Ucrania acusó este miércoles a Rusia de bombardear una zona cercana a la central nuclear de Zaporiyia, controlada por las fuerzas del Kremlin desde marzo pasado, mientras siguen las repercusiones sobre los ataques ocurridos ayer en un aeródromo de la península ucraniana de Crimea, anexada por Moscú en 2014.
Al menos 14 civiles murieron y 11 resultaron heridos en la ofensiva en Dnipropetrovsk, una región en el centro-este ucraniano hasta ahora relativamente segura y hacia donde se está evacuando a las personas que viven en el Donbass, la región del este que concentra la mayor parte de los combates.
Rusia y Ucrania se culpan mutuamente sobre la responsabilidad de esos ataques en esa región próxima a la planta de Zaporiyia, donde desde hace meses se alerta sobre un posible accidente atómico que reaviva el recuerdo de Chernóbil.
Kiev comunicó hoy al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de la ONU, que se restableció una línea eléctrica para alimentar la central.
El director general del organismo, el argentino Rafael Grossi, calificó esta situación de «avance positivo», tras las advertencias realizadas por el operador ucraniano Energoatom sobre los peligros que existían por la disponibilidad limitada de energía en la central ante los bombardeos y la ocupación de las fuerzas enviadas por Moscú.
Rusia invadió Ucrania a fines de febrero pasado y ocupó la planta nuclear, que es la más grande de Europa, a principios de marzo, pero mantuvo en funciones a los técnicos que la operaban.
Kiev acusa a Moscú de usar la planta para guardar armas y de atacar desde allí, confiada en que no habrá respuesta.
Estos temas serán abordados mañana en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU que está previsto que comience a las 15 hora local (16 hora de Argentina).
El encuentro, del que participará Grossi de forma virtual, fue solicitado por Rusia, que tiene derecho de veto, al igual que los otros cuatro miembros permanentes (Estados Unidos, China, Francia y Reino Unido).
El G7, grupo de países más industrializados del mundo, acusó este miércoles al Kremlin de estar «poniendo en peligro» la región alrededor de Zaporiyia y exigió la devolución de la planta a Ucrania.
Rusia «debe retirar de inmediato sus tropas de dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de Ucrania y respetar el territorio y la soberanía de Ucrania», dijeron los ministros de Relaciones Exteriores del G7 en un comunicado emitido en Alemania.
«Exigimos que Rusia devuelva de inmediato» la planta de Zaporiyia, «así como de todas las instalaciones nucleares ucranianas para garantizar sus operaciones seguras», agregó la nota, informó la agencia de noticias AFP.
Estos bombardeos cercanos a la planta se produjeron un día después de una gran explosión en un aeródromo militar de la península de Crimea que, según la Fuerza Aérea ucraniana, provocó la destrucción de nueve aviones de combate.
Moscú insiste en que las detonaciones fueron causadas por municiones y no por fuego ucraniano, sin que Kiev desmintiera hasta ahora esa versión.
De haber sido un ataque de Ucrania, sería el primero de esa envergadura desde que Rusia se anexionó Crimea en 2014 y desde que viene usando la estratégica península del mar Negro como plataforma de ataques en el marco de la invasión del país vecino.
Autoridades de Crimea anunciaron hoy que el distrito de Saki, donde queda el aeródromo, fue puesto bajo estado de emergencia ante los daños que las explosiones causaron a decenas de edificios y a la red de suministro de gas.
Autoridades ucranianas no afirmaron de manera pública y concreta que las explosiones fueron el resultado de una acción militar, aunque lo insinuaron.
Horas después de los estallidos, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, prometió recuperar Crimea.
«Esta guerra rusa contra Ucrania y contra toda la Europa libre empezó con Crimea y debe terminar con Crimea, con su liberación», dijo anoche en su habitual discurso diario.
Los combates también continuaron este miércoles en la cuenca del Donbass, formada por las provincias de Donetsk y Lugansk, donde las tropas rusas avanzan gradualmente.
La ciudad de Soledar, en Donetsk, se encuentra bajo bombardeos constantes: las tropas rusas intentan hacerse allí con un punto de apoyo para avanzar hacia Bakhmut, una localidad más importante.
Esta guerra obstaculizó gravemente el suministro de cereales de Ucrania y provocó una crisis alimentaria internacional.
Pero algunos barcos pudieron salir de los puertos ucranianos en los últimos días, gracias a un acuerdo entre Moscú y Kiev negociado con mediación de Naciones Unidas y Turquía.
El primero de estos buques fue el Razoni, con bandera de Sierra Leona, que llegó hoy al puerto turco de Mersin, donde encontró un nuevo comprador para sus 26.000 toneladas de maíz tras caerse el contrato que tenía en el Líbano.
Por otro lado, las sanciones impuestas por las potencias occidentales a Rusia (la última, un embargo sobre la importación del carbón ruso que empezará a tener vigencia a la medianoche) hacen temer que Moscú acabe cortando el suministro de gas.
Por ello, los países de la Unión Europea (UE) comenzaron a implementar medidas para ahorrar energía, con restricciones de aire acondicionado e iluminación de edificios públicos y comercios en España o la atenuación del alumbrado público en Viena.