicen que sostiene la teoría de la evolución de Darwin.
Asimismo, esta iniciativa, denominada por los críticos como la “Ley del Mono”, remite al mundialmente famoso “Juicio de Scopes” de 1925, por el cual el estado de Tennessee multó al profesor de ciencias John Scopes por violar la ley estatal al enseñar “que el hombre desciende de un orden inferior de animales”.
Recién en 1968 la Corte Suprema de Estados Unidos invocó la separación entre Iglesia y Estado y consideró inconstitucional la prohibición de enseñar la teoría de la evolución de Darwin.
Finalmente en 1987, la Corte Suprema consideró que la obligación de enseñar el creacionismo era contraria a la Constitución por ser equivalente a promover una creencia religiosa en la educación pública.
Según una encuesta del instituto independiente Pew Research Center, sólo un cuarto de la población estadounidense adhiere totalmente a la teoría de la evolución, que en realidad no afirma que el hombre desciende del mono sino que permite imaginar que ambas especies tienen ancestros comunes.