Matilde Bruera fue militante toda su vida. Ejerció como abogada y luego pasó a la Justicia Federal, donde ejerció como defensora oficial hasta hacerlo ante la Cámara de Casación Penal Federal. En ese cargo se jubiló. Hoy es candidata a diputada provincial por el espacio que lidera María Eugenia Bielsa. Sostiene que el país atraviesa una situación crítica en lo económico, político e institucional inédita. Habla del caso que desnuda una trama de espionaje ilegal y extorsiones, con el falso abogado Marcelo D’Alessio como referencia inicial, pero que involucra a los tres Poderes del Estado. Reconoce que, en su paso por el Poder Judicial, los servicios de inteligencia ocupaban ya un papel importante. Y oscuro: “Siempre operaron en el Poder Judicial. Yo concurse más de una vez para ingresar y siempre llegaban carpetas de los servicios de inteligencia sobre los postulantes. Me imagino que también existían sobre los jueces y fiscales. Yo vi mi carpeta”, recuerda.
«Me fui del Poder Judicial hace casi ya tres años. Pasé de un ejercicio profesional privado o público a ser candidata, pero he sido militante toda la vida. No es un mundo ajeno para mí. He sido militante cuando era estudiante, cuando era abogada, e incluso dentro de la Justicia. Fui del grupo que fundó Justicia Legítima y siempre milité en asociaciones de jueces, fiscales y defensores por una Justicia democrática. La propuesta de candidata es algo nuevo, nunca la había pensado. Llegó por parte de una persona que respeto, como María Eugenia Bielsa, en un momento de mi vida en que puedo aceptarla», habla Bruera sobre los tiempos recientes.
—Cómo ve al país.
—Veo en una situación crítica en lo económico, político e institucional que para mí es inédita. Nunca vivimos una crisis económica tan grande. A veces, parece que la población no tiene real registro de lo que está pasando y la crisis institucional es acorde a la crisis económica. Porque las mafias que se han evidenciado dentro del Poder Judicial, si bien siempre existieron, nunca lo fueron en esta dimensión.
—Un caso como el de D’Alessio
—Nunca hubo un grado de corrupción tan entramado, ni esta conversión del Poder Judicial en una banda de extorsionadores. Nunca lo he visto. He visto jueces que rechazaban un habeas corpus en la época de la dictadura, otros que favorecen a una parte, jueces o fiscales que uno sospecha que están comprados o presionados. Peor nunca he visto que los fiscales y los jueces conformen una trama mafiosa de extorsión.
—¿Y los servicios?
—Los servicios de inteligencia siempre operaron en el Poder Judicial. Yo concursé más de una vez para ingresar al Poder Judicial y siempre llegaban carpetas de los servicios de inteligencia sobre los postulantes. Me imagino que también existían sobre los jueces y fiscales.
—¿Quién las pedía?
—No sé, pero llegaban. Yo a la mía la vi. No me preocupaba, porque daba cuenta de una historia de militancia. Tendría que rescatarla ahora, sería un buen resumen. Cuando me la mostraron, dije que para mí no era ninguna novedad y que estaba todo presentado en mi curriculum. Los servicios siempre tuvieron relación con la Justicia y más en el fuero Federal de Comodoro Py.
—¿Por qué en Comodoro Py?
—Es un Poder Judicial muy vinculado a lo político. Porque es donde tramitan todos los delitos de los funcionarios públicos y los delitos de criminalidad compleja, o sea que es un Poder Judicial muy vinculado a lo político. Encima Comodoro Py está en Buenos Aires. Pero esta podredumbre actual no la vi nunca y que un fiscal se niegue a presentarse (por Carlos Stornelli) y que esté demorando la entrega de las pruebas es un comportamiento que nunca vi. Y es inédito también que el procurador (nacional, Eduardo Casal), quien ahora está ejerciendo interinamente, no lo suspenda.
Proponemos un proyecto de provincia contrario al modelo macrista, o neoliberal o de especulación financiera
—¿Cómo cree que puede colaborar o mejorar el país desde una banca en la Cámara de Diputados de Santa Fe?
— Hay que tener claro que uno aspira a un cargo provincial para conformar un gobierno provincial en este contexto. También pensamos desde Encuentro por Santa Fe que podemos proponer un proyecto de provincia que se conforme de acuerdo a un proyecto contrario al modelo macrista, o neoliberal o de especulación financiera. Santa Fe es una provincia con muchos recursos productivos. Es la tercera economía del país, tenemos un río con 18 puertos. Desde aquí se puede perfilar un modelo productivo y de empleo contrario al modelo financiero. No sólo para la provincia, sino para que se proyecte al ámbito nacional. Creo que todo el país está buscando salir de esta catástrofe económica y propiciar algún modelo productivo que genere empleo.
—¿Cómo ve a la Justicia provincial?
—Por mi experiencia profesional, los ámbitos en los que más puedo aportar son los de seguridad y justicia. Hemos visto que el problema de la inseguridad, junto con el económico, es uno de los más acuciantes para la población. El asesinato de una nena de 13 años es un ejemplo. Doblamos tres veces la media nacional en homicidios, y los homicidios ocurren en los barrios.
Creo que la seguridad en esta provincia está abandonada, que (el ministro del área) Maximiliano Pullaro es un émulo de (su par de Nación) Patricia Bullrich. Lo que él llama política de seguridad es pura amenaza, una cáscara donde no ofrece nada, ningún proyecto de seguridad. Es lo mismo que le escucho a los demás candidatos. Hablan de recursos técnicos, que son obvios. Es como decir que un hospital necesita gasas y alcohol.
Nadie dice es que hay que generar un proyecto de seguridad. Pensarlo desde la política. Porque no sólo la inseguridad tiene que ver con la crisis sino con el problema más grave que hoy es la Policía. Hay que reconocer que la Policía es un problema por su entramado con el crimen organizado. Todos sabemos que no habría narcotráfico, ni trata de personas, ni muchos otros delitos sin la complicidad policial y política. Ese problema hay que abordarlo seriamente. No se arregla con más cámaras de videovigilancia, más móviles policiales, que tienen que estar, pero que son sólo insumos.
El actual paradigma es el de la seguridad para el propio Estado, el que nace a principios del siglo XX con las luchas sociales, para perseguir a los militantes
—¿Cómo abordaría el problema de la Policía?
—Hay que abordar el problema de la corrupción policial y para eso hay que modernizar la fuerza. Significa pensar a la Policía desde otro paradigma que no sea el del orden público. Ése es el de la seguridad para el propio Estado, es el que nace a principios del siglo XX con la lucha de lo social, para perseguir a los militantes.
Esta Policía no está pensada para la seguridad ciudadana, para la seguridad de las personas que están sufriendo el ataque por parte del delito. Para esta seguridad hay que organizar otra Policía con otra normativa. Y hay que jerarquizarla y reestructurarla en relación a cómo se desarrolla la problemática de seguridad. Hay que tener una Policía de Investigación para los delitos complejos que dependa del Ministerio Público Fiscal, otra para investigar los delitos más simples y otra de prevención, capacitada para que sepa cuáles son sus límites y cuando tiene que intervenir.
Por otra parte, hay que armar una Policía de cercanía, que esté cuando la gente la necesita, que genere confianza y a la que pueda acceder cualquier ciudadano. Y la Policía tiene que rotar territorialmente, que no se asiente en el problema del delito territorial.
La justicia hay que pensarla como un servicio para la población y para la población vulnerable, porque el que no es vulnerable se puede arreglar solo
—¿Y la Justicia Provincial?
—La veo complicada en todos los fueros. En el Civil y en el Laboral es lenta y burocrática. Hay un tema esencial: no hay Consejo de la Magistratura. Los jueces son seleccionados por un triunvirato elegido a dedo. Eso no es democrático y no asegura la calidad de jueces ni en formación ni en independencia,
Los jueces que están asumiendo no son independientes. Hubo una crisis con un concurso en el fuero laboral, quienes tomaban el concursos no conocían la especialidad laboral por lo que mal podían seleccionar jueces. En general convocan para la selección a personas vinculadas al empresariado y no a los trabajadores. Y en el fuero penal pasa algo parecido. La Justicia es ineficiente, tiene una baja tasa de resolución de casos, es una fábrica de juicios abreviados. Se ha generado un nuevo sistema que era necesario, el modelo que se propone está bien pero la implementación es la que viene fracasando, es una fábrica de condenas sin juicios. Y además no hay modelo acusatorio porque tanto la Fiscalía como la Defensoría dependen del Poder Judicial y además tiene su grado de corrupción Vimos hace pocos días que el Ministerio Público de la Acusación intentó meter 195 personas sin concurso. Todo esto hay que revisarlo.
La justicia también hay pensarla como un servicio para la población y para la población vulnerable, porque el que no es vulnerable se puede arreglar solo: para eso hay que pensarla.